“Desde aquí se realizó una cantidad enorme de servicio a la justicia social y a los Derechos Humanos. Aquí se ha vivido una historia muy grande. Nos parecía oportuno volver a ocupar este lugar reparándolo lo mejor posible”, reflexiona el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, sobre la otrora vicaría de la Solidaridad y hoy, remozada sede arzobispal. Es que a pocas cuadras del palacio de La Moneda -en plena Plaza de Armas- se encuentra en la actualidad la remodelada sede arzobispal. Rodeado por la Municipalidad de Santiago, oficinas gubernamentales y espacios turísticos, este nuevo domicilio ubicado al lado de la Catedral Metropolitana, ofrece mejores perspectivas para cumplir con la misión evangelizadora a los habitantes de esta gran metrópolis, sin olvidar la increíble labor que tuvo en tiempos de dictadura.
El camino
La restaurada sede data de 1870, pero no hay datos concretos de por qué el Arzobispado de Santiago tuvo que abandonar el edificio a mediados de la década de 1960. Según recuerda el diácono Enrique Palet, ex vocero de la Conferencia Episcopal, en los años 70 el segundo piso de este histórico recinto fue arrendado a otros organismos, ajenos a la Iglesia. La restauración de este lugar se hizo por partes. En 2014 se recuperaron la capilla y el salón de actos, y a fines de diciembre de 2015 comenzó la otra etapa del proyecto de rehabilitación, con la intervención del segundo y tercer piso, que limitan con la Parroquia El Sagrario.
El proyecto fue desarrollado directamente por la Dirección de Arquitectura del Arzobispado de Santiago. Además participaron los restauradores Hernán Ogaz en el proyecto de fachadas, más la puesta en valor de la sacristía y sala de audiencias, y María Eugenia Van de Maele se encargó de la propuesta de pisos y papeles murales.
El trabajo no fue menor. Mientras otras instituciones abandonan esta zona neurálgica, la Iglesia está apostando por el futuro del corazón de la ciudad manteniendo su línea original desde sus comienzos. Para eso se tuvo que intervenir prácticamente todo el edificio. Se reforzó estructuralmente zonas puntuales para nuevos requerimientos de programa y de instalaciones, “pero el grueso del trabajo consistió en limpiar el edificio de tabiques y en general materialidades de poca calidad, que se agregaron a través del tiempo a la estructura, y la recuperación de elementos como puertas, ventanas, revestimientos interiores”, detalla Patricia Silva, directora de Arquitectura del Arzobispado de Santiago.
En la memoria
“Anteriormente, hasta fines de los años 60, también aquí estaban las oficinas del Arzobispado de Santiago y algunas décadas antes, las dependencias donde vivía el Arzobispo de Santiago. Después, en los años 70, aquí estuvo la Vicaría de la Solidaridad, cumpliendo una notable tarea de defensa de los Derechos Humanos”, complementa monseñor Fernando Ramos, Obispo Auxiliar de Santiago, quien también añade que desde principios de los 90 estuvo prácticamente desocupada hasta hoy. Mirando a calle Compañía, en tanto, está la oficina del arzobispo. Está en el segundo piso y su llegada fue a fines del mes de noviembre de 2016, ocasión en que tuvo su primera audiencia. Por su parte, el salón de actos, el corredor central y el patio central, mantienen la misma arquitectura de la época en que funcionaba la Vicaría de la Solidaridad.
“Santiago y Chile están tomando mayor conciencia de los monumentos históricos patrimoniales, y la Iglesia, que es parte del pueblo de Chile, no podía quedarse al margen de esto. Por eso se está haciendo un gran sacrificio”, concluye el cardenal. Son 3.700 metros cuadrados de historia y recuerdos, que no pretenden olvidar lo que fue la labor de la Vicaría de la Solidaridad y que contemplan reservar un espacio en la memoria colectiva de tantos chilenos, como el de Javier Luis Egaña: “Este espacio nos acogió desde el año 1976 a 1992. Son tantas cosas que se vivieron aquí, cada uno de estos espacios es un recuerdo” recuerda el ex secretario ejecutivo de la Vicaria de la Solidaridad.
Costo de las obras
El financiamiento vino de distintas fuentes. Consejo para la Cultura, donaciones y un crédito bancario. La suma total alcanza los 3.300 millones. En la sede prestan servicio 120 trabajadores en las áreas de Cancillería, Vicaría General, Vicaría Pastoral, Administración de Bienes, Contabilidad, Informática, Jurídica, Servicios Generales y Arquitectura, entre otros.
Fuente: Comunicaciones Santiago
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