Misa de desagravio en Iglesia de la Gratitud Nacional convocó a miles de católicos
En su homilía el
Arzobispo de Santiago, cardenal Ezzati, manifestó: “La súplica de Jesús en la cruz, es también la súplica de la Iglesia, de esta Iglesia de Santiago, de esta Parroquia María Auxiliadora, de esta obra educativo-pastoral de la Gratitud Nacional: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
“Lamentamos que el deseo honesto de muchos jóvenes haya terminado en el atropello a otros derechos, consagrados por la tradición democrática de nuestro país, por sus leyes y por el deseo de la inmensa mayoría, que, aún no creyendo en Jesucristo, anhela vivir en paz, respeto mutuo, sana y fraterna convivencia”, añadió el pastor.
Además, el arzobispo expresó:
“Ante el surgimiento de no pocos actos de violencia, he recordado un dicho de mi predecesor, el Cardenal Raúl Silva, pronunciado en un momento particularmente trágico de nuestra historia: “matemos el odio antes que el odio mate el alma de Chile”. Nada se construye con la enemistad, con las pasiones irracionales que sólo alimentan división y violencia. La paz es fruto de la justicia, una justicia verdadera que no nos pone uno frente al otro como enemigos”.
“Podrán querer destruir, con toda la crueldad que son capaces, imágenes materiales, sin embargo, no sólo la fe, sino también la historia dan testimonio que Jesús sigue vivo y presente en la historia personal y comunitaria, abriendo para todos, los tesoros infinitos de su amor también a los hombres y mujeres de hoy”.
“Se ha roto una imagen de Cristo Crucificado. Nos duele inmensamente por el significado que este acto encierra. Sin embargo, a la luz de la palabra de Dios que ha sido proclamada, ofrezco otra pista de reflexión y de conversión. “el pobre es Cristo”, repetía San Alberto Hurtado.
“El texto del Evangelio de las Bienaventuranzas y la proclamación del Himno del amor de la Primera Carta de San Pablo a los Cristianos de Corinto,
nos urge a descubrir en cada persona, especialmente en los pobres y en los marginados, en aquellos que son considerados el desecho de la sociedad consumista, el rostro de Cristo. Sí, es a ellos a quienes debemos desagraviar, a quienes tenemos que pedir perdón, a quienes debemos levantar y devolver la dignidad que les hemos quitado”.
“En este día de desagravio, asociemos, una vez más, a la imagen destruida del crucificado a quienes son destruidos por nuestra soberbia, nuestra avaricia, nuestro espíritu altanero, nuestra falta de solidaridad, y por las deficiencias personales o institucionales. Volvamos a pedir una y otra vez por el rostro de aquellos que como Jesús son aniquilados por nuestro egoísmo”.
Mensaje del nuncio y del provincial salesiano
La eucaristía fue concelebrada por los obispos Héctor Vargas, Tomás González y Jorge Concha; el Provincial de los Salesianos en Chile, padre Alberto Lorenzelli; el párroco Mauricio Jacques, varios sacerdotes salesianos, diocesanos y diáconos. Junto a los miles de asistentes se encontraban varias autoridades políticas y educativas del país.
Al iniciar la eucaristía el
padre Lorenzelli, señaló: “Agradezco de manera muy especial los numerosos signos de solidaridad y de unión fraterna, expresión de la vida de la fe del pueblo cristiano que se une hoy a lo largo del País, y también las muestras de solidaridad que llegan de todas partes del mundo, de tantos que no pudiendo estar, se hacen presente desde el corazón y su oración. Se trata como vemos de una experiencia que nos llega hondo por su sentido de fe y comunión”.
Luego, el religioso salesiano dio lectura a un
mensaje enviado por el Nuncio Apostólico en Chile, monseñor Ivo Scapolo, quien expresó: “En este espacio consagrado, vibran voces y pasos de generaciones de jóvenes y adultos, y se guarda buena parte de la memoria de nuestra historia. Sus muros e imágenes son testigos silenciosos de gestas del País y especialmente de la gratitud de un pueblo. Aquí se vive la fe, y se experimenta vivo el deseo de un pueblo que quiere siempre la paz y la esperanza para una patria, un alma más justa y solidaria”.
“Seamos entonces un signo de la paz y del diálogo, del entendimiento, una expresión especialmente del perdón. Queremos así, no condenar, sino perdonar. No culpabilizar, sino liberar, no perseguir sino acompañar, no herir sino sanar. Porque si bien, nos mueven estos hechos, más aún nos mueve la misericordia de Jesús, rostro del Padre Dios”, se leía en otro momento del saludo del representante de la Santa Sede en Chile.
Velatón en el frontis del templo
Al finalizar la eucaristía, cientos de asistentes se congregaron frente a la puerta violentada y realizaron una velatón en medio de oraciones y cantos.
María José Grez, junto a su esposo e hijos, que organizó este signo expresó: “Se nos ocurrió hacer esta velatón espontanea para apoyar a la iglesia católica pero por sobre todo, dar un mensaje de unión, de paz y pedir respeto, no solamente como católicos, sino que como personas. Siento que estamos perdiendo el respeto a nosotros como prójimos y eso no puede seguir sucediendo”.
También se encontraba en el lugar,
Pablo Medina, estudiante de la Universidad de Chile quien contó: “Yo participé en la marcha y a muchos nos dolió demasiado lo que sucedió porque fue una falta de respeto hacia los cristianos y hacia la sociedad en general. Me provoca un poco de calma que el hecho fue condenado por la gran mayoría de la gente. Como jóvenes tenemos derecho a manifestarnos pero no con tanta violencia”.
Fuente: Comunicaciones Santiago
www.iglesiadesantiago.cl