Fieles provenientes de México, Corea, Perú, Bolivia, Colombia, Filipinas, Brasil y, por supuesto, muchos chilenos, colmaron el domingo 3 de septiembre la Parroquia Italiana y Latinoamericana “nuestra Señora de Pompeya” en el Día del Migrante. Todos estaban convocados a la misa de mediodía, presidida por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, y concelebrada por el Padre Algacir Munhak, vicepresidente de Incami y el párroco, Padre Julio Rubin, entre otros sacerdotes.
Haciendo notar el toque de festividad dado por las flores, las banderas y los trajes típicos el Cardenal Errázuriz dio inicio a la celebración en la que las colonias pudieron leer las distintas lecturas en su propio idioma, entonar sus canciones y vestir los atuendos típicos de su país. Sin duda era un ambiente de fiesta y de plegaria por los que alguna vez dejaron su país para encontrar nuevos horizontes de vida.
Ciudadanos del cielo
“Es un motivo de alegría ver representantes de países hermanos. En muchos de ellos he estado, he compartido la hospitalidad que dan a los que están de paso. Es motivo de gozo que estemos juntos”, dijo el Cardenal al comenzar. Luego recordó que para los católicos, en el lugar donde se encuentren, su patria es el Cielo y su padre es el Padre Dios. Luego, en la homilía, señaló a los presentes que el pueblo de Israel, peregrino en el desierto, recibió de Moisés un mapa para el camino y esa orientación fue los diez mandamientos. “Por lo tanto en ese pueblo se iba a palpar que amaban a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas; que veneran a su padre y a su madre; que respetan las fiestas religiosas; que es un pueblo en donde lo primordial es la vida y, por lo tanto, no se mata; también que lo más importante es la familia, por lo tanto se respeta el matrimonio, no se desea a la mujer del prójimo”, dijo a los presentes, “ese es un pueblo que va a conquistar la admiración de todos los demás”.
En referencia al Evangelio indicó que la mayor estima que se le puede tener a una persona es por la bondad de su corazón. Añadió, “cuántas familias están felices porque han llegado nanas de otros países que son cariñosas, que son respetuosas, que son cordiales con los niños, que tienen un sentido extraordinario de familia”. También agradeció la honestidad y transparencia de corazón que ellas traen a Chile.
Al finalizar la homilía, Monseñor Errázuriz hizo un llamado a los compatriotas: “a todos los que son de este país les pedimos también ese corazón grande, ese corazón acogedor, ese corazón justo que es capaz de apreciar al que viene de lejos y el sentido de familia que tiene”, ya que recordó que muchos de los migrantes hacen el sacrificio de abandonar su país en beneficio de sus hijos, hermanos y padres.
“Un golpe a la familia”
Como un “golpe a la familia” describió Monseñor Errázuriz la medida gubernamental referida a la anticoncepción de emergencia que contempla la distribución universal de la llamada píldora del día después a niñas mayores de 14 años, incluso sin consentimiento de sus padres.
Al ser consultado por los periodistas, el Arzobispo de Santiago respondió: “Esperaba buenas noticias para Chile al comienzo del mes de la patria. Esperaba noticias de la agenda social, noticias de avance en la calidad de la educación, o por ejemplo, que aquellas personas que tienen una gran morosidad en pagar sus casas, tengan un alivio. Son tantas las noticias buenas que pueden llegar a una nación al comenzar su mes…Mi opinión es que, en el fondo, muchas de estas medidas son un golpe al matrimonio, un golpe a la natalidad, un golpe a la familia”.
Agregó: “Hay grandes errores en algunas de estas medidas. Quiero citar, por ejemplo, un tema, el de la esterilización. Por políticas de género se quiere acentuar que es un asunto íntimo y privado, sólo de una mujer. (Sin embargo,) si una persona se casó con la esperanza y el deseo de tener hijos y si la procreación es parte del contrato matrimonial, es absurdo que uno de los cónyuges, sin conversar si quiera con el otro, pueda suprimir para siempre el tener hijos”. Monseñor Errázuriz agregó que para una niña de 14 años es “una conmoción profunda” haber sido víctima de una violación y si a ello se le suma la utilización de la llamada píldora del día después sin el consentimiento de sus padres y “en un tiempo que no goza todavía de pleno discernimiento, por muchos conocimientos que tenga acerca de la sexualidad, yo no lo encuentro una buena noticia”, declaró.
Ante los numerosos periodistas convocados, el Cardenal puso también en el tapete el tema del descenso de la natalidad en nuestro país, “el día de mañana, si se sigue el mismo camino, no se podrá sostener el sistema de previsión social. Y llegar a un país que pueda tener la obsesión anticonceptiva me parece que no es una buena noticia”. Finalizó diciendo, “creo que había muchas otras buenas noticias que se podían dar al comienzo del mes de la patria y me da mucha pena que ésta sea la gran noticia”.
Fuente: DOP www.iglesiadesantiago.cl