En el Día de Oración por Chile, parroquia San Damián de Molokai pidió por el país
En medio de globos y aún con los adornos patrios, el
cardenal aprovechó de recordarle a los fieles la importancia de rezar por el país:
"Hoy día tenemos la ocasión para pedir por Chile, para pedir por nuestra nación, para que lo que en verdad nos rija sea el criterio de la solidaridad, el criterio de poder compartir, para que de verdad Chile se convierta, como muchas veces lo hemos pedido, en una mesa donde haya lugar para todos, donde todos puedan encontrar la dignidad de ser personas, la posibilidad de desarrollarse a nivel personal, familiar, donde todos podamos gozar de esos bienes que Dios le ha dado al mundo con una hipoteca social, para que puedan servir para el bien de todos sus hijos y de todas sus hijas".
Pero también entregó un mensaje a partir de la lectura de Lucas sobre el pobre Lázaro y el hombre rico, que mueren y el primero va al cielo y rico al infierno. En esa situación este último pide a Abraham que envíe a Lázaro a prevenir a sus hermanos para que cambien de vida y no vayan también al infierno. Pero Abraham le replica que escuchen a los profetas para convertirse.
Frente a esto, el
arzobispo les dijo a los feligreses:
"La experiencia humana nos dice que ser misericordiosos, descubrir que somos hermanos, no viene de momentos extraordinarios, sino que viene por una cultura, donde Dios nos hace ver que somos hermanos y acogemos y cultivamos en nuestro corazón esa cultura, esa manera de vivir que nos hace sentirnos y comportarnos como hermanos. Lo que estamos llamados a compartir no es una cosa grande, sino lo que tenemos: nuestra vida".
Y continuó:
"Queridos hermanos, qué necesidad tenemos nosotros, y el mundo entero, de acercarse con fe a la palabra de Dios y convertir el propio corazón. "Cuando nosotros compartimos algunos momentos de nuestra vida con gratuidad, a veces también con sacrificio, para vivirlo junto con aquel que vive solo, y compartimos nuestras vidas, vamos haciendo realidad lo que la parábola del Evangelio de hoy día señala. Cuando compartimos lo poco que tenemos dentro de nuestra pobreza con alguien que necesita más que nosotros, somos personas que imitamos la actitud de Jesús, que hace surgir el sol sobre todos".
Antes de finalizar la Eucaristía, el arzobispo bendijo un matrimonio de 50 años y dio la bienvenida a un grupo de nuevos fieles haitianos.
Todo finalizó con un compartir fraterno entre los feligreses, el párroco y el cardenal.
Fuente: Comunicaciones Santiago