El jueves 16 de agosto, monseñor Galo Fernández Villaseca, Administrador Apostólico de la Diócesis de Talca, se trasladó a Curicó, para celebrar la Misa de la Solidaridad, junto al padre Rodrigo Arriagada Mora, Vicario de Curicó Ciudad y el padre Marcelo Díaz, Vicario de Curicó Rural. Por su parte, en Talca se realizó el viernes 17 de agosto donde el Administrador Apostólico concelebró junto al padre Luis Alarcón Escárate, Vicario de Pastoral Social, el padre Carlos Serrano Ariztía, párroco de la parroquia Inmaculada Concepción y capellán del Hogar de Cristo y también el padre Sergio Cerecera Gajardo, párroco de la parroquia El Sagrario.
Las dos celebraciones se iniciaron a eso de las 11:30 horas, y contó con la participación de muchos feligreses, grupos sociales y pastorales que brindan sus servicios en las ciudades de Talca y Curicó, como lo son las Damas de Rojo, Cáritas, Fundación Madre Josefa, Damas de Verde, El Hogar de Cristo entre otros.
En sus homilías, monseñor Galo Fernández inició saludando a todos estos grupos tan valiosos en nuestra comunidad diocesana: “Que bueno y providencial el encuentro de jóvenes, estudiantes, adultos y otros tantos más adultos, que han hecho en esta vida un recorrido por el servicio, por la solidaridad”. Monseñor Fernández indicó además que se siente muy feliz de ver que en los corazones de tantas personas existe esa necesidad de ayudar, de brindar una mano amiga. Que como cristianos es un deber pero también una experiencia espiritual que nos conecta más con Dios.
“La solidaridad es una consecuencia de una vida cristiana auténtica, quien conoce a Jesús, quien escucha su palabra, necesariamente tiene que desbordarse para salir de sí mismo hacia el otro. Una fe que no se expresa en servicio al otro, está incompleta. Pero me permito decir algo más también, no solo es bueno que nos reunamos para recordar que tenemos el deber de la solidaridad que brota de la fe, sino también la experiencia de la solidaridad es también es una experiencia espiritual”.
Las ofrendas que se entregaron en estas celebraciones estuvieron totalmente enmarcadas en el Mes de la Solidaridad, con cajas de alimentos destinadas a los más necesitados, banderas de distintos países en apoyo a los migrantes, útiles escolares y un ramo de aromo que simboliza la prosperidad de la primavera que se encuentra a la vuelta de la esquina.
En Curicó la Misa de la Solidaridad culminó con un saludo fraternal a las afueras del templo parroquial entre todos los presentes y donde además los grupos pastorales pudieron tomarse fotos con el Administrador Apostólico. Mientras que en Talca, se pudo disfrutar de un café solidario.
Fuente: Comunicaciones Talca