Abramos la puerta al sufriente que grita: "¡Misericordia!"
Abramos la puerta al sufriente que grita: "¡Misericordia!"

"La misericordia es la esencia del Evangelio, que ha de configurar la vida y el obrar cotidiano de los creyentes", dice Francisco al convocar al Año Santo de la Misericordia. Las puertas santas ya están abiertas en toda la arquidiócesis. Ahora hay que abrir las puertas del corazón.

Cosas concretas. Es lo más difícil. "¿Cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?". "No te digo hasta siete veces, hasta sino setenta veces siete". O sea, siempre. Se lo dice Jesucristo a Pedro y el papa Francisco lo refrenda: "La misericordia es la esencia del Evangelio". Y pide que esa misericordia se vea reflejada en la vida concreta del creyente.

Y los creyentes ya están atravesando la Puerta Santa. Ahora viene unir el signo a la acción real: "La misericordia no es una palabra abstracta; expresa más bien el rostro de Dios, la acción concreta y cotidiana de Jesús de Nazaret, y la forma a través de la cual se expresa de una manera convincente la credibilidad de la Iglesia", afirma Francisco en la bula de convocación a este Año Santo.

¿Por qué es urgente practicar la misericordia? Responde el papa en esa bula:
"¡Cuántas situaciones de precariedad y sufrimiento existen en el mundo hoy! (...) En este Jubileo la Iglesia será llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y la debida atención. No caigamos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo (...) en el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio (...) Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo".

El Año de la Misericordia y la Puerta Santa tienen significados claros para muchos. Entregamos algunos testimonios como ayuda, para animarnos a transformar las buenas intenciones en hechos.

Juan Rojas, peregrino Santuario Lourdes, Quinta Normal.
“Venir a la Iglesia es ir a un lugar donde puedes ir a regocijarte, e ir a pedir ayuda. El cruzar la Puerta Santa no me significa algo ceremonial, porque es ir a casa, como cuando voy donde papá o mamá y les pido ayuda. Puedo estar acongojado, con pena, con rabia y paso a mi casa. Yo entro para dar gracias a Dios, para pedir por mí y mi familia, y porque el mundo sea diferente, para luego salir de mi casa con esa actitud”.

Águeda Saldías e Isidoro Romo, peregrinos N. Señora de Las Mercedes, Puente Alto
“Para mí el atravesar la puerta significa paz, tranquilidad y perdón. Si no tengo compasión con nadie no puedo esperarla de otra persona. Eso no significa estar dando plata”, cuenta Isidoro, en tanto Águeda complementa: “Misericordia es amor, no siempre es dar algo material, es un abrazo, una sonrisa”.

Yasna Ayala, secretaria del Área Básica, Vicaría Pastoral.
"Siento que el Año de la Misericordia es un regalo, particularmente en el momento que estamos viviendo como país y como Iglesia en misión. Para mí es un tiempo para descubrir que Dios me está invitando a cambiar, vivir mejor la misericordia, que es amor, en el fondo. Cómo yo puedo ser reflejo de ese amor que Dios me regala, cómo lo puedo compartir con la persona que vive a mi lado, con aquel con quien trabajo, con el niñito que está recién conociendo la figura de Dios. Creo que este año me invita a convertirme y decirle: 'Señor, yo quiero ser testigo de este amor que tú me regalas'. Quiero compartirlo, porque es una buena noticia para la gente hoy día, incluso para el que no conoce a Dios".

Monseñor Héctor Gallardo, vicario para la pastoral
"El Santo Padre ha insistido en que él prefiere una Iglesia herida que de repente tenga complicaciones, pero saliendo, más que una Iglesia que se queda sentada en un sillón, esperando ver cómo pasa la vida. Nuestra Iglesia quiere contarle a la ciudad que hay una buena notica, que es Jesús, que nos ama tremendamente, que ha dado la vida en plenitud por nosotros.
Este Año Santo de la Misericordia quiere ser un tiempo en el que podamos gozar de este amor pleno de Dios, que no mira tanto el pecado, sino que quiere acoger a las personas, que no viene a condenar sino a salvar. Que nuestro cansancio no agote nuestra capacidad de amar y servir, de conversar con la gente".

Juan Carlos Gatica, diácono, secretario pastoral
"Este es un año de gracia, en el que vamos a encontrarnos con el amor misericordioso de Dios. Para abrir el corazón se necesita ánimo, deseo de encontrarse con ese amor.
Nosotros estamos en una misión permanente y eso significa siempre anunciar la Buena Nueva. Lo que queremos es que la gente se encuentre con Dios, que sea capaz de ponerse de pie, de dar pasos, de recibir la bondad del Señor. Por la Puerta Santa atraviesa Jesucristo vivo, resucitado. Él nos va a ayudar a transmitir misericordia a las personas que están en la cárcel, a los forasteros, a los migrantes, a acercarle un plato de comida a los hambrientos y ayudar a los que sufren".

Fuente: Periódico Encuentro
www.periodicoencuentro.cl
Santiago, 07 de Enero, 2016
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