“Familias: con vuestro testimonio del Evangelio podéis ayudar a Dios a realizar su sueño, podéis contribuir a acercar a todos los hijos de Dios, para que crezcan en la unidad y aprendan qué significa para el mundo entero vivir en paz como una gran familia”, fue el aliento del Papa Francisco a las más de 70 mil personas congregadas en el Estadio “Croke Park” de Dublín, durante el “Festival de las Familias”, la tarde de este 25 de agosto, en el marco de su 24° Viaje Apostólico a Irlanda, con ocasión del IX Encuentro Mundial de las Familias.
Iglesia, la familia de los hijos de Dios
En su discurso, el Santo Padre recordó la importancia de “celebrar”, porque esto nos hace más humanos y más cristianos, dijo el Papa, y también porque nos ayuda a compartir la alegría de saber que Jesús nos ama, nos acompaña en el camino de la vida y nos atrae cada día más a él. “Hoy en Dublín – señaló el Pontífice – nos reunimos para una celebración familiar de acción de gracias a Dios por lo que somos: una sola familia en Cristo, extendida por toda la tierra”.
En este sentido, el Papa Francisco subrayó que, la Iglesia es la familia de los hijos de Dios. “Una familia en la que nos alegramos con los que están alegres y lloramos con los que sufren o se sienten abatidos por la vida. Una familia – precisó el Pontífice – en la que cuidamos de cada uno, porque Dios nuestro Padre nos ha hecho a todos hijos suyos en el bautismo”.
La Familia, escuela de santidad
Recordando el tema de este IX Encuentro Mundial de las Familias, el Santo Padre señaló que, Dios quiere que cada familia sea un faro que irradie la alegría de su amor en el mundo. Esto significa que, después de haber encontrado el amor de Dios que salva, intentemos dijo el Papa, con palabras o sin ellas, manifestarlo a través de pequeños gestos de bondad en la rutina cotidiana y en los momentos más sencillos del día.
“Esto es santidad – puntualizó el Obispo de Roma, por ello, me gusta hablar de los santos «de la puerta de al lado», de todas esas personas comunes que reflejan la presencia de Dios en la vida y en la historia del mundo”. La vocación al amor y a la santidad, agregó el Pontífice, está silenciosamente presente en los corazones de todas aquellas familias que ofrecen amor, perdón y misericordia cuando ven que es necesario, y lo hacen en silencio, sin tocar la trompeta.
La Familia, lugar del perdón y la misericordia
Comentando los testimonios de las familias de los 5 continentes, sobre todo el testimonio de perdón de Felicité, Isaac y Ghislain, provenientes de Burkina Faso, el Papa Francisco señaló que, “el perdón es un regalo especial de Dios que cura nuestras heridas y nos acerca a los demás y a él. Gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre la que se construye una sólida vida familiar cristiana”.
“Perdonar – precisó el Obispo de Roma – significa dar algo de sí mismo. Jesús nos perdona siempre. Con la fuerza de su perdón, también nosotros podemos perdonar a los demás, si realmente lo queremos”. Es así que, los niños aprenden a perdonar cuando ven que sus padres se perdonan recíprocamente. Si entendemos esto, podemos apreciar la grandeza de la enseñanza de Jesús sobre la fidelidad en el matrimonio. En lugar de ser una fría obligación legal, es sobre todo una poderosa promesa de la fidelidad de Dios mismo a su palabra y a su gracia sin límites.
La Familia, red de solidaridad y fraternidad
Refiriéndose al segundo testimonio presentado en el Festival de las Familias, el Santo Padre dijo que, Nisha y Ted, nos han ayudado a comprender que las redes sociales no son necesariamente un problema para las familias, sino que pueden ayudar a construir una «red» de amistades, solidaridad y apoyo mutuo. “Las familias – explicó el Pontífice – pueden conectarse a través de Internet y beneficiarse de ello. Las redes sociales pueden ser beneficiosas si se usan con moderación y prudencia”.
Por ello, dijo el Papa Francisco, es importante, que estos medios no se conviertan en una amenaza para la verdadera red de relaciones de carne y hueso, aprisionándonos en una realidad virtual y aislándonos de las relaciones auténticas que nos estimulan a dar lo mejor de nosotros mismos en comunión con los demás.
La Familia, fuente de fortaleza y paz
La historia de Enass y Sarmaad, dijo el Sucesor de Pedro, nos enseña cómo el amor y la fe en la familia pueden ser fuentes de fortaleza y paz incluso en medio de la violencia y la destrucción causada por la guerra y la persecución. Su historia nos lleva a las trágicas situaciones que muchas familias sufren a diario, obligadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad y paz.
“En toda sociedad – señaló el Pontífice – las familias generan paz, porque enseñan el amor, la aceptación y el perdón, que son los mejores antídotos contra el odio, los prejuicios y la venganza que envenenan la vida de las personas y las comunidades”.
La Familia, lugar de unidad y apertura a la vida
Comentando el cuarto testimonio de Mary y Damián, el Vicario de Cristo dijo que, el amor de Cristo, que renueva todo, es lo que hace posible el matrimonio y un amor conyugal caracterizado por la fidelidad, la indisolubilidad, la unidad y la apertura a la vida. “Vosotros habéis experimentado la capacidad del amor de Dios que ha transformado completamente vuestra vida y que os bendice con la alegría de una hermosa familia. Nos habéis indicado que la clave de vuestra vida familiar es la sinceridad”.
Es importante afirmó el Papa, continuar yendo a esa fuente de la verdad y del amor que puede transformar nuestra vida: Jesús, que inauguró su ministerio público en una fiesta de bodas, en Caná. “Lo mismo sucede con el amor conyugal – precisó el Santo Padre – el vino nuevo comienza a fermentar durante el tiempo del noviazgo, necesario aunque transitorio, y madura a lo largo de la vida matrimonial en una entrega mutua, que hace a los esposos capaces de convertirse, aun siendo dos, en una sola carne”.
Las Familias, tesoros vivos de memoria
Finalmente, comentando el último testimonio presentado en el Festival de las Familias, el de una pareja de más de cincuenta años de casados, el Papa Francisco alentó a que, las familias están llamadas a continuar creciendo y avanzando en todos los sitios, aun en medio de dificultades y limitaciones, tal como lo han hecho las generaciones pasadas. “Nuestras familias son tesoros vivos de memoria – subrayó el Papa – con los hijos que a su vez se convierten en padres y luego en abuelos. De ellos recibimos la identidad, los valores y la fe”.
Por ello, el Santo Padre dijo que, una sociedad que no valora a los abuelos es una sociedad sin futuro; una Iglesia que no se preocupa por la alianza entre generaciones terminará careciendo de lo que realmente importa, el amor.
La Familia, esperanza de la Iglesia y del mundo
Antes de despedirse de las Familias congregadas en el Estadio “Croke Park” de Dublín y concluir la primera jornada de su Visita Apostólica a Irlanda, el Papa Francisco alentó a las Familias señalando que ellas son la esperanza de la Iglesia y del mundo. “Con vuestro testimonio del Evangelio podéis ayudar a Dios a realizar su sueño, podéis contribuir a acercar a todos los hijos de Dios, para que crezcan en la unidad y aprendan qué significa para el mundo entero vivir en paz como una gran familia”.
Fuente: Vatican News