El domingo 25 de noviembre, laicas y laicos convocados por la Vicaría para la Pastoral Social y de los Trabajadores, la Universidad Católica Silva Henríquez, la Congregación de los Sagrados Corazones y Caritas Chile, renovaron su compromiso por la defensa de los Derechos Humanos, recordando uno de los momentos más simbólicos que se vivieron en dictadura: el simposio internacional de los Derechos Humanos clausurado exactamente hace 40 años, el 25 de noviembre de 1978.
Fue el Memorial de Esteban Gumucio, ubicado en la parroquia San Pedro y San Pablo en La Granja, el escenario donde esta vez más de un centenar de hombres y mujeres de iglesia encendieron nuevamente el cirio, recordando algunos fragmentos de la Carta de Santiago, suscrita por quienes participaron del simposio en 1978.
Una reflexión liderada por mujeres laicas, ayudaron a la gente a conectarse con la presencia de quienes estaban ahí, pero también con la ausencia de tantos y tantas cuyo paradero hasta hoy se desconoce. Una muestra de arpilleras y una exposición fotográfica de la época, sirvieron para ambientar el momento.
Pero no son solo los derechos humanos conculcados en dictadura los invocados durante la tarde; también los derechos humanos vulnerados por los propios miembros de la iglesia con los abusos sexual, de poder y de conciencia que han sido develados los últimos años.
Durante el encuentro, se escuchó el evangelio de las bienaventuranzas, se partió, repartió y compartió el pan, siete mujeres ungieron con aceite a los presentes respondiendo al llamado de Francisco en su carta Al pueblo fiel que peregrina en Chile, donde dice; “no se dejen robar la unción del Espíritu”.
Un emocionado Enrique Palet, quien fuera secretario ejecutivo de la Vicaría de la Solidaridad en los tiempos más duros, agradeció profundamente que se conmemorara esta fecha relevando el rol de laicos y laicas que arriesgaron y ofrecieron su vida por la búsqueda de la verdad y la justicia.
El Director de Caritas Chile, Lorenzo Figueroa, señaló: “La memoria es importante para los pueblos porque es desde ésta que se construye el presente y el futuro y es este el valor de esta conmemoración. El legado de muchos hombres y mujeres de iglesia que se jugaron por la defensa y promoción de los derechos humanos y la protección de la vida. Ese es el compromiso que renovamos hoy desde nuestras instituciones, la promoción de los derechos de los niños y niñas, personas mayores, migrantes, pueblos originarios, mujeres, así como también el derecho a todos los bienes de la creación y a un ambiente sano para hacer una vida más feliz e íntegra en todos sus planos para toda la sociedad”.
La tarde terminó con la interpretación de un fragmento de la Cantata de los Derechos Humanos de Esteban Gumucio y Alejandro Guarello, que fue creada especialmente para el simposio y cuyo texto y melodías están grabadas en la historia de la iglesia.
Fuente: Comunicaciones Pastoral Social Caritas