CO- CONSTRUYENDO ESPACIOS DE ENCUENTRO Y SOLIDARIDAD
Carmen Prieto y Héctor Aburto llevan 46 años de matrimonio y viven en la comuna de Pelarco en las cercanías de Talca. Llegaron al sector rural de Los Gomeros, luego que él jubiló. Poco a poco se fueron integrando en la comunidad y junto con otras personas del lugar crearon El Club Nuevo Amanecer en el año 1999.
Comparten que se sienten activos y motivados para seguir aportando a su comunidad y a su club. “Yo partí cuando aún no tenía 60 años, quería ser útil y tenía el deseo de trabajar con adultos mayores”, cuenta Carmen, hoy de 73 años. Así comenzaron, ella como presidenta y Héctor, que actualmente tiene 82 años, como tesorero, cargos que desempeñan hasta ahora, porque sus socios los reeligen.
Se fueron sumando nuevas personas y comenzaron a trabajar para poder realizar talleres, cursos y presentar proyectos que contribuyeran al desarrollo del club y de sus integrantes. Como no tenían un lugar propio Carmen y Héctor habilitaron un galpón que tenían en su casa y que por 10 años fue el punto de encuentro. Allí se reunían quincenalmente, hacían los talleres y realizaban clases de gimnasia en el jardín.
También organizaban viajes a distintos lugares y playas de Chile, porque varios de sus integrantes no tenían posibilidad de tomar vacaciones y no conocían el mar.
Luego surgió el sueño de tener su propia sede. Con rifas, ventas de empanadas, sopaipillas, bingos y aportes de los socios lograron juntar el dinero para comprar el terreno y con el apoyo del alcalde de ese tiempo, Alfredo Pérez, presentaron un proyecto a la Municipalidad de Pelarco para construir la sede.
Aprendieron a realizar proyectos que postulaban a fondos del FOSIS y del SENAMA para poder implementarla. Carmen y Héctor cuentan que fue todo un desafío porque no tenían experiencia previa, sin embargo, fueron aprendiendo a hacerlo y así pudieron habilitar ese espacio que se transformó en un lugar de encuentro para los adultos mayores de Los Gomeros.
Carmen destaca que son un grupo bien unido y participativo. “Ayudamos en la iglesia y cuando se cayó la Capilla Santa Teresita de los Andes colaboramos para poder reconstruirla. También como club donamos alimentos a la Iglesia de Pelarco y estamos apoyando la Cuaresma de Fraternidad, especialmente este año que está dedicada a los adultos mayores”.
Héctor cuenta que el club ha sido una instancia para apoyarse también en momentos difíciles como cuando ocurrió el terremoto en febrero del 2010 que afectó gravemente la zona y en el que varios de sus socios perdieron sus casas. También se ayudan cuando alguno de ellos está enfermo o tiene dificultades. “Nos vamos acompañando en esta etapa de la vida porque hay varios que tienen problemas de salud o se sienten solos. También hemos vivido la muerte de varios de nuestros socios y otros se han retirado porque ya no son auto valentes o se empiezan a aislar, lo que ha sido un proceso intenso para nosotros”.
Sin embargo, aunque han tenido tristezas, son más las alegrías que han vivido con sus compañeros en este tiempo y comparten que les gustaría que hubiera renovación en los integrantes porque no siempre es fácil convocar a nuevas personas a participar.
FAVORECIENDO EL LIDERAZGO DE LOS ADULTOS MAYORES EN LA IV REGIÓN
Clotilde Muñoz es nacida en Ovalle y vive en La Serena. Actualmente es coordinadora de la Pastoral de Adulto Mayor de esta ciudad.
Recuerda que partió hace años trabajando con mujeres en PRODEMU donde estuvo una década.
Luego empezó a apoyar a adultos mayores y surgió la posibilidad de entrar al Hogar de Cristo a trabajar con ellos. “Hasta ese momento no había pensado en esa opción aunque me interesaba el tema porque había tomado cursos de gerontología y en esa capacitación comprendí que yo podía hacer muchas cosas por personas más adultas que yo”.
Presentó un plan de trabajo en el Hogar de Cristo donde estuvo por 10 años trabajando con los adultos mayores su desarrollo personal, su autoestima y capacitando a otras personas para así ir multiplicando lo aprendido y favoreciendo su participación y liderazgo. “Mi labor fue pionera porque en ese tiempo la institución se dedicaba a acoger personas de la calle, pero no abordaba el tema del liderazgo. Al tener líderes en los comedores fuimos potenciando este ámbito y se fueron creando clubes nuevos. En un año formé 4, los que siguen funcionando todavía y yo sigo visitándolos y ayudándolos”.
Clotilde también es agente pastoral hace 45 años en su la Parroquia San Juan Evangelista, donde coordina el grupo de adulto mayor y ha sido catequista y misionera.
“Para mí ha sido gratificante trabajar con adultos mayores, desarrollar proyectos y que éstos sean aprobados. Actualmente estoy trabajando con un grupo de un pueblo rural El Romero, en un sector alejado de la ciudad. Hace tres años que soy presidenta del club y hemos logrado hacer muchas cosas”, cuenta Clotilde.
Actualmente está a cargo de la Pastoral de Adulto Mayor diocesana que integra a clubes de la zona que quieren hacerse parte, labor que ella desarrolla voluntariamente. “Trabajamos en conjunto con ellos, los apoyamos en la realización de proyectos, brindamos orientación y formación también”.
“La idea es ir preparando a nuevas personas para que vayan asumiendo el liderazgo en sus clubes y en estos años he tenido la posibilidad de conocer y colaborar con personas que tienen mucha capacidad y son muy solidarias. Ha sido una experiencia muy enriquecedora”, comparte.
“NOSOTROS COMO ADULTOS MAYORES PODEMOS AYUDAR A OTROS ADULTOS MAYORES”
Juanita González y José Moyano son un matrimonio que participa activamente en su comunidad y que viven de manera profunda su fe y la solidaridad. Actualmente participan en la Parroquia San Lázaro de la zona centro de Santiago.
José perteneció a la Fuerza Aérea donde se hizo diácono. Recuerda cómo se fue acercando a la fe. “A mí Dios me ha acompañado, dos veces me salvé de morir en vuelos en los que tenía que ir y que tuvieron accidentes y en los que murieron compañeros míos. Por diversas razones a último minuto no volé en ellos”.
Luego ocurrieron otros hechos. En la base aérea conoció a un hombre que llevaba una cruz y que llamó su atención, era el capellán, quien empezó a visitarlo semanalmente en su trabajo. “Después de un tiempo él me preguntó ‘¿usted le daría un tiempo, un día al Señor?’ y yo le respondí ‘un día no, toda mi vida’ y aquí estamos”.
José se formó durante seis años para ser diácono, apoyado por Juanita quien lo acompañó en este proceso. De eso han pasado 26 años. “Fue un tiempo muy lindo -cuenta ella. Aprendíamos mucho y compartíamos con otros matrimonios que se preparaban también”.
Por el trabajo de mecánico tripulante de José vivieron en varias ciudades del país, en las que participaron activamente en distintas comunidades católicas y fueron catequistas.
Actualmente integran la comunidad de la Parroquia San Lázaro en la que están motivados de impulsar junto a otras personas la Pastoral del Adulto Mayor.
Para eso han participado en cursos de formación en las escuelas de verano de la Vicaría Centro de Santiago con el propósito de poder llevar a cabo este proyecto. “Nosotros como adultos mayores podemos ayudar a otros adultos mayores”, dice José.
Algo que ellos hacen con compromiso y dedicación: Él visita como diácono periódicamente a las personas que viven en el Hogar Santa Ana de la Fundación Las Rosas y Juanita creó un grupo en su condominio en el que participan mujeres mayores que se quedan solas en sus casas porque la familia está trabajando o estudiando.
La idea es acompañarse, compartir la fe y ser solidarias entre ellas. “Nos reunimos en mí departamento, rezamos el rosario y vamos conversando y reflexionando de cómo nos sentimos y cómo vamos viviendo esta etapa de la vida. Una vez al mes tenemos misa en mi casa”, comenta Juanita.
Fuente: Comunicaciones Cuaresma de Fraternidad