Refiriéndose a la primera etapa realizada en Myanmar, primera visita de un pontífice a ese país y que fuera realizada poco después del restablecimiento de las relaciones con la Santa Sede, el Papa destacó la entereza del pueblo birmano que, a pesar de haber pasado por tantos sufrimientos, está encaminándose hacia la libertad y la paz:
“Mi visita a Myanmar ha sido la primera de un Papa a aquel país; una nación que a pesar de haber sufrido mucho, se encamina hacia una nueva realidad de paz y libertad. Allí la comunidad cristiana es un pequeño fermento del Reino de Dios, que ha sabido dar testimonio de la fe y que cuenta con una juventud llena de esperanza y de alegría. Al encontrarme con el Consejo Supremo de los monjes budistas, he querido manifestar mi deseo de que trabajemos unidos para ayudar a las personas a amar a Dios y al prójimo, rechazando todo tipo de violencia”.
De su visita a Bangladés, el Papa destacó en relación a los prófugos Rohingya, a quienes naciones unidas llamó la minoría étnica y religiosa más perseguida del mundo, el empeño del pueblo bengalí en la acogida, repitiendo, en otras palabras, lo que afirmara en la rueda de prensa de regreso: “Lo que hace Bangladés por ellos – dijo entonces - es una cosa muy grande, es un ejemplo de acogida. Un país pequeño, pobre, que ha recibido a 700 mil refugiados...”
Así se pronunció en nuestro idioma, durante la Audiencia General: “Después he realizado mi visita a Bangladesh, siguiendo las huellas del beato Pablo VI y de san Juan Pablo II”, dijo primeramente. “Ha sido un paso más en favor del respeto y del diálogo entre el islam y el cristianismo. Allí he querido expresar también mi solidaridad con Bangladesh en su compromiso por socorrer a los prófugos Rohingya”.
El pontífice destacó asimismo la juventud bengalí, musulmanes y de otras religiones, definiendo su presencia en el encuentro “signo de esperanza para Bangladés, para Asia y para el mundo entero”:
“Dos momentos de particular alegría han sido: la ordenación de 16 sacerdotes y el encuentro con los jóvenes, quienes con sus cantos y danzas manifestaron la alegría del Evangelio. Fue muy significativo que estuvieran también presentes jóvenes musulmanes y de otras religiones, siendo un signo éste de esperanza para Bangladesh, para Asia y para el mundo entero”.
“En este tiempo de Adviento –concluyó - los animo a fortalecer su vida cristiana con la oración, la escucha de la Palabra de Dios y las obras de caridad, y, siguiendo el ejemplo de la Inmaculada Virgen María, cuya solemnidad celebraremos pasado mañana, preparen su corazón para recibir al Señor que ya viene. Muchas gracias”.
Fuente: Radio Vaticana