Por Víctor Villa C.
El cardenal Ricardo Ezzati, señaló en su homilía en la Solemnidad de la Natividad del Señor: “En la noche hemos celebrado con fe el nacimiento de Jesús en el portal de Belén. Hemos acogido la invitación que nos hicieron los ángeles y hemos llegado también nosotros humildes como los pastores”, agregando: “El misterio de la navidad es el misterio del amor de Dios que se revela a cada uno de nosotros. Un Dios que se hace Emmanuel, Dios con nosotros. Hoy la liturgia nos invita a penetrar en este misterio de amor de nuestra fe, mirando desde los ojos de la fe y de la revelación de Dios nuestro Padre, la identidad más verdadera de ese niño que ha nacido en la pobreza que ha sido rechazado por tantos, y acogido por la fe de María, de José y los pastores”.
Durante la prédica agregó que: “A través de su Hijo hecho hombre, cada uno de nosotros ha llegado a ser también hijo de Dios. A través de la encarnación de Jesús la esperanza vuelve al horizonte de cada hombre y mujer, para que podamos encontrar en Dios al padre bondadoso y misericordioso que camina con nosotros y nos ha dado participación en su vida divina”.
Además, el obispo animó a los presentes diciendo: “Ya no somos huérfanos, no somos extranjeros, no somos enemigos, sino que por la encarnación de Jesús hemos llegado a ser hijos amados de Dios. Hermanos llamados a vivir en la paz y la solidaridad, a vivir en la esperanza, haciéndonos presente a todos los hermanos que viven lejos o no han conocido todavía a Jesús, dándonos la capacidad de vivir como hermanos, dándonos la fuerza para construir su Reino en medio de las realidades de este mundo”.
En la parte central de su mensaje, el cardenal dijo: “Navidad es todos los días. El misterio de Dios que golpea nuestra vida para entrar en ella y salvarnos. Navidad es todos los días cuando -imitando a Jesús, en sus gestos de solidaridad por la humanidad caída- nosotros mismos nos hacemos solidarios con el hermano que sufre, la hermana que está sola, los hermanos que están privados de sus derechos fundamentales, los hermanos que están enfermos. Navidad es todos los días cuando abrimos el corazón al hermano y hermana que viene forastero a compartir nuestra vida. Navidad es todos los días cuando abrimos nuestro corazón al amor, la solidaridad, el perdón y a la acogida”.
“La palabra que se ha hecho carne es Jesús, que nos dice el evangelio, comenzó a enseñar y a sanar, es decir, proclamó la Gloria de Dios de una forma muy concreta: Interesándose por el último, por el caído. Desde que Jesús ha aparecido en medio de nosotros, Él es el príncipe de la Paz, en la ciudad, en Chile, en el mundo entero. Tantos países viven en la guerra, separados de otros, como enemigos y no hermanos. Sentimos la necesidad de ser auténticos testigos de Jesús y le queremos pedir en este día de Navidad que Él sea nuestra paz y enseñe al mundo la sabiduría que viene de su corazón, que construye la paz y la fraternidad”.
El arzobispo concluyó la Eucaristía con un mensaje por los afectados del terremoto del sur de Chile, ocurrido minutos antes del inicio de la misa: “La noticia nos trae una situación que ha acaecido en Chiloé, en el sur de nuestro país, un terremoto 7,7°. Queremos hacer momento de oración por la población afectada por este fuerte temblor, para que la solidaridad de todos despierte en nuestro corazón para ir al encuentro de todos los hermanos que sufren. Confiamos a nuestros hermanos, especialmente de Chiloé, la zona de Puerto Montt, Osorno, Valdivia a la misericordia y a la bondad de nuestro Padre Dios”, invitando a orar por todos los habitantes del sur junto a la Virgen del Carmen.
Fuente: Comunicaciones Santiago
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