Cuando Bernardita Amigo comenzó a participar en la capilla Betania, ésta funcionaba en un galpón de precarias condiciones. En 2001 asumió el cargo de coordinadora y se planteó el desafío de reunir fondos para cambiar el techo. Junto a su madre y a otros feligreses comenzaron a hacer pan amasado a diario para juntar fondos. A eso sumaron las cenas bailables, los bingos y las rifas, pero el terremoto de 2010 dejó el templo en muy malas condiciones y el objetivo se puso aún más difícil.
De manera casi providencial, en 2014 les informaron que la comunidad había sido beneficiada con fondos de la herencia de don Alejandro Silva Bascuñán, cuyo último deseo, fue destinar sus recursos a causas sociales y de acción católica. Así comenzaba a hacerse realidad el sueño de Bernardita de tener un nuevo lugar de oración para su comunidad.
Junto a decenas de fieles, el obispo auxiliar de Santiago, Monseñor Cristian Roncagliolo fue el encargado de consagrar la nueva capilla. Bendijo sus paredes, ungió los muros y el altar, que posteriormente fue revestido con manteles, flores, cirios y otros signos litúrgicos.
"Este lugar quiere ser más que una capilla, quiere ser un lugar de la misericordia que nos recuerde que Dios está con nosotros. Este templo quiere recordarnos que Dios es misericordia y por eso quienes participamos de la vida de esta comunidad estamos llamados a testimoniar esa caridad y misericordia, que transforma el corazón y renueva la vida. Un templo es un lugar de testimonio y de misión, porque se constituye del lugar físico que representa a la comunidad que quiere contarle a todo el lugar que Cristo ha venido a nuestro corazón y lo ha transformado" expresó el obispo en su homilía.
La nueva capilla, fue diseñada por el arquitecto Vladimir Pereda en un trabajo voluntario y gratuito, con colaboración de profesionales de la Dirección de Arquitectura y Construcción del Arzobispado de Santiago. En sus 165 metros cuadrados, se emplaza al nártex, el baptisterio, el velatorio, la nave, el presbiterio y la sacristía y tiene la capacidad de albergar a 80 fieles sentados.
Nueva capilla para la población Bajos de Mena
Los feligreses de la población recuerdan que comenzaron celebrando la Eucaristía en una sala de la sede vecinal. Luego de ello construyeron una sala de madera de seis metros cuadrados, y poco a poco ese espacio fue creciendo tras la colaboración de la comunidad, la gestión de los párrocos, y hoy gracias a la donación de fondos de la herencia de don Alejandro Silva.
Por ello, la dedicación de este nuevo templo significa para la comunidad ver frutos del trabajo y dedicación de muchas personas que por aquí pasaron. "Cuando nosotros supimos que nos iban a financiar una nueva capilla no podíamos creerlo. Ahora tenemos que empezar a trabajar muy duro para ayudar y apoyar a los vecinos de este lugar, porque queremos que sientan que este también es su espacio y es un lugar donde van a encontrar el acompañamiento y la compañía que necesitan, vamos a apoyarlos en sus problemas y sus sufrimiento, tanto nosotros los laicos, como de las hermanas misioneras y nuestros sacerdotes", dijo Julio Mondaca, quien participa de esta comunidad desde sus inicios.
Dada la realidad del lugar, esta nueva capilla fue diseñada como un "espacio de encuentro para el pueblo", explica el arquitecto Dino Bozzi, a cargo del proyecto. "Cuando comenzamos a trabajar, nos dimos cuenta de que en este sector casi no había espacios públicos para la comunidad y nos planteamos que este templo debía ser un lugar de encuentro, por ello, considera salas destinadas para las catequesis y reuniones, además de una plaza como proyecto futuro", agregó.
La dedicación del templo, fue presidida por el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, quien en su homilía expresó: "El significado más profundo de esta bendición, no es la bendición de las paredes, sino que la bendición de las personas que forman esta comunidad, que están llamadas a ser la Iglesia viva y, por consiguiente, este lugar llega a ser un símbolo muy visible, muy palpable de lo que está llamada a ser la comunidad".
Agregó que "inauguramos esta capilla en un tiempo de purificación, de reconocimiento de nuestros pecados, del pecado que está presente en la humanidad y en la misma vida de la comunidad. El que el templo material no esté todavía terminado, nos tiene que recordar constantemente que el templo vivo de la Iglesia, que somos todos los bautizados, necesitan caminar, convertirse cada vez más en el templo santo que Dios quiere que seamos. Por eso, construir una comunidad santa en este lugar es tarea de todos".
Refiriéndose a la palabra al Evangelio de san Marcos de este domingo, el pastor expresó, que la palabra de Dios "nos invita a ser constructores de un mundo nuevo, de paz y fraternidad". Haciendo alusión a los hechos que se viven en la Araucanía, el arzobispo expresó que Jesús "nos viene a decir a la luz de esta palabra, que el proyecto de Dios no es un proyecto de muerte, no es un proyecto de violencia, de enemigos, sino que es un proyecto de amor, fraternidad, solidaridad y paz que estamos llamados a construir entre todos".
La celebración continuó con el rito de consagración del templo y del altar, y culminó con un compartir fraterno entre la comunidad. Así, niños, jóvenes y adultos de la Población Bajos de Mena de Puente Alto, hoy cuentan con un nuevo espacio de encuentro, culto y oración.
Fuente: Comunicaciones Santiago
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