“Conocer a Jesús nos llama a asumir el discipulado, hacer nuestro su estilo de vida, sus opciones, sus prioridades”
Con la presencia de autoridades civiles y militares, así como también de dirigentes y representantes de organizaciones sociales, junto a feligreses provenientes de las cuatro vicarías que conforman la Arquidiócesis de La Serena, se vivió al mediodía del 16 de septiembre en el templo Catedral, la santa Misa
con motivo de agradecer a Dios por un nuevo aniversario patrio, celebración que fue presidida por el Arzobispo René Rebolledo Salinas, en compañía de sacerdotes y diáconos que sirven en diversas parroquias y comunidades.
En su homilía, conforme a las lecturas correspondientes al domingo, el Pastor sostuvo que: “año tras año, al acercarse el 18 de septiembre,
el pueblo santo de Dios junto a sus autoridades, celebra el Te Deum Laudamus, a Ti, oh Dios, te alabamos, maravillosa tradición republicana de nuestro país. Este año entonaremos el himno del Te Deum en la celebración de esta solemne Eucaristía en domingo, día del Señor“.
En la ocasión,
Mons. Rebolledo recordó a las víctimas del terremoto y tsunami que afectó a la región de Coquimbo hace exactos tres años. “Les invito a tener presente, con recogimiento, a quienes el Señor llamó a su presencia en aquella trágica circunstancia. Recordemos igualmente a quienes todo lo perdieron y debieron recomenzar con ahínco e innumerables sacrificios. Traigamos a la mente y al corazón a las miles de personas que dejaron la comodidad de sus familias, como también la alegría por las fiestas patrias haciéndose presentes para entregar alimentos, trabajar sin descanso, consolar con gestos y palabras, manifestar en el nombre del Señor sentimientos de cercanía entregando en sus propias personas la esperanza que nos viene de Dios”, destacó.
Una cultura solidaria para superar la pobreza y desigualdad
En su mensaje, el Arzobispo llamó a los presentes a que “entremos decididamente en nuestro país
a trabajar por una cultura de la solidaridad. Abrir el corazón a las necesidades de los demás, saber verdaderamente compadecerse de quienes lo están pasando mal y sufren necesidades básicas”.
Al respecto, expresó: “reclama esta coherencia
dar pasos firmes en la superación de una inaceptable desigualdad entre quienes tienen en demasía y aquellos que carecen aún de lo más elemental”, agregando que “No es menor el hecho que en nuestra región exista un gran número de personas y familias en condición de pobreza extrema. Esta dolorosa realidad es fruto de la falta de oportunidades laborales y la gran desigualdad en los ingresos. La pobreza no debemos considerarla como una mera estadística, sino más bien una situación social que nos urge a realizar un trabajo más profundo implicando políticas públicas efectivas, generando mayores y mejores empleos, al igual que un equitativo acceso a la salud y educación”.
Defensa a la vida y corresponsabilidad social
Además, el Pastor Arquidiocesano convocó a tener “una auténtica opción por la vida, como respuesta agradecida al don de la propia vida y la de nuestros seres queridos, familiares, amigos, vecinos. Hemos aprendido, desde el evangelio y la tradición de la Iglesia, que
la promoción, respeto y defensa por la vida, comprende desde su gestación y hasta la muerte natural. ¡Quién ama su propia vida, está llamado a amar y respetar la de los demás!”
En tanto, al momento de referirse a la construcción de la sociedad chilena, indicó que ésta se realiza “en
mutua corresponsabilidad.
Cada chilena y chileno tiene un don que aportar. La Patria, su pasado, muy especialmente su presente y futuro, exigen de todos nosotros aporte, respeto al manifestar nuestras diferencias, colaboración en el bien común, atención y empeño para asumir los desafíos, generosidad en la obra que nos involucra a todos”.
A su vez, añadió que “
la promoción y la defensa de los derechos humanos son y deben ser tarea de todos. Es también, y así ha quedado fehacientemente demostrado en nuestra reciente historia patria, misión de la Iglesia”.
Adultos mayores y hermanos migrantes
Por otra parte, fue enfático en señalar que “todo lo que pudiéramos hacer por los adultos mayores, será de hondo significado, reconociendo en ellos su gran aporte a la familia, la sociedad y a la Iglesia. (…) El Estado tiene la responsabilidad primera en
procurar leyes justas, en el sentido más amplio, a fin de que los adultos mayores puedan realizarse plenamente y atender a sus múltiples necesidades. Nos compete también a nosotros, como Iglesia, e igualmente a otras instituciones, colaborar en la medida de las posibilidades, al bienestar de los adultos mayores”.
Finalmente, Mons. Rebolledo se refirió a la situación migratoria en la zona, convocando a que “prosigamos acogiendo en nuestras comunidades a tantos hermanos que por diversos motivos han llegado a nuestras ciudades y pueblos con el objetivo de buscar una
nueva oportunidad que les dé tranquilidad a ellos y a sus familias. (…) Miremos a nuestro alrededor y constataremos que,
tanto la región de Coquimbo como el país, se han construido también con el aporte inapreciable de hombres y mujeres de diversas nacionalidades, provenientes desde los cuatro puntos cardinales”.
-
Texto completo de la Homilía
Fuente: Comunicaciones La Serena