Fue esta realidad, la que una vez más por algunas horas, palpó el obispo Carlos Pellegrin, quien junto al equipo del área social del Obispado, y personal del voluntariado del Hogar de Cristo, recorrieron distintos rincones de Chillán, entre ellos, el centro de la ciudad, el ex Terminal de Buses de calle Constitución y la Plaza San Francisco, a fin de acompañar dando un mensaje de fe y esperanza a las personas que pernoctan allí, como parte de las diversas iniciativas que la Iglesia vivirá durante el Mes de la Solidaridad.
El obispo destacó que “lo más importante es sensibilizarnos para sentir que ellos son hermanos como cualquier miembro de la familia, y no debemos tenerles miedo. Hay personas que optan por vivir de esta manera, pudiendo tener otras opciones como las hospederías o los albergues y por tanto, requieren de la compañía de nosotros”, subrayó.
Siguiendo y promoviendo el ejemplo de San Alberto Hurtado, el obispo Pellegrin invitó a los miembros de la Iglesia y a toda la comunidad en general a “sensibilizar nuestros corazones, a darnos cuenta de que hay diversidad en los estilos de vida de las personas y Dios quiere que estemos cerca de todos, aún cuando nos cueste entender”.
La próxima actividad del Mes de la Solidaridad, cuyo lema diocesano este 2017 es
“Nada humano me es ajeno”, será para celebrar el Día Nacional de la Solidaridad el próximo viernes 18 de agosto, cuando a contar de las 12.00 hrs en el Hospital Herminda Martín, el obispo sostenga un encuentro con los enfermos; y a más tarde a las 17.00 horas, celebre la eucaristía que recuerda al santo patrono chileno en la Catedral, junto a las instituciones de voluntariado.
Fuente: Comunicaciones Chillán