La Solemnidad de Pentecostés fue celebrada con una Misa por el Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, quien invitó a los presentes a renovar la confianza en Dios y con la ayuda del Espíritu Santo, reconocer que “todo hombre y toda mujer no es un extraño en nuestra vida sino un hermano” imagen de “Cristo vivo y con el cual podemos construir la fraternidad, construir una sociedad de hermanos”.
“Cuánta necesidad tenemos de decir sí al amor. Cuando miramos la ciudad, cuando vemos confrontaciones sociales, económicas o las noticias con tantos otros problemas (…) Cuando miramos nuestro mundo donde mucha gente tiene que desplazarse de su hogar, de su lugar de origen para encontrar paz y justicia. ¡Cuánta necesidad tenemos!”, enfatizó en su homilía.
El Pastor de Santiago, invitó a reflexionar la realidad de tantas familias que “se construyen, no en el amor sino, en el egoísmo, en la búsqueda de sí mismos, más que en la comunión”. También, aquellos “niños que necesitan de un papá y de una mamá que los hagan crecer en un hogar unido”.
“Cuánta necesidad tenemos de que el Espíritu Santo venga a nuestra vida, que venga a destruir todos los gérmenes del mal, todos los gérmenes del egoísmo, del odio, de la insidia y haga crecer en nosotros esta semilla que hemos recibido del Bautismo y que es semilla de fraternidad, de solidaridad y amor”, agregó.
“Que el Espíritu venga a destruir el pecado y venga reconstruir la vida personal y la vida social en el amor, en la comunión, en el perdón y en la solidaridad (…) Cuánta necesidad tenemos de que el Espíritu venga a renovar la faz de la tierra”, explicó.
Espíritu Santo, don de Dios
El Cardenal Ezzati, recordó que tras la ruptura del pecado original, el Espíritu Santo “vino a restaurar la comunión de los hijos con el Padre”. Especialmente, en este año jubilar viene a recordar que “el nombre de Dios es ternura y Misericordia”.
En ese sentido agregó que “El Espíritu Santo viene enviado desde el Padre y del Hijo para refundar una creación nueva y para que los hombres sean capaces de dialogar nuevamente con Dios”.
Como Iglesia viva, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad “llega a recrear de una manera aún más admirable” lo que ya creó Dios. Cada uno de “nosotros somos parte de este pueblo renovado. Somos hijos de Dios a imagen de su Hijo. Estamos llamados a vivir la ley de la comunión: la comunión con Dios y la comunión entre nosotros”.
El Arzobispo de Santiago, invitó a invocar al Espíritu Santo para que renueve “la comunión que estamos llamados a vivir entre nosotros. No sometidos a la ley del egoísmo sino a la ley del amor”.
Advirtió que para que suceda todo lo anterior “tiene que haber de cada uno de nosotros una correspondencia” que se logra con una actitud de escucha y docilidad “a sus enseñanzas” y con disposición para “arrancar de nuestro corazón la cizaña del mal, de la división”.
Como consecuencia, “hagamos crecer el espíritu del bien, hagamos crecer esa fuerza que es la levadura del bien que el Señor ha querido entregar con la fuerza del Espíritu en nuestro corazón”.
“Pidámosle al Espíritu que cambie nuestro corazón de piedra y lo transforme en corazón de carne” y con la ayuda de la Virgen María- presente en Pentecostés junto a los Apóstoles- “nos ayude a conocer el don del Espíritu en nuestra vida personal, de la Iglesia y del mundo”, concluyó el Pastor.
Fuente: Comunicaciones Santiago
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