El aluvión de marzo pasado con sus consecuencias de dolor pero también de fortaleza y solidaridad; el atentado incendiario a las imágenes de La Candelaria y San Lorenzo en agosto, que reavivó el amor a María en la comunidad; y el accidente carretero que le costó la vida al diácono permanente Luis Díaz y dejó lesionados a otros nueve religiosos y un laico, incluido el Obispo, fueron episodios que el P. Alejandro recordó en su prédica.
Hablando del evangelio de la presentación del niño Jesús en el templo, el sacerdote dijo que en medio de todo lo ocurrido, "a nosotros que celebramos esta fiesta de La Candelaria nos interesa descubrir que su sentido profundo es que a este niño el anciano Simeón lo haya llamado “luz de las naciones,” y que esta luz es para que todos seamos iluminados". También agregó: "Nos preguntamos: en qué aspecto no somos una luz encendida y potente, por nuestros egoísmo y mentira, por la violencia o prepotencia en nuestra experiencia familiar, estudiantil o laboral?
Concluyó invitando a los miles de fieles reunidos en el Santuario a discernir "en este Año de la Misericordia, si nos acordamos de pedir perdón por nuestros pecados o fallas a Dios, y a la vez de ser misericordiosos con los que sufren, los que están abandonados, los que están “descartados” de nuestra sociedad, como dice el Papa Francisco".
En el ofertorio, integrantes de los bailes tradicionales presentaron parte de su indumentaria, un culero y un pañuelo, junto al pan y al vino.
Por la tarde se desarrolló la extensa procesión de bailes, congregando a cientos de personas.
El lunes 8 es la última jornada de fiesta, con una misa por los chinos difuntos por la mañana, y la procesión de despedida de los bailes por la tarde.
Fuente: Comunicaciones Copiapó