El coordinador del Consejo de Cardenales, anuncia cambios de criterio en el nombramiento de obispos, en el servicio diplomático y comenta sobre temas de actualidad.
Sólo tres días después de ser elegido Papa, Francisco invitó al cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga a cenar a su casa. “Quiero hacer un Consejo de Cardenales con éste, éste y éste”, le dijo. ¿Te animás a coordinarlo? “Santidad, si usted me lo pide”, respondió el arzobispo de Tegucigalpa. Desde entonces (2013) el Vaticano vive un profundo proceso de reformas. Sonriente y de buen humor, el cardenal Rodríguez nos invita a pasar a una sencilla sala de reuniones de la Pontificia Universidad Católica de Chile, lugar donde ha estado exponiendo sobre la encíclica Laudato Sí. “El Consejo, llamado también C9, no existe solamente para reformar la Curia, sino que también para ayudarle al Papa en el gobierno de la Iglesia”, explica. “Es un trabajo precioso. Nos reunimos cinco veces al año, más o menos cada dos meses, y el Papa está todo el tiempo; mañana, tarde y noche”.
¿Cómo analiza hasta hoy el trabajo del C9?
-Intensísimo. Llevamos un trabajo de tres años y más de 150 sesiones. Nos hemos ido enfocando en cada dicasterio (departamentos u organismos especializados de la Curia Romana), para hacer las reformas pertinentes, después de una consulta muy grande.
¿Por qué el Papa Francisco quiso formar este consejo?
-El Santo Padre no tenía toda la información. Muchas veces las nunciaturas actuaban como filtros, con el criterio de la persona que pasa la información, y luego la Secretaría de Estado, que también actuaba como filtro. Era necesario que el Papa tuviera informes desde la base, y por eso sugirieron un consejo con un cardenal de cada continente. Fue la primera opción que tomó el Papa.
Además cambió su residencia a Santa Marta
-Su segunda opción fue esa. Simplemente me lo dijo: “Mira, fui al apartamento. Aquello es una cárcel y yo no puedo vivir en una cárcel, yo necesito a la gente. Voy a vivir en Santa Marta”. Hoy el Santo Padre recibe a quien quiere, cuando quiere y a la hora que quiere. Invita a personas a cenar con él y diariamente celebra la misa con cerca de 80 personas.
¿Cuál fue la primera reforma estructural?
-El Papa nos dijo: “Quiero que empecemos con la economía.”
¿Cuál era el diagnóstico?
-El Instituto para las Obras de Religión (IOR), el así llamado “Banco del Vaticano”, tenía muchas irregularidades. Muchas cuentas que no eran de personas ligadas al Vaticano que sirvieron para transacciones poco claras. Todos recordamos al llamado “Banquero de Dios” (Roberto) Calvi, a quien encontraron colgado de un puente de Londres, y a monseñor (Paul Casimir) Marcinkus, que lamentablemente no terminó muy bien. Eso era necesario sanearlo y, por consiguiente, fue lo que nos ocupó más tiempo. Cada dicasterio manejaba sus fondos sin tener que informar a nadie. ¿Cree usted que un Estado puede funcionar sin un presupuesto? Bueno, pues sólo hace tres o cuatro años el Vaticano tiene presupuesto. Se creó entonces la Secretaría de Economía de la Santa Sede (2014).
¿Qué resguardos tomó esta Secretaría?
-Estamos en orden con todas las normas de la Unión Europea y de las instituciones internacionales que vigilan el lavado de activos. Además de la Secretaría de Economía, confiada al cardenal (George) Pell, también hay un Consejo de Economía, encabezado por el cardenal (Reinhard) Marx. Esto ha caminado no sin dificultades, pero yo le puedo decir que ahora hay presupuesto e información de los fondos.
¿Se han “saneado” todas las cuentas?
-Se han descubierto algunas cosas que debieran sanearse, por ejemplo, en el IOR se cancelaron más de cuatro mil cuentas de personas que no tenían por qué tener sus fondos ahí. Muchas veces era para evadir impuestos de la República Italiana y otros para, a veces, traer fondos de dudosa procedencia. Todo eso ha cambiado.
¿Cuál fue la razón de la reforma canónica para nulidades matrimoniales?
-La declaración de nulidad de los matrimonios tenía un proceso sumamente complejo. Después del primer Sínodo, el Papa decidió simplificarlo enormemente y se eliminó la segunda instancia de los tribunales. Por ejemplo, en el tribunal de Honduras teníamos que enviar los casos a El Salvador para segunda instancia. Nosotros, a la vez, éramos segunda instancia de Nicaragua. La burocracia era tremenda. Ahora todo eso quedó eliminado y la segunda instancia es el obispo diocesano.
¿Por qué decidieron reformar Comunicaciones?
-Porque imagínese que existían un Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Servicio Fotográfico, Servicio Internet, Radio Vaticana, Centro Televisivo Vaticano, L’Osservatore Romano, Tipografía Vaticana, Oficina de Prensa de la Santa Sede y Librería Editora Vaticana, y cada una por su cuenta. Sólo la Radio Vaticana tenía 356 empleados y un déficit de $26 millones de euros anuales. Yo le cuento de algún empleado de Radio Vaticana que trabajaba una hora a la semana y tenía salario full time. Eso no puede ser. Es una falta de pobreza. Ha habido que hacer racionalización de los trabajos en todos los demás medios del Vaticano.
¿Ha habido despidos?
-Se ha reducido mucho personal, pero con un criterio lleno de humanismo, porque el Papa dijo: “Yo no quiero ser fuente de desempleo”. De tal manera que a quienes se acercan a la jubilación se les anima para que la anticipen. Los demás tendrán un entrenamiento especial para trabajar en otras áreas y capacitarse, lo cual está dando resultados.
¿Cómo avanza el proceso?
-Es una reforma excelente, que camina. En un período de tres años la estructura comunicacional va a estar completamente modificada. Ya hay un nuevo secretario que no es obispo. También hay un nuevo prefecto del Dicasterio de Comunicación. Expertos en el área.
¿Se incluirá una renovación tecnológica?
-Sí, Radio Vaticana, por ejemplo, era la única que quedaba transmitiendo en onda corta. Pero ahora usted puede oír radios de todo el mundo con un teléfono. Entonces, los gastos en energía y contaminación ambiental de ondas electro magnéticas van en camino de reforma. Lo mismo con la adquisición de nuevos equipos, todos completamente digitalizados.
RE-ESTRUCTURA DE GOBIERNO
La cuarta reforma que ha impulsado el Papa Francisco tiene que ver con la simplificación de las estructuras de gobierno. Cerca de 30 dicasterios y más de cuatro mil empleados del Estado Vaticano hacían necesario un reordenamiento. El cardenal Rodríguez se pregunta “¿Qué gobernante puede manejar un Consejo de ministros tan amplios como ese?”.
¿Cuál ha sido el criterio de esta reforma?
-Unificar. El primer estudio nos permitió unificar los pontificios consejos de Laicos y de la Familia y la Academia de la Vida. Salió entonces el Dicasterio de Laicos Familia y Vida, que ha comenzado el 1 de septiembre y que está bajo la presidencia de un obispo estadounidense, monseñor Kevin Farrell. Luego, hemos tenido un estudio larguísimo de cómo unificar los pontificios consejos de Justicia y Paz, Pastoral de los Migrantes y de la Salud. Se ha creado ya un nuevo Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano y ahí entran todos estos.
¿Cuáles vendrán a futuro?
-Falta mucho por hacer todavía. Ahora estamos estudiando todo el servicio diplomático de la Santa Sede. Son más de 180 nuncios en el mundo. Son pocos los países que tienen relaciones diplomáticas tan amplias como las que tiene el Vaticano. Pero de esto todavía no le puedo hablar porque está en estudio.
¿Hay alguna otra reforma a evaluar que nos pueda adelantar?
-El nombramiento de los obispos. Hay mucha tela que cortar por ahí. Estamos trabajando fuertemente en eso.
-¿Cómo ve el Papa el perfil de los actuales y futuros obispos?
Él mismo nos ha trazado una línea que a mí me encanta, la de ser pastores con olor a oveja, es decir, que los obispos venimos y debemos venir de en medio del pueblo, para que conozcamos los sufrimientos de nuestra gente, y no personas que están en una burocracia eclesiástica. Un segundo elemento -muy valioso en Vaticano II- es el aspecto de la comunidad. El obispo no tiene que creer que es el único conductor de la diócesis ni que es tampoco el supremo jerarca, sino que es uno más entre el pueblo, llamado a un servicio de autoridad, pero en colaboración y en comunión.
¿Está vigente el Concilio Vaticano II en la Iglesia de hoy?
-Vaticano II todavía no es conocido. Han pasado 50 años y, sin embargo, gran cantidad de personas no lo conoce. Todavía falta mucho para ponerlo en práctica.
¿Qué prácticas harían falta?
-Para mí es clave esa recomendación a los apóstoles cuando fundan las primeras comunidades: “No se olviden de los pobres”. Tristemente la sociedad en su conjunto considera a los pobres como estadísticas, como números, pero no como personas que sufren. El Papa Francisco nos ha venido a sacudir porque constantemente lo dice con sus palabras y más con sus ejemplos. Sus visitas pastorales van más hacia los países más pobres y pequeños. En ocasiones se habla de iglesias locales donde predominan contenidos de “moral sexual” y otros que privilegiarían una “moral social”
¿Qué opinión tiene?
-El Papa nos habla claramente de que somos pastores del pueblo de Dios y, por consiguiente, somos pastores de todo el pueblo. De quienes están integrados en la Iglesia y de quienes están alejados o tendidos al borde del camino por sufrimientos e incluso por injusticias sociales. De tal manera que sin priorizar ninguno de los temas, se busca llegar a la persona integralmente. Para entender esto hay que leer la bula “Misericordiae Vultus” (El Rostro de la Misericordia) y discernir por qué el Santo Padre quiso que este año jubilar fuera el Año de la Misericordia. Es precisamente por eso, para una atención integral. No podemos concentrarnos en un determinado tema, sea de moral sexual o de moral social, porque el ser humano no es compartimiento de estanco, el ser humano es totalidad y tenemos que servirlo en esa totalidad.
PREVENCIÓN DE ABUSOS
“Hay un Dicasterio nuevo, que es la Comisión para la Protección de las Personas. Lo preside el cardenal (Seán Patrick) O’Malley que es también miembro del C-9. En algún tiempo, cuando ocurría esto, se pensaba que había que ocultarlo de la mejor manera para que no hubiera escándalo. Hoy, el Papa nos ha dicho directamente que si los abusadores son ministros ordenados, ellos no deben estar en el ministerio. Hoy día las normas son tan rigurosas que yo creo que esto va a ayudar muchísimo a que esas personas no sigan en el ministerio. Mire, frente a cualquier abuso, pero sobre todo si son abusos de niños, estamos no solamente frente a un problema sexual, sino que a un problema mental. Un niño lo que infunde es ternura, lo que infunde es respeto, bondad y cariño. Es una aberración mental el abuso sexual de un niño”.
MIGRANTES
“El Papa nos invita a la integración, a respetar la multiculturalidad y a no marginar a los inmigrantes. Ellos no son descartables y siendo algunos de los más pobres, son los que merecen mayor atención. En el nuevo dicasterio el Papa se ha reservado el trabajo con los migrantes por algunos años. Quiere guiar directamente el trabajo. No podemos pensar que el tema de migración hoy día es un tema marginal. Hoy por hoy es uno de los problemas centrales”.
CORRUPCIÓN
“El año 1997 yo era presidente del Celam y escogimos Chile como el país menos corrupto de América Latina para hacer un encuentro con políticos sobre probidad. Qué triste que estemos ahora en esta situación en Chile, y qué lástima que esto sea el denominador común de América Latina. ¡Es que no hay por dónde pasar! Esto es un cáncer con una metástasis horrible. Tenemos que salir de esto, de lo contrario no puede haber un desarrollo humano sostenible”.
ÉTICA PÚBLICA
“Hablemos de los candidatos de Estados unidos. Allá el Instituto para las Rentas Internas es de lo más exigente. Si no paga sus impuestos, usted es un delincuente y va a la cárcel. ¿Cómo entonces es posible que un candidato se ufane de ser inteligente por no pagar impuestos? Ahí está el criterio. La ética se relativizó de tal manera que cualquier cosa vale si no se dan cuenta. Eso es corrupción. Debe volver la ética a la vida pública, a la vida social y a la economía”.
DESIGUALDAD
“No es malo que la persona tenga riquezas, pero debe ser compartida. Es uno de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. La persona que acumula y no comparte, ya lo decía San Juan Crisóstomo, le está robando a los pobres. Y estos son criterios que, claro, algunas personas que no tienen el Evangelio en el corazón le llaman comunismo. ¡Cuántos han acusado al Papa de comunista! Pero es el Evangelio. Como dijo san Juan Pablo II, hay que globalizar la solidaridad”.
IDEOLOGÍA DE GÉNERO
“Existe todo un lobby gay que es proselitista y altamente conquistador. Puede ser que un joven o un niño pueda tener una inclinación, pero el problema de hoy día, con la ideología de género, es precisamente eso, que esa inclinación algunos ya la toman como que si fuera una definición de lo que yo quiero ser, y eso es totalmente una manipulación ideológica. Nadie nace homosexual. Nace mujer o nace hombre. Es totalmente aberrante y es, además, una agresión”.
Fuente: Periódico Encuentro
www.periodicoencuentro.cl