Jubileo de la Misericordia transformó la catedral en un comedor para 250 personas
Cariño, calor humano, una sopa caliente, empanadas de pino, pollo asado con papas fritas, un kit de aseo y, por sobre todo, mucha escucha por parte de los agentes pastorales, fueron los ingredientes para que más de 250 personas que están en situación de calle pasaran una tarde diferente y salieran, aunque fuera por un momento, de la cruda realidad que viven a diario. El frío, el hambre y el desprecio son pan de cada día para ellos. “Muy buena la cena. Gracias al curita, porque todo esto es bendito para nosotros. Todo es con cariño desde el de arriba. Gracias por valorarnos”, comentó emocionado Beto, de 39 años, que vive hace siete en la calle.
Precisamente era esto lo que se buscaba, que una persona volviera a sonreír y que tuviera un momento inolvidable. Totalmente en sintonía con el llamado del papa Francisco en este Año de la Misericordia, y más aún, cuando en agosto celebramos a san Alberto Hurtado, a través del Mes de la Solidaridad. “Estoy profundamente emocionado al ver la respuesta de estos hermanos que encuentran, en un gesto sencillo de la Iglesia, el cariño de Dios, que se repite todas las mañanas, a la hora de almuerzo y en la tarde, en muchas comunidades. Les invité a tender su mano hacia el Padre Dios, seguro que Él llena nuestro vacío y nuestra pobreza con su amor”, comentó el pastor de la Iglesia de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, tras la actividad. Agregó que “este gesto ojalá se multiplique en todas las comunidades cristianas y en la vida social de Chile. Los pobres son nuestros hermanos y necesitan ser atendidos con dignidad”.
Existen 12.255 chilenos, de acuerdo al 2º Catastro Nacional de Personas en situación de calle publicado el 2012 por el Ministerio de Desarrollo Social, en esa condición. En comparación al primer catastro que se llevó a cabo el 2005, el número aumentó en un 69%.
La cena
La nave central de la Catedral de Santiago, por donde acostumbran a llegar las ofrendas al altar, se transformó por primera vez en una larga mesa, que albergó a más de 250 amigos y amigas caminantes, que habitualmente asisten a comedores y albergues de la Iglesia cardenal Ezzati quien les dio la bienvenida en las afueras del templo, invitándoles a pasar por la puerta santa como gesto en este Año de la Misericordia. “Yo creo que en nuestra sociedad, en donde el individualismo pareciera imperar, donde pareciera que el interés personal fuera lo único que es valiente y valioso, nosotros queremos decir que lo que verdaderamente construye la felicidad es compartir la vida como un don, en lo que podamos compartirla en el día a día”, dijo el arzobispo.
Dentro del templo todo era alegría, los asistentes, más allá de poder compartir una rica comida, tuvieron la oportunidad de conversar y ser escuchados. “Estuvo muy bien la fiesta, lo pasé genial y por un momento me sirvió para olvidarme de todo. Agradezco de todo corazón a los organizadores, sobre todo por el lugar, agradezco a Diosito por todo lo vivido. Yo siempre pienso en Él pero nunca había estado en su casa, menos comiendo y compartiendo”, relató Linsay, de 20 años y que hace dos se encuentra en situación de calle por opción propia.
El obispo auxiliar de Santiago, monseñor Fernando Ramos, junto a los otros obispos de las diócesis, vicarios, sacerdotes y agentes pastorales, estuvo en los días previos visitando a personas en situación de calle para invitarlos a la actividad. “Es impresionante la cantidad de obras que hay en Santiago; comedores, grupos que visitan a gente que están en las plazas o en la calle, centros de acogida, etc. Hay muchas iniciativas que permanentemente están y nosotros fuimos compartiendo con ellas los días previos a este gran jubileo. La acogida al principio no es fácil, pero después, conversando con ellos, siempre agradecen ser escuchados y poder compartir, aunque sea un ratito”.
En la actividad también se reconoció la labor que realizan los agentes pastorales que trabajan y asisten a los amigos caminantes, entregándoles como símbolo un altar y una cruz para sus comunidades. “El mejor reconocimiento es ver a esta gente contenta. La idea es dignificar a los hermanos que están en situación de calle. Sentirlos como a nosotros mismos. Son vecinos que por distintos motivos han llegado a la calle y nosotros, como cristianos, tenemos que dignificarlos. Dios nos está hablando que tenemos que ser solidarios, con los que están al lado y con los que sufren”, comentó Elisa Vergara, agente pastoral de la zona oeste.
Acogida a gente de la calle en iglesias de Santiago
Zona Oeste: Misioneros Cristo de la Calle.
Zona del Maipo: Comedor parroquial de la Divina Providencia, comedor “Inmaculado corazón de María” Parroquial Santa María Magdalena, Capilla Sagrada Familia, Parroquia San Matías.
Zona Centro: Iglesia Conventual San Antonio de Padua Capuchinos, Parroquia Nuestra Señora de Andacollo, Parroquia San Francisco, Instituto Alonso de Ercilla, Parroquia Santa Ana, Basílica La Merced, Basílica Inmaculado Corazón de María, Colegio los Sagrados Corazones de la Alameda, Colegio Hispano Americano, Colegio San Ignacio.
Zona Norte: Colegio Academia de Humanidades Fundación Gente en la Calle, Fundación Cristo de la Noche, Fundación Cristo Vive, Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Quilicura, Parroquia San Juan Pablo II, Comedor Divino Niño, Parroquia Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Lo Negrete.
Zona Sur: Comedor San Cayetano, Comedor Padre Pío, Comedor Esteban Gumucio, Comedor San Lorenzo, Comedor Monte Carmelo, Comedor Damián de Molokai, Comedor La Samaritana, Comedor Santa Clara.
Zona Oriente: Parroquia Buen Pastor, Comedor Capilla San José, Parroquia Buen Pastor, Capilla Inmaculada Concepción, Parroquia San Francisco de Borja, Comedor Parroquia Santa Margarita de Escocia.
Zona Cordillera: Hermanas de la Providencia, Comedor Emilia Gamelin, Parroquia Jesús Nazareno, Línea de Acción Social “Casa del Padre”.
12.255 chilenos viven en situación de calle (Fuente: Ministerio de Desarrollo Social, catastro 2012)
Fuente: Periódico Encuentro
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