La celebración, fue presidida por monseñor Héctor Vargas Bastidas, obispo diocesano quien señaló: “La Constitución Política establece que Carabineros de Chile, existe para dar eficacia al derecho, garantizar el orden y la seguridad pública interior en todo el territorio de la República, inspirada en principios y valores esenciales y permanentes de la persona humana. Una Institución profesional, motivada, efectiva, innovadora, con las más modernas tecnologías y equipamiento y a la vez preocupada por los suyos, integrada con la Comunidad y capaz de entregar un servicio de calidad que la legitima y la hace necesaria para la sociedad”.
Agregó que en un nuevo Aniversario, le resulta espontáneo a la Iglesia, invitar a alabar a Dios, a darle gracias, a pedir su bendición para esta Institución de la Patria. “A toda hora y en las situaciones de mayor conmoción y peligro, allí están nuestros Carabineros, que año tras año, va sumando nuevos mártires. En definitiva, tantas y tantas situaciones que agradecer y transformarlas en oración”.
Se refirió además, a la situación actual que opera en algunos ámbitos de la sociedad, “Sin perjuicio de lo anterior, debemos señalar otro ámbito del contexto país del momento en que nos encontramos y que complica seriamente la convivencia nacional. Nos referimos al tema de la corrupción, encubrimiento y codicia, que afecta una parte de nuestro mundo político, económico, empresarial e Instituciones de la República, que ha remecido nuestro orden público y democrático. No se requiere un ejercicio muy profundo, para descubrir que el tema de fondo, es ante todo ético y moral.
Desde hace un tiempo, en nuestra sociedad todos, de algún modo, nos hemos venido abriendo paulatinamente a una forma de pensar y de actuar, en donde la búsqueda insaciable de exitismo político, económico y de poder, en pequeña o en gran escala, se ha transformado en el fin que justifica todos los medios, incluida la tentación de lo ilícito”.
Agregó al respecto que “De este modo, la exasperación de los derechos individuales y el abandono de los deberes, nos han llevado a olvidarnos del bien común. Se ha privilegiado la ganancia y la competitividad descarnada por sobre la solidaridad, el egoísmo individualista por sobre el bien común, los atentados a la dignidad de la persona, al margen del respeto al don de la vida”.
Argumentó que es por ello, que esta celebración encuentra a Carabineros en una profunda revisión de sus protocolos y de profundización del desafío de la formación ética y moral de sus miembros. “Todo en vista a la superación de situaciones lamentables en que se han involucrado algunos de sus integrantes, afectando injustamente a la Institución misma. No nos cabe duda que después de este proceso, ella saldrá purificada, renovada y fortalecida. Es hora de volver nuestra mirada y nuestro corazón, a los principios y valores cristianos, que han inspirado el alma de Chile desde sus orígenes como nación y han hecho grande la Patria (…) Por eso, mis palabras desean recordar los principios de la doctrina de Carabineros y que en todo aniversario se está llamada a confirmar. Es mucho lo que la sociedad necesita de esta Institución y también mucho lo que espera de ellos. Lo que hagan o dejen de hacer impacta significativamente en la vida de nuestro pueblo”.
Manifestó que su Doctrina Institucional orienta tanto las políticas estratégicas de la Institución como las actuaciones concretas de cada Carabinero que, de suyo, como ya hemos visto, tienen una dimensión ética. “Ciertas profesiones, especialmente aquellas de servicio público como lo es Carabineros, obligan necesariamente a quienes las ejercen a observar un irreprochable comportamiento, tanto en el desempeño de sus respectivos cargos, como en sus actuaciones sociales y, por extensión, en su vida privada. A los Carabineros, una conducta libre de reproches, les habilita para cumplir adecuadamente y con un significativo grado de aceptación social, sus delicadas e importantes funciones. En resumen, legitima sus facultades legales (…) Lo anterior cobra aún mayor relevancia, cuando observamos como en algunos sectores de la sociedad chilena, en ciertas ocasiones, se asienta el relativismo moral; en palabras simples, cuando la definición de lo que es bueno o malo no depende de un valor absoluto, sino más bien de las circunstancias y de la conveniencia de cada individuo”, expresó monseñor Héctor Vargas.
Prosiguió sus palabras destacando que: “Aunque a una institución de Estado no le es posible expresarlo, hay que decir con toda claridad que un Carabinero debe luchar a diario con las consecuencias del pecado de los hombres. Porque como dice el Señor, es desde el mal que se aloja en el corazón de los seres humanos, desde donde salen la mentira, el engaño, la corrupción, la venganza, la violencia, la lujuria, la mentira, el egoísmo y toda clase de vicios y pasiones. Si no existe una recta conciencia, iluminada por la presencia de Dios, haciéndolo capaz de acciones virtuosas, será lo que el mal ha alojado en el interior del hombre, lo que le tentará a las peores acciones y a delinquir (…) En este contexto social, es evidente que su desempeño profesional, no sólo exige el dominio de conocimientos profesionales junto al desarrollo de destrezas y habilidades, sino que también requiere una recta conciencia”.
Destacó que esta tarea, que implica no pocos sacrificios, resulta difícil de comprender para quienes el éxito en la vida lo representa primordialmente el acceso a bienes materiales y no precisamente la realización personal y la contribución al desarrollo de la sociedad, que es donde radica el sentido más profundo y trascendental de su actividad profesional.” Por ello, todo Carabinero, al definir su proyecto de vida, no ha olvidado que el real privilegio que le da justamente la vida, es desarrollarse como persona, como buena persona y, claramente, su trabajo es una oportunidad inmejorable para ello. La responsabilidad ética y social de su misión institucional es el motor del desarrollo integral de cada Carabinero, pues es lo que les mueve a preocuparse no sólo de formarse, perfeccionarse y especializarse profesionalmente, sino que también a interesarse por su formación valórica.
Resaltó que “Vuestra Institución está llamada a ser una auténtica escuela de humanidad y de desarrollo personal. Es por ello que al formarse, no sólo se educan como expertos en la resolución técnica de los desafíos profesionales, sino también como individuos que aspiran a aquello que es bueno, justo, correcto. Esto no sucede de manera espontánea ni es producto de la improvisación, sino que requiere de inteligencia, voluntad y libertad, más disciplina y coraje”.
Destacó que el obrar éticamente –al contrario de lo que se cree- no es un asunto de sentimientos ni de pasiones, sino que es un acto propio de la inteligencia humana, capaz de distinguir, analizar y reflexionar para conseguir lo mejor en una situación dada, “Esta exigencia formativa brota desde su dignidad como personas y de su identidad como Carabineros, en virtud del trabajo que realizan, de vuestro rol en la sociedad nacional y del anhelo, tan arraigado en los miembros de esta Institución, por contribuir a lograr una sociedad más justa, en la cual reinen el orden, la tranquilidad, la seguridad y la calidad de vida”.
Fuente: Comunicaciones Temuco