Víctor Ramírez y Claudia Labra fueron los encargados de comenzar la celebración, que este año respondió al llamado del papa Francisco a vivir este Año Santo, bajo el lema
“La Misericordia tiene rostro Joven”.
En la comuna de La Florida, los jóvenes de grupos parroquiales de los cinco decanatos que componen la zona: Peñalolén, Florida Oriente, Ñuñoa-Grecia, Florida Poniente y Macul, se reunieron para celebrar la alegría de la juventud que sigue a Jesús.
Cantos, juegos y dinámicas dieron la acogida y permanecieron a lo largo de la instancia, mientras que la jornada se centró en seis experiencias de vida que compartieron con los asistentes el anuncio del evangelio: rehabilitación de drogodependencia, personas en situación de calle, niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad, discapacidad y tercera edad.
Claudio Moncada, quien comparte con personas en situación de calle, contó parte de lo que son sus días con los asistentes:
“Vengo trabajando hace dos años y está mi compromiso con ellos. Yo me he amanecido en el hospital de La Florida con una persona en situación de calle, esperando que la atiendan. Yo no les digo que lo hagan ustedes, pero si, que hagan cosas que son mínimas, que uno puede hacer, caminar por la calle y preguntarles su nombre, cómo están, son importantes para ellos, darles la dignidad y cariño que se merecen, como todos nosotros. Este año que el papa nos llama a la Misericordia, en una de las obras está la situación de calle, que es vestir al desnudo”.
Tatiana Arellano Roblero, por su parte, pasa tiempo con personas privadas de libertad, ¿El motivo?:
“Sentía la necesidad de estar simplemente y lo que me mantiene ahora yendo, que casi olvido como empecé, es que la experiencia de Dios te lleva a compartir con las personas de estos espacios y a su vez te sientes tan acogido y querido que te terminas ligando en el tono de una amistad”.
Para
Viviana Gatica, el mensaje de trabajar con migrantes es clave para los jóvenes:
“La idea es entender que el migrante es un agente de transformación social y que los jóvenes estamos llamados a mojar nuestros ojos con esperanza, con esta realidad que nos mueve, mirar esta ciudad que está cambiando, que crece y que tiene rostros nuevos, de distintos colores y abrir el corazón de par en par para estrechar nuestras manos”.
Tras este compartir experiencias, en grupos, la fiesta continuó y los animadores siguieron con el encuentro:
“Hoy Jesús, como a los discípulos de entonces, nos convoca de la misma manera a tener un encuentro vital con Él y nos envía a anunciar la Buena Noticia del Reino.
El Papa Francisco nos recuerda que para seguirlo hay que tener una buena cuota de valentía, que nos permita ir por los caminos, siguiendo la “locura” de nuestro Dios que nos enseña a encontrarlo en las personas que necesitan de nuestra ayuda, en aquellos que hoy están en un proceso de rehabilitación, en situación de calle, privadas de libertad, o que han dejado su hogar para migar a otro país buscando mejores oportunidades de vida. Encontrar a Dios también en los adultos mayores que viven en soledad, en los niños con discapacidad intelectual que piden ser incluidos o en aquellos hombres y mujeres que luchas por construir una sociedad más solidaria y justa”.
Luego de la reflexión, se invitó a los jóvenes a buscar, en medio de la plaza, una frase para descubrir en ellos, cómo irrumpe el Reino, cuando hay hombres y mujeres que con su compromiso testimonian la cercanía de Dios.
Así, uno a uno, se acercaron a una cruz gigante en medio del parque y reflexionaron en parejas. Frente a quienes estaban a su lado, tomaron su hombro y leyeron el mensaje, con el compromiso de rezar por él y ella para vivir el llamado de Jesús.
Un poco más tarde se dio inicio a los esperados talleres: Coro de la Zona Oriente, teatro, zumba, malabarismo, biodanza y cueca.
Bastián Pozo, a cargo del taller de cueca, que por primera vez se realizó en la feria, aseguró que a través del baile, Dios nos une:
“La cueca, como baile nacional, nos ayuda a los jóvenes a tener un pasatiempo y transmitir la alegría al mundo y nos ayuda al compartir, como, por ejemplo, con el grupo que recién se creó”.
Al otro costado del parque,
Francisca González dirigía una clase de zumba:
“El lema de hoy tiene que ver con la juventud y la juventud no tiene solo que ver con un tema de edad, sino de un espíritu juvenil, de tener las ganas, de compañerismo, solidaridad, de levantarse feliz”.
Aprovechando la sombra bajo un árbol, un grupo de 10 jóvenes disfrutaba el taller de Coro de la Zona Oriente, a cargo de
Claudia Labra:
“El coro funciona hace casi 10 años y este es el cuarto año que estamos presentes acá, donde podemos, a través de la música, alabar también a Dios y vincularlo con los momentos que estamos viviendo, que en este caso es la Misericordia que tiene rostro joven”.
Este año el grupo practicó la canción "para crecer" de Fernando Leiva, canción que explica vivir la vida en libertad y a través del servicio del otro.
Durante una hora estuvieron compartiendo las clases que más les llamó la atención y luego la presentaron a los otros grupos.
Para
Pía Fernández, perteneciente a la parroquia de San Francisco de Borja, y participante en varias oportunidades de la feria, esta vez escogió el malabarismo:
“Uno conoce gente, escucha testimonios, es entretenido”.
Bárbara Olivares, en cambio, escogió orar con el cuerpo:
“Es fuera de lo común esto, porque nos dan buenas ideas para realizar en nuestras zonas. Al principio pensé que no terminaría bailando porque no me gusta, pero conocí a mucha gente de otros lugares”.
A unos pasos,
Jhonny Argote, reflexionó de su taller de teatro:
“Es una actividad que permite demostrar que hay jóvenes interesados y que ese interés va aumentando”.
Cerca de las siete de la tarde, la Plaza de las Buenas noticias se convirtió en una fiesta, donde el encargado de coronar el cierre fue la Banda
“Efesios”, que hizo bailar a los jóvenes.
Fuente: Comunicaciones Santiago