Monseñor Contreras Villarroel se refirió al proyecto busca eliminar invocación a Dios en sesión del Parlamento
En una entrevista publicada el viernes 14 de octubre por el diario La Tercera, el Secretario General de la Conferencia Episcopal, y obispo de Melipilla, monseñor Cristián Contreras Villarroel, expresó su parecer en relación al proyecto de Ley impulsado por la Diputada del Partido Comunista, Camila Vallejo,, que busca eliminar la frase “En el nombre de Dios” de las palabras de apertura de sesión del Parlamento.
Entrevista completa monseñor Cristián Contreras Villarroel.
“Pensar que una invocación a Dios pueda significar una intervención de la Iglesia en algún poder del Estado pareciera subestimar a la institucionalidad chilena”. Así se plantea el obispo de Melipilla y secretario general de la Conferencia Episcopal, Cristián Contreras, ante la moción de la diputada PC Camila Vallejo, respecto de la frase con que se inician las sesiones de la Cámara.
La parlamentaria propone cambiar la fórmula “En el nombre de Dios, se inicia la sesión” por “En representación del pueblo de Chile, se abre la sesión”, argumentando, entro otras cosas, que la fórmula actual corresponde a un “anacronismo”.
Contreras sostiene que “poner en discusión este tema es artificioso y sumamente superficial. De hecho, una inmensa mayoría de nuestros compatriotas se declara, al mismo tiempo, chileno y cristiano. Aunque haya separación con el Estado, la Iglesia, con entusiasmo, desde el Evangelio y la doctrina social, invita a los católicos a respetar la institucionalidad, a cumplir sus deberes cívicos, a valorar la función pública, a promover el bien común, el respeto a la vida desde su concepción hasta su muerte natural. Que la tradición republicana del Poder Legislativo haga suya, en su reglamento, una expresión de fe que es mayoritaria en Chile es razonable y ciertamente muy democrático”.
Como secretario general del Episcopado, ¿no considera anacrónico invocar a Dios al inicio de una sesión política, en este caso de la Cámara de Diputados?
Prefiero aproximarme desde mi experiencia como obispo de Melipilla, donde la chilenidad y la religiosidad cristiana se funden en tradiciones seculares. Invocar a Dios no es anacrónico, porque es el eterno contemporáneo de la humanidad. Quienes han querido exonerar a Dios de la historia han sido desmentidos por la misma historia. Por citar un ejemplo, hace poco más de 25 años eso quedó en evidencia con el desmoronamiento de los regímenes comunistas en Europa oriental.
Usted ancla su argumento en el origen de esta invocación...
Es claro que el origen es el reconocimiento a la fe de una mayoría cristiana en Chile. Por lo mismo, es válido preguntarse si eliminar el nombre santo de Dios de un texto oficial, o una imagen religiosa de un recinto, es garantía del sano pluralismo o bien puede ser signo de una intolerancia o incluso una discriminación. ¿Por qué en una sociedad que tiende a ser inclusiva se apuesta por excluir la expresión religiosa de la gran mayoría del pueblo chileno? Una cosa es un Estado laico y otra es la ideología laicista totalitaria.
Pero hay voces en contrario. Tras el reciente tedeum del 18 de septiembre, también hubo críticas de algunos sectores políticos respecto de que la Iglesia Católica no debería organizar el principal acto con el que se conmemora la independencia. ¿Se ha discutido esto en la Conferencia Episcopal?
Siempre reflexionamos acerca de la realidad nacional. Personalmente, constato que hay arremetidas ideológicas o la pretensión de imponer nuevos colonialismos ideológicos que desconocen las tradiciones republicanas de Chile. No es de extrañar, porque provienen de cosmovisiones totalitarias. Por otra parte, son muchos los representantes políticos que a lo largo del país, creyentes y no creyentes, participan muy respetuosamente en ceremonias religiosas que pertenecen a nuestra tradición republicana, como es la participación o petición de un tedeum para las Fiestas Patrias, comunales o regionales. Valoramos en su gesto un reconocimiento a la fe de la gente. Y apoyamos a los legisladores y líderes públicos en asuntos que se suponen prioritarios para la sociedad.
¿Como cuáles?
Hemos conocido en cifras realidades dolorosas de la pobreza en la encuesta Casen o de la situación de menores fallecidos que ha entregado el Sename, o de la precaria situación de los adultos mayores. Sí, “en nombre de Dios”, es posible dedicarse más a favor de los pobres y vulnerables de Chile. Es lo que se espera de nuestros legisladores, también como respeto a la religiosidad de la inmensa mayoría del pueblo. Recuerdo que “en nombre de Dios y de Jesucristo”, el cardenal Silva Henríquez creó la Vicaría de la Solidaridad.
¿Usted asume la petición de la diputada como un elemento que genera daño a la Iglesia?
Católicos y cristianos muy sencillos lo han sentido una ofensa a su fe. Y eso es muy fuerte y es un deber representarlo con claridad.
Fuente: La Tercera