La actividad, se inició a las 11.30 horas desde el Regimiento Tucapel, donde más de 400 personas se dirigieron hasta la Catedral, para concluir con la Misa a la chilena, la que presidió monseñor Héctor Vargas Bastidas, obispo de la Diócesis San José de Temuco.
Monseñor Héctor Vargas señaló en su homilía: “Chile celebra hoy la fiesta solemne de su Madre y Reina, la Santísima Virgen del Carmen, Patrona y Generala de las Fuerzas Armadas y de Orden. Debemos agradecer a los legisladores y Poder Ejecutivo, que en ley promulgada el 27 de Diciembre de 2006, decretaron feriado nacional, el 16 de Julio de cada año, como un reconocimiento al arraigo popular de esta devoción mariana, que congrega miles de fieles que peregrinan al Santuario de La Tirana en Iquique, pero también a Maipú y celebran a su Madre celestial en las catedrales, parroquias, santuarios y capillas en todas las diócesis de Chile”.
Agregó:” La devoción a la Virgen del Carmen, traída a Chile por los religiosos agustinos, venidos de España en 1595, ha acompañado la historia patria, en sus gozos y, sobre todo, en calamidades naturales y tensiones sociales. Con motivo del Bicentenario de Chile (2010), el Papa emérito Benedicto XVI donó a nuestra Patria una hermosa imagen de la Virgen del Carmen con el Niño, tallada por artesanos de Ecuador. Tiene detrás la cruz de Chile, con los colores del emblema patrio y a sus pies está el Evangelio de Chile escrito por 9000 personas, en homenaje a la Palabra de Cristo cuyas enseñanzas han cimentado los grandes valores que forjaron nuestra vida republicana. Quisiéramos que estos valores como el respeto a la dignidad de toda vida humana -aún débil y vulnerable-, la importancia de la familia, fundada sobre el matrimonio de un hombre y una mujer y el amor al prójimo necesitado, sigan siendo el cimiento de nuestra sociedad”.
Ahondó además, respecto a situación actual del país: “Hemos estado viviendo últimamente en el país una crisis de confianza y credibilidad en las instituciones y sus representantes -a causa de malas prácticas o de incoherencia ética- y la convivencia ciudadana se ha deteriorado: se sospecha de toda autoridad, se hacen valer los derechos sin sus correspondientes deberes, falta la paciencia, hay agresividad por las desigualdades sociales y se mira más fácilmente la astilla en el ojo ajeno que la viga en el propio, según palabras de Jesús. Por otra parte, las reformas estructurales que están en proceso han creado incertidumbre y sus posibles frutos al parecer, tardarán en hacerse patentes, a lo que se suma una desaceleración económica que cuestiona la estabilidad y el crecimiento que el país llevaba. Por otra parte, los resultados de la encuesta CASEN, nos habla que aún tenemos como Región graves desafíos respecto de la pobreza. El actual entrampamiento de la Ley de elección democrática de Intendentes, hace ver que tenemos aún un largo recorrido para que las Regiones puedan tener muchas más facultades para gestionar su destino y desarrollo, y enfrentar en modo más eficiente las necesidades reales de su población. Frente a eso se requiere un espíritu magnánimo, de buscar acuerdos en vista del bien común, por encima de los intereses de grupo o partidos, poniendo en práctica las virtudes de la templanza para moderar el apego a los bienes de este mundo y al poder; de la justicia para respetar los derechos del prójimo y darle lo que le corresponde, y de la solidaridad para ponernos en lugar del otro y ayudar efectivamente al desarrollo integral de todo hombre y de todos los hombres. La primera escuela para aprender y practicar las virtudes humanas, sociales, religiosas y morales es la familia, íntima comunidad de vida y amor fundada sobre el matrimonio de un hombre y una mujer con el fin de ayudarse en la vida común, procrear y educar a los hijos. Una educación de calidad es aquella que ayuda al hogar a formar honestos ciudadanos y buenos servidores”.
Finalmente, en sus palabras manifestó: “El testamento de Cristo en la cruz es su Madre, dejada como madre de la Iglesia y de la humanidad. Al celebrar hoy a la Virgen del Carmen, Madre de Chile y de la Iglesia, le rogamos por nuestra Patria, para que podamos construir una tierra de hermanos, donde nos respetemos y podamos edificar una mejor convivencia familiar y social sobre los valores, virtudes e ideales heredados por los Padres de la Patria, por los hombres y mujeres que la han construido a lo largo de su historia, por todos aquellos que en ella nos transmitieron el don magnífico de la Fe. Fe que nos anima a comprometernos cada día más con el presente y futuro de este Chile querido que amamos. Que esta celebración de la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, nos lleven a un encuentro más pleno con su Hijo Jesucristo”.
Fuente: Comunicaciones Temuco