La noche final de la Teletón 2015, todo Chile parecía conectado con la solidaridad, celebrando la llegada a la meta. Pero quizás nadie vivió tanto la sensación de recibir la misericordia, la ayuda desinteresada por parte de alguien, como Vivianne Perey. Esa noche, Vivianne, mamá de Cristóbal Gelfenstein, por fin recibió la llamada que tanto había esperado.
“Hay un donante”, dijeron al otro lado del teléfono y Vivianne, con una emoción y alegría inmensas, no sabía qué hacer primero. “No sabía si despertar a mi hija, subirme al auto, correr… Lo único que quería hacer era llegar rápido a la clínica, ir donde Cristóbal y darle un beso antes de la operación. Yo siento que él necesitaba nuestra energía para entrar a pabellón ese día”, cuenta.
El hijo de Vivianne se hizo ampliamente conocido en los medios por la intensa campaña publicitaria que organizaron su familia y amigos para concientizar en el tema de donación de órganos, desesperados por el diagnóstico entregado. Cristóbal era el segundo de la familia en desarrollar hemangiomatosis capilar pulmonar, enfermedad que ya se había llevado a su hermana mayor, Trinidad, en 2012; y que lo hacía prioridad nacional en la lista de espera de nuevos pulmones.
Cristóbal, felizmente, tuvo otro destino. El estudiante cumplió 14 años el pasado 4 de septiembre internado en la Clínica Las Condes, pudo ser trasplantado y recientemente fue dado de alta tras tres semanas de recuperación.
Lamentablemente, en Chile el caso de éxito de Cristóbal es aislado. A octubre de este año, la Coordinadora Nacional de Trasplantes del Ministerio de Salud registraba solo 236 trasplantes, gracias a 89 donantes, versus las 1.825 personas esperando un órgano. De ellos, 7 estaban en urgencia nacional y 4 eran niños.
¿Qué es lo que nos está frenando a la hora de donar órganos?
La principales trabas para donar en Chile
En Latinoamérica, Chile ostenta el triste récord de ser uno de los países con más bajas tasas de donación de la región. De acuerdo a la Coordinadora Nacional de Trasplantes del Ministerio de Salud, por cada un millón de personas, solo 7 son donantes.
Dada esta realidad, en septiembre, el gobierno lanzó una campaña para informar y crear conciencia sobre donación de órganos, apelando a que nadie está libre de eventualmente necesitar esa ayuda para sí mismo o un familiar. Pero la gente sigue teniendo aprensiones frente a este tema.
De acuerdo a la doctora Ana María Arriagada, presidenta de la Corporación del Trasplante, existen dos graves problemas a la hora de concretar donaciones en Chile. El primero es la poca preparación en infraestructura y tecnología que tienen hoy los hospitales públicos para atender a un potencial donante, y el segundo, la alta tasa de negativa familiar: “Hoy la mitad de las familias entrevistadas dice que no a la donación de órganos. Muchas veces se culpa de esto a la Ley de Donante Universal, diciendo que ha sido inútil. Pero incluso en el país con más éxito en tema de trasplantes del mundo, que es España, se hace una entrevista familiar y son ellos quienes deciden. Entonces no es la ley la culpable de que nos vaya mal. La negativa obedece a varias razones, principalmente culturales: por apego al cuerpo, porque creen que el cuerpo quedará en mal estado tras la donación; por falta de confianza: creen que las donaciones van desde los pobres a los más ricos; o por motivos religiosos, lo cual es muy curioso, ya que todos los credos que operan en nuestro país están apoyando la donación”.
En efecto, tal como afirma la doctora Arriagada, la Iglesia Católica apoya la donación de órganos hace mucho tiempo. Ya en 1990 el episcopado lanzó la “Declaración del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile” para el tema “Trasplante y donación de órganos”. En ella especifica muy claramente: “La donación de órganos a la hora de la propia muerte significa un acto de generosidad que ofrece una oportunidad de vida para otros. En el caso de la donación de vivo a vivo, el trasplante expresa una manera muy concreta de comunión con el otro en el afán de prolongarle o mejorarle su vida”.
Donar como acto de misericordia
Galo Fernández Villaseca, Obispo Auxiliar de Santiago y Vicario Episcopal para el Clero, señala: “La Iglesia desde siempre ha apoyado la donación de sí mismo en apoyo de los demás. Cristo es el mayor testimonio de esto: él entrega su cuerpo para vida del mundo”.
La doctora Arriagada aclara algunos mitos y explica que un paciente para poder ser donante primero debe acceder a un tratamiento neurointensivo, con el fin de hacer todo lo posible para salvarlo; y si eso no funciona, debe ser visto por un especialista –el cual por ley no puede ser parte del equipo de donación-, quien será encargado de determinar si hay muerte encefálica, situación en que ya no se puede hacer nada más. “Mucha gente cree que si es donante, la van a dejar morir y esto es todo lo contrario. Siempre se trata de primero salvar al paciente”, explica.
Por otro lado, tanto el monseñor Fernández, como la doctora Arriagada y Vivianne Perey cuentan que quienes entregan un órgano de un ser querido enfrentan la muerte de una manera muy distinta, con la paz que da el haberle hecho bien a alguien.
“Ciertamente, las personas que pueden tener a un familiar en situación de ser donante, están en una situación muy trágica, ya que muchas veces se trata de muertes inesperadas. Por eso, el tema debe ser tratado con tacto. Pero también la sensación de haber respetado la voluntad del ser querido y haber dado vida a otras personas es algo muy especial”, dice el monseñor Fernández. La doctora Arriagada concuerda: “Incluso si el tratamiento médico fue excelente, si a una familia la han tratado mal o muy fríamente durante la estancia de su ser querido en el hospital o clínica va a ser más reacia a la donación de órganos. Eso es algo que definitivamente debe ser mejorado”, comenta.
Por su parte, Vivianne Perey, tras el alta de su hijo, ha hecho suya la causa de la donación y cuenta que seguirá trabajando en su campaña, la cual está hoy en una etapa de llamar a respetar el deseo en vida de nuestros seres queridos. “La noche en que me llamaron para decirme que había un donante, me volvió una alegría de saber que sí, existe la solidaridad y la generosidad. Y es ahí que tú sientes que como seres humanos debemos movernos para sensibilizar, porque esta solidaridad existe en el ser humano, pero a veces está trancada por mitos, falta de educación, malas experiencias. En este minuto estoy abocada a la recuperación de mi hijo, pero ya no puedo desligarme de esta causa. Hay muchos niños como Cristóbal esperando”, concluye.
Fuente: Periódico Encuentro
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