Dos nuevos sacerdotes para Valdivia
Este sábado 8 de mayo, a las 11:00 hrs. en la Iglesia Catedral, dos jóvenes oriundos de Valdivia, Carlos Martínez Velásquez y César Márquez Carrasco, recibirán la ordenación sacerdotal de manos de Monseñor Ignacio Ducasse Medina.
Luego de un año y dos meses de experiencia pastoral en parroquias la Merced (Carlos) y Catedral (César) los nuevos sacerdotes se incorporarán al clero diocesano, lo que constituye una gran alegría para la Diócesis.
Carlos Martínez: “...mi vocación está muy vinculada a la Palabra, especialmente a los Hechos de los Apóstoles”
Carlos Martínez Velásquez nació el 5 de abril de 1975 en Valdivia. Su camino hacia el sacerdocio se inicia en 1990 en el Colegio Salesiano, siendo adolescente y mientras se preparaba a la primera comunión, luego de dos intentos fallidos, como él mismo reconoce. “Yo estuve un año entero en catequesis en la parroquia, pero me aburría. Después, me preparé en el colegio y tampoco seguí, ¡lo encontraba fome y me corría!. Más tarde, retomé la formación a los 15 años y sentí la necesidad de leer la Palabra de Dios. Me cautivó y la leía siempre que podía, de allí que siento que mi vocación está muy vinculada a la Palabra, especialmente a los Hechos de los Apóstoles que recuerdo fue el primer texto que leí y luego haber pensado ‘creo que tengo vocación’... eso fue clave”. Reconoce que en los inicios su vocación no estuvo marcada por testimonios, sin embargo en el tiempo éstos han aparecido, entre otros, por medio de sus acompañantes el sacerdote Salesiano Mario Morello y, en el último tiempo, el padre Dirk, a quienes citó agradecido.
César Márquez: “Osorno me dio a luz en la vocación... Valdivia, me formó como persona y futuro pastor”.
César Márquez Carrasco nació el 16 de mayo de 1976 en La Unión, Valdivia. En su caso, el descubrimiento de su vocación está ligado a su experiencia en la Fundación Cristo Joven en Osorno. César reconoce que el paso trascendental hacia el sacerdocio fue acercarse al padre Pedro Kliegel, sacerdote diocesano de Osorno, para decirle que quería ingresar al seminario. “Me di no sé cuantas vueltas alrededor de una capilla hasta que tomé fuerza y me atreví. Creo que ese fue el momento clave, apoyado por el trabajo en el colegio, las misiones visitando a los hogares de niños y la Fundación Cristo Joven donde compartí con jóvenes que, al igual que yo, eran campesinos y querían seguir formándose. De allí, ingresé al seminario y estuve por dos años como seminarista de la diócesis de Osorno... Luego, al ingresar al Seminario en Valdivia, me adentré en la diócesis y en el quehacer pastoral, lo que poco a poco fue ganando un lugar especial en mi corazón. Era ‘mi diócesis’, por eso, lo pensé, conversé con mis encargados vocacionales, con los obispos respectivos, Alejandro Goic’ y Ricardo Ezzati, y presenté mi carta de traslado a Valdivia... De ambas estoy muy agradecido. Osorno fue la Iglesia Madre que me dio a luz en la vocación; Valdivia, la Iglesia que me formó como persona y futuro pastor”.
A juicio de Mons. Ignacio Ducasse, la ordenación de estos dos nuevos sacerdotes constituye una gran alegría y un gran signo de esperanza, más aun cuando este año la Diócesis celebra el 60º aniversario de su creación.
“El poder participar de la ordenación de estos jóvenes, que han hecho todo su proceso de formación en el Seminario San Fidel, en José de la Mariquina, después de lo cual llegan a dar este paso importante en respuesta al Señor, es un gran signo de esperanza porque la diócesis está en un plan pastoral muy intenso que requiere precisamente de todas las vocaciones, pero de un modo particular de las sacerdotales donde la diócesis históricamente ha tenido bastantes carencias”.
La última ordenación sacerdotal celebrada en Valdivia fue la del presbítero Carlos Enrique Boisson Bastidas, el 11 de abril de 2001 y actualmente la diócesis cuenta sólo con un seminarista y un precandidato al seminario.
Asimismo, citando al Papa Juan Pablo II, Mons. Ignacio destacó que toda vocación es un signo de madurez de la comunidad cristiana por lo que estas dos vocaciones que se gestan en la diócesis y se forman para ella, manifiestan la madurez de la diócesis en general, la que también se plasma en los planes pastorales, por ejemplo en este año de la solidaridad, transformándose en signos que ayudan a transparentar mejor esta madurez adquirida en 60 años”.
Valdivia, 07 de Mayo, 2004