Fundación Misericordia de La Pincoya abre sus puertas para niños, jóvenes y adultos
Al medio día en punto comenzó la Eucaristía presidida por el
arzobispo de Santiago, quien junto a seminaristas, realizó una misa en el frontis del que será un nuevo centro de puertas abiertas que por las mañanas atenderá a personas enfermas que requieran ayuda médica, y por las tardes será un albergue para 60 niños quienes podrán reforzar sus materias.
Román de Chateauvieux, voluntario y gestor del centro, quien llegó desde Francia como misionero hace tres años con esta idea, dio inicio a la celebración.
“Recuerdo haber llegado con mi familia. Sólo un generoso “sí” al Señor, sí para lo que sea, sí para lo que Él quisiera. Este sí - pequeño y humilde-, ha permitido que otros hayan dado un sí y que juntos nos pongamos a trabajar como hermanos a construir un mismo sueño: Cambiar el mundo a través de la misericordia vivida en actos concretos en el cotidiano. Hoy, fruto de muchos esfuerzos y las Gracias de Dios, tenemos la inmensa alegría de inaugurar y bendecir el centro Misericordia”.
En la homilía, el
cardenal Ricardo Ezzati señaló la importancia de crear iniciativas como estas:
“Si ustedes me preguntan hoy qué es un milagro, yo les diría miren esta obra, pero no solamente la materialidad, sino lo que aquí se quiere hacer presente y entonces ahí ustedes verán los milagros. Milagros que Dios realiza a través de su corazón de Padre y a través de hermanos y hermanas que quieren seguir a Jesús”.
Y continúa:
“Hoy nosotros vemos un milagro de la misericordia de Jesús, pero este milagro lo vemos porque Dios ha movido el corazón de hermanos y hermanas, bienhechores y bienhechoras, porque ha movido el corazón de la gente para descubrir en un signo, un signo hermoso, la infinita misericordia, infinita bondad del Señor y qué hermoso es hacerlo culminando el año de la misericordia”.
Además, agradeció a los vecinos y misioneros que hicieron posible este centro de evangelización:
“El papa Francisco dijo que basta que en el mundo haya alguien bueno, alguien de corazón misericordioso para que en el mundo renazca la esperanza. Queridos amigos sean ustedes esos hombres y esas mujeres buenas que hacen renacer esa esperanza, porque la esperanza es posible, es posible un Chile mejor, una Pincoya mejor”.
Antes de finalizar la Eucaristía, el pastor recordó la tarea que viene por delante:
“La semilla de misericordia que están sembrando y que va creciendo en este lugar no será una obra fácil. Nunca el Señor nos invita a realizar cosas fáciles, siempre el Señor nos invita a empresas muy grandes y muy difíciles, pero sabemos que contamos con su gracia y sabemos también que María, nuestra Madre, acompaña nuestro caminar con amor materno”.
Al término de la celebración, niñas que asisten al centro realizaron un baile de homenaje y agradecieron a los voluntarios por lo realizado hasta ahora:
“Estos años hermosos hemos aprendido a compartir, escuchar y ayudar a los demás, ser respetuosos y hacer amigos. Los tíos nos ayudan a hacer las tareas y estudiar para las pruebas y ahora nos va un poco mejor en el colegio”.
Agregaron:
“También hemos aprendido a valorar y dar gracias por la cosas buenas que pasan en la semana, sabemos que en el nuevo centro lo seguiremos pasando muy bien con los todos tíos, aprendemos nuevas cosas en los talleres y seguiremos acercándonos a Jesús”.
Luego,
Román de Chateauvieux, el arzobispo de Santiago y el Alcalde de la comuna realizaron el corte de cinta de este nuevo punto de compasión que quiere hacer crecer a los más pequeños, apoyar a los enfermos -con voluntarios del área de la salud- y ser un centro de evangelización, en el cual, además, vivirá una pequeña fraternidad de misioneros.
Para
Charito, vecina de la Fundación y voluntaria del centro, esta iniciativa trae a la comuna esperanza y oportunidades:
“Estoy contenta de estar aquí y poder decir lo que siento de este proyecto que se realiza en nuestro sector. Para mí la llegada de Román, Reimi y los otros voluntarios significa una esperanza para que la vida futura de los niños y sus familias sea mejor. Estoy feliz de poder ayudar con un granito de arena en el centro educativo y en el proyecto de madres adolescentes. No importa la edad que uno tenga, pero que te digan abuelita y recibir el cariño de jóvenes de afuera ya es una alegría inmensa, es hermoso ver como los niños dan cariño, el poder estar con ellos, que te abracen, el poder enseñarles y que aprendan un poquito es muy enriquecedor. Quiero agradecer a Dios por habernos mandado estas personas maravillosas”.
Una vez dentro del recinto, el
cardenal volvió a agradecer la creación de esta fundación:
“Gracias a los misioneros de la Misericordia, que nos ayuden a ser presente en este sector de la comuna un signo de fraternidad, comunión, mayor justicia y mayor paz. Que en este lugar realmente crezca la fraternidad y la solidaridad, especialmente que los niños y niñas - que he visto tan numerosos en esta celebración-, puedan aprender a crecer en familia, como familia, compartiendo la vida como hermanos, mirándonos a la cara con una sonrisa y no con sospecha, es una gran tarea que también tenemos para Chile, el que podamos mirarnos con bondad y fraternidad”.
Finalmente, el
alcalde de la comuna, Carlos Cuadrado, aprovechó la instancia para comprometerse con la ayuda de esta obra:
“Misericordia implica la posibilidad de alguien de comprometerse y solidarizar con el dolor y sufrimiento de otra persona, es la disposición que nace de uno para solidarizar en el dolor, amargura o tristeza de alguien”.
Fuente: Comunicaciones Santiago