A comprometernos con la protección de la familia, a asumir una actitud de vida solidaria y a respetar los principios éticos para el bien común de nuestra sociedad, fue el llamado que se hizo en el
Te Deum de Fiestas Patrias celebrado en la
Diócesis de Chillán este lunes 18 de septiembre.
La liturgia fue oficiada por el vicario general,
padre Raúl Manríquez Ibáñez, en representación del obispo de Chillán, Monseñor Carlos Pellegrin Barrera, quien se encuentra cumpliendo con una visita a la Santa Sede, participando en un Congreso de Nuevos Obispos, convocado por el Papa Benedicto XVI.
La celebración tuvo lugar a las 11 horas en el Templo Catedral de Chillán, con asistencia de diversas autoridades provinciales y comunales, encabezadas por el gobernador Ignacio Marín Correa y el alcalde Aldo Bernucci Díaz.
En la primera parte de su homilía, el padre Raúl Manríquez dio gracias por los ejemplos de silenciosa grandeza que Dios ha entregado al pueblo chileno, permitiéndole sobrellevar catástrofes naturales y aceptar sacrificios por el bien de la nación. También agradeció la fortaleza y activa participación de nuestras mujeres; el idealismo de los jóvenes; el valor de la familia en el proceso educativo y en la transmisión de la fe; por la faena diaria de nuestros campesinos; por la labor desinteresada de los voluntariados; por la historia de amor, de lucha y de dolor escrita en los rostros de los mayores; por la creatividad de nuestros artistas y poetas; por la inagotable esperanza de los trabajadores; por la espontaneidad de los niños que nos permiten seguir soñando y confiando en la vida. Asimismo, agradeció por la piedad de las multitudes creyentes y por la fe y el servicio de quienes consagrados al Evangelio llaman permanentemente al sentido y trascendencia de la existencia humana. Y finalmente, dio gracias por todos quienes realizan obras de justicia a favor de nuestro pueblo.
Luego se refirió al compromiso que a todos nos cabe en la construcción de nuestra patria y en la historia de la nación. “Confiar en Dios no significa abdicar de la propia responsabilidad en la construcción de la historia. Significa hacer la historia junto con Dios, interpretar en ella sus designios. La Divina Providencia no convierte al hombre en objeto pasivo: lo necesita y lo reclama como instrumento libre. Normalmente Dios habla, gobierna, sirve y santifica al hombre mediante las acciones del mismo hombre. Todos podemos ser ministros de la Divina Providencia y embajadores de Cristo.”
En este sentido, indicó, estamos llamados a descubrir los énfasis y las necesidades de los tiempos que vivimos. Y en la construcción de nuestra patria es fundamental asumir un compromiso con la defensa de la familia. “La mayor riqueza de la nación, su patrimonio ético, está en la familia. Quien sienta responsabilidad por la patria, tiene como tarea primordial defender este lugar primero de humanización de la persona y de la sociedad, esta primera escuela de virtudes sociales”, subrayó.
Por otra parte, el vicario general de la Diócesis de Chillán llamó a asumir un compromiso creciente con la solidaridad, entendiéndose ésta no como un sentimiento piadoso, sino como una actitud de vida inspirada en la convicción de tener todos, igual dignidad ante Dios y ante la historia. “Queremos un desarrollo humano, que abarque todas las personas y todas las dimensiones del ser humano. A esa solidaridad nos referimos, a ella invitamos con la mayor fuerza del corazón, para prolongar la acción liberadora de Jesús, que trae buenas noticias a los pobres, desata las ataduras de las esclavitudes e infunde fuerza nueva en los corazones quebrantados por la desesperanza. Así también, preservaremos la paz, que es fruto de la justicia”.
Para cumplir con esto, agregó que es necesario que nos preocupemos más de los desamparados, de quienes no tienen medios suficientes para subsistir. Enfatizó que no es posible que en el camino del progreso, muchos queden a la vera del camino, sino que es necesario que el Estado y las instituciones posibiliten que el desarrollo llegue a todos.
Con respecto a temas que han golpeado con fuerza en la agenda país, indicó que es ineludible reflexionar y aportar a transformaciones del sistema educacional, que ha provocado la movilización de los estudiantiles y frente al cual también se abre una oportunidad. “Este es, sin duda, un ámbito y un momento privilegiado para recrear en las generaciones jóvenes los anhelos de verdad, dignidad, justicia y libertad responsable que animen nuestra vida y nuestra historia”.
Uno de los aspectos relacionados con la educación y con la familia, que ha originado un intenso debate en la actualidad, es la educación en la afectividad. Este, señaló, es un tema hermoso que debe ser estudiado en forma positiva. “¡Como quisiéramos que la educación sobre la sexualidad humana se abordara siempre de manera integral y que fuera siempre asumida con libertad y responsabilidad!”, manifestó.
Al finalizar la homilía, el padre Raúl Manríquez expresó que estas reflexiones surgen inspiradas en las enseñanzas del Señor. “Lejos de nuestro ánimo está el imponer una manera de pensar o intervenir en la vida nacional con afanes proselitistas. Sabemos que el Evangelio de Cristo ha sido anunciado para la felicidad de todos y para ir alcanzando la plenitud humana”.
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Fuente: Comunicaciones Chillán