Cardenal Ezzati en misa por terremoto en Ecuador: "Sabemos cuánto dolor provoca, pero también la solidaridad que nos puede traer"
No sólo tuvieron que sobrevivir a un terremoto de magnitud 7,8 el sábado 16 de abril, además vieron cómo más de 12 mil personas quedaban heridas, 30 mil damnificados y más de 700 ciudadanos perdían la vida.
Por Lorena Martino
Este martes 3 de mayo, el Arzobispo de Santiago, junto al Embajador de Ecuador en Chile, Homero Arellano, realizaron una misa en conmemoración de los fallecidos y entregaron un mensaje de esperanza para quienes aún intentan reponerse del sismo que les quitó parte de sus vidas y que hoy, además, siguen en búsqueda de quienes permanecen desaparecidos.
La ceremonia comenzó con las palabras del representante de Ecuador. Las riquezas de la zona norte de la costa de su país marcaron el discurso. Un tesoro que fue dañado por el sismo, pero que tanto ha acercado a los países cercanos: “Sobre este indescriptible dolor resurge espontánea e inmediata la más generosa ayuda de los países vecinos, tanto de América, como de otros países”
Homero Arellano continuó: “La ayuda de vuestros gobiernos y pueblos, tienen dimensiones inconmensurables y nos entregan la lección más clara de que el ser humano es generoso por naturaleza, por algo somos hechos a imagen y semejanza del creador. Nunca estamos más cerca de Dios que cuando extendemos nuestras mano a los más necesitados”.
En primera fila, autoridades de Ecuador, impecablemente uniformados, siguieron la ceremonia que estuvo marcada por el mensaje de esperanza y condolencias del cardenal en su homilía: “Nos reunimos con un fin muy particular, queremos presentar ante el Señor la vida de tantos hermanos y hermanas que han perdido su existencia a casusa del terremoto que azotó a nuestro hermano país del Ecuador. Junto con orar queremos también expresar nuestra solidaridad y nuestra cercanía con un pueblo hermano”.
Mensaje que también aterrizó en la realidad de Chile, quien ha sufrido los mismos desastres naturales: “Es una tragedia que los que vivimos en esta tierra chilena también experimentamos bastante a menudo en la historia en los acontecimientos de la vidas de nuestro país y sabemos cuánto dolor provoca, pero también conocemos la obra de solidaridad, de fraternidad, de cercanía que un acontecimiento geográfico como este nos puede traer como aspecto positivo, dentro de lo que es la magnitud del dolor y la desesperanza que provoca, quisiéramos pedir al Señor que suscite en el corazón de todos esa solidaridad que nos permite conocer que nuestra vida es un don”.
Terminó diciendo: “Hoy con humildad, pero con mucha fe, quisiéramos, dentro del dolor y este terrible mal que ha sufrido el pueblo de Ecuador, que todos pudiéramos mirar hacia la cruz del Señor. La cruz es siempre salvadora”
Continuó el turno de las peticiones en las que, además de rezar por el pueblo que sufre, se dio el tiempo de orar en la lengua indígena, pidiendo por las víctimas y familiares que aún lloran la pérdida de sus seres queridos.
Una bandera adornó el altar, mientras que cirios, frutos, flores, el pan y el vino fueron las ofrendas de la ceremonia.
Trajes típicos, la bendición y la presencia de autoridades dieron el cierre a la ceremonia que buscó entregar un mensaje de esperanza y fe a quienes sufren.
Fuente: Comunicaciones Santiago
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La ceremonia comenzó con las palabras del representante de Ecuador. Las riquezas de la zona norte de la costa de su país marcaron el discurso. Un tesoro que fue dañado por el sismo, pero que tanto ha acercado a los países cercanos: “Sobre este indescriptible dolor resurge espontánea e inmediata la más generosa ayuda de los países vecinos, tanto de América, como de otros países”
Homero Arellano continuó: “La ayuda de vuestros gobiernos y pueblos, tienen dimensiones inconmensurables y nos entregan la lección más clara de que el ser humano es generoso por naturaleza, por algo somos hechos a imagen y semejanza del creador. Nunca estamos más cerca de Dios que cuando extendemos nuestras mano a los más necesitados”.
En primera fila, autoridades de Ecuador, impecablemente uniformados, siguieron la ceremonia que estuvo marcada por el mensaje de esperanza y condolencias del cardenal en su homilía: “Nos reunimos con un fin muy particular, queremos presentar ante el Señor la vida de tantos hermanos y hermanas que han perdido su existencia a casusa del terremoto que azotó a nuestro hermano país del Ecuador. Junto con orar queremos también expresar nuestra solidaridad y nuestra cercanía con un pueblo hermano”.
Mensaje que también aterrizó en la realidad de Chile, quien ha sufrido los mismos desastres naturales: “Es una tragedia que los que vivimos en esta tierra chilena también experimentamos bastante a menudo en la historia en los acontecimientos de la vidas de nuestro país y sabemos cuánto dolor provoca, pero también conocemos la obra de solidaridad, de fraternidad, de cercanía que un acontecimiento geográfico como este nos puede traer como aspecto positivo, dentro de lo que es la magnitud del dolor y la desesperanza que provoca, quisiéramos pedir al Señor que suscite en el corazón de todos esa solidaridad que nos permite conocer que nuestra vida es un don”.
Terminó diciendo: “Hoy con humildad, pero con mucha fe, quisiéramos, dentro del dolor y este terrible mal que ha sufrido el pueblo de Ecuador, que todos pudiéramos mirar hacia la cruz del Señor. La cruz es siempre salvadora”
Continuó el turno de las peticiones en las que, además de rezar por el pueblo que sufre, se dio el tiempo de orar en la lengua indígena, pidiendo por las víctimas y familiares que aún lloran la pérdida de sus seres queridos.
Una bandera adornó el altar, mientras que cirios, frutos, flores, el pan y el vino fueron las ofrendas de la ceremonia.
Trajes típicos, la bendición y la presencia de autoridades dieron el cierre a la ceremonia que buscó entregar un mensaje de esperanza y fe a quienes sufren.
Fuente: Comunicaciones Santiago
Santiago, 03 de Mayo, 2016
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