La jornada, que se enmarcó en el Mes de la Solidaridad, fue organizada por la Vicaría de Pastoral Social, la Red Apostólica Ignaciana, el Centro de Ética y Reflexión Social Fernando Vives sj, de la Universidad Alberto Hurtado y la Fundación Licán.
Moderó la intervención de los panelistas, la periodista Carmen Gloria Donoso, para lo cual los expositores tuvieron un tiempo para referirse a su tema y posteriormente, tener un contacto con el público.
José Aylwin, del Observatorio Ciudadano, dijo que haciendo un diagnóstico, en los últimos veinte años, en la relación del pueblo mapuche, el Estado y la sociedad, “no hay grandes avances, incluso se podría señalar que hay retrocesos. Tal vez, lo más importante en el avance sea la visibilidad de la realidad que ha alcanzado el pueblo mapuche, su situación de discriminación, jurídica, política, social y cultural, y su visibilidad como actor político relevante y en lo jurídico es la ratificación del Convenio 169 de la OIT, en el año 2008 y el nuevo escenario que este crea, en el país, en la medida que reemplaza y crea un nuevo escenario en lo que tiene que ver con las relaciones, en ese marco, entre pueblos indígenas y Estado”.
Adolfo Millabur, alcalde de Tirúa, hizo un relato histórico del territorio que originalmente pertenecía al pueblo mapuche. “Según los investigadores, el territorio ancestral mapuche era desde El Elqui hacia el sur y no desde el Bío Bío como se señala y se enseña, que no es lo correcto”, precisó, indicando que con la llegada de los españoles, empieza la usurpación de tierras y enfatizó que es una “falacia que la confrontación haya durado 300 años; esa es la historia contada por el triunfador; hubo períodos de guerras y también de paz, porque lo que hay más de 30 tratados de paz con la corona de España”, recordó.
Millabur se refirió, además, que como pueblo han tenido que superar una serie de estigmas como “bárbaros, flojos, borrachos, terroristas, delincuentes, ladrón de madera. Nos están dejando de ser mapuche y nos están poniendo comuneros sutilmente. Nos van desvirtuando lo que somos, maliciosamente, que se pone en el imaginario colectivo chileno. Son los conceptos que se van instalando. Se nos cataloga como pueblo pobre, pero no, somos un pueblo empobrecido”.
Héctor Llaitul, vocero de la Coordinadora Arauco Malleco, señaló que “durante mucho tiempo se nos tuvo en el estigma, pero desde la resistencia mapuche podemos dar la cara y poder hablar a la sociedad. Pertenezco a la CAM una organización revolucionaria y anticapitalista. Valoro el hito de Lumaco. En 1997 hay un hecho que marcó un ante y un después en la lucha del pueblo mapuche. Hasta esa fecha, la lucha mapuche siempre estuvo sujeta a un tipo de reivindicación más bien de tipo simbólica y economicista y sin ninguna resultante en lo que es en materia de nuestros principales derechos, como son el derecho al territorio y a la autonomía”.
Agregó que “la violencia política se instala en el escenario de esta confrontación, de esta relación de subordinación que tiene nuestro pueblo con el Estado chileno. Desde ese momento, el pueblo mapuche deja de ser un pueblo prácticamente sometido y en vías de extinción a un pueblo que retoma la lucha y toma una marcha para la reconstrucción de sus derechos políticos territoriales, un pueblo que hoy tiene un avance sustantivo en lo que es su dignidad”.
Fuente: Comunicaciones Concepción