Cardenal Ricardo Ezzati: Seamos protagonistas en la construcción de un mejor país
Los obispos han dicho que “la alegría del amor” es una propuesta de vida no sólo para las familias, sino también para el país. ¿Por qué?
El Papa en su primer viaje a Cuba expresó que es en casa, en la familia, donde aprendemos la fraternidad y la solidaridad. En el hogar recibimos y agradecemos la vida como una bendición. En la familia es donde experimentamos el perdón y somos continuamente invitados a perdonar, a dejarnos transformar. Es evidente que todo esto optimiza las relaciones sociales.
¿Qué le parece que el Papa citara un aporte chileno en la exhortación, el concepto de que no existen las familias perfectas?
Para nosotros fue una gran alegría el que el papa Francisco citara parte del documento “La vida y la familia: regalos de Dios para cada uno de nosotros” de la Conferencia Episcopal de Chile, que fue presentado en octubre de 2014. Allí señalábamos que no existen las familias perfectas que nos propone la propaganda. El Papa nos invita a aceptar con realismo nuestros límites, y desde allí a crecer juntos, madurar el amor y a cultivar la solidez de la unión, incluso en medio de las dificultades.
¿Cuáles son los principales dolores que hoy ve en las familias para los cuales como cristianos debemos salir al encuentro?
Me ha tocado compartir el dolor de los hijos por la separación o por el abandono de sus padres. En estos últimos años se han multiplicado las situaciones de dolor de quienes habiendo dejado parte de su familia en sus tierras de nacimiento, han llegado a Santiago en busca de trabajo y de una mejor situación económica para sus hogares. Conozco sus esperanzas, sus esfuerzos y también sus penurias y dolores. Deber de todos es acogerlos con respeto y fraternidad y hacer que cada parroquia y comunidad eclesial se transforme en casa que acoge e integra.
PROCESO CONSTITUYENTE
Hoy se está llamando a los ciudadanos a participar del proceso constituyente. ¿Qué valores pueden promover los católicos?
Como ciudadanos y católicos, tenemos un compromiso de buscar y promover el bien común de la sociedad. El papa Francisco en su exhortación “Evangelii Gaudium” nos ha dicho que nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia en la vida social y nacional, sin preocuparnos de la salud de las instituciones de la sociedad civil y sin opinar de lo que afecta a los ciudadanos.
Por eso, en el contexto de un justificado cuestionamiento a la ética y probidad de los servidores públicos e instituciones, los obispos chilenos hemos dicho que creemos que la transparencia y la justicia son indispensables para la convivencia, pero también el respeto por la dignidad de las personas y la búsqueda del bien común.
¿Qué valor atribuye al concepto de dignidad de la persona?
Los católicos creemos que el derecho humano a la vida es el primero y el que da origen a todos los demás derechos. Es nuestro deber promover una vida digna para todos, en todo el arco de la existencia, lo que implica defender y promover tantos otros derechos como el derecho a una vivienda adecuada a la familia, a la educación, a la salud, a un salario justo y a todas aquellas leyes sociales que protejan la vida personal, familiar y social.
¿Y sobre la familia como vínculo estructurante de la sociedad?
En su exhortación, el Papa, sin desconocer las dificultades que enfrentan las familias, pide a los matrimonios cristianos “pintar el gris del espacio público, llenándolo del color de la fraternidad, de la sensibilidad, de la defensa de los frágiles, de la fe luminosa, de la esperanza activa”. Es un desafío no indiferente y un aporte muy necesario para la vida buena de nuestro país.
¿Qué otros derechos, deberes o responsabilidades cree que podemos aportar como católicos al país?
La búsqueda del bien común encierra varias responsabilidades. Entre ellas destaco: defender y promover el derecho a la vida, a la familia, a la libertad personal, religiosa, de educación y a vivir en un ambiente sano, entre otras. El papa Francisco ha señalado el concepto de “ecología integral”, lo que recuerda que el daño al medioambiente nos afecta a todos, y en especial, a los más pobres. Hay que atender, con solidaridad, a los inmigrantes y refugiados.
Hoy miles de hermanos de otros países viven en Chile. Es un desafío y una responsabilidad su acogida e integración.
¿En el proceso constituyente también debiesen considerarse los anhelos de las comunidades mapuche?
Sin duda, ya que las comunidades mapuche son parte viva de la nación. Ello pasa por su protagonismo, por acoger y dar curso a sus legítimos anhelos acariciados desde siglos. A todos los constructores de la sociedad, nos urge buscar caminos que permitan trabajar juntos por una nueva Araucanía, en paz, y transitando por los senderos del reconocimiento y de una urgente justicia para todos.
¿Cuál diría que es la invitación a la comunidad nacional?
Para creyentes y no creyentes ningún espacio de participación puede ser ajeno. San Juan Bosco nos invita a ser “buenos cristianos y honestos ciudadanos”, por eso invitamos a todos y todas a sentirse protagonistas, aportando desde sus valores y experticias propias a la construcción de un país que, valorando y rescatando lo mejor de su historia, sus valores y su ser, se unan en la búsqueda de proyectar un mejor país en el que todos se sientan y -sean efectivamente- escuchados y considerados. Construyamos un país mejor.
Fuente: Periódico Encuentro
www.periodicoencuentro.cl