Javier Luis Egaña: “Nuestro objetivo era entregar ayuda a toda persona que la necesitara”
Javier Luis Egaña: “Nuestro objetivo era entregar ayuda a toda persona que la necesitara”

Este 1º de enero se cumplieron 40 años de la creación de la Vicaría de la Solidaridad, y su primer secretario ejecutivo, el abogado Javier Luis Egaña, recuerda la difícil labor de defensa de los Derechos Humanos que impulsaron la Iglesia de Santiago y el cardenal Raúl Silva Henríquez, durante el gobierno militar.

Tenía solo 32 años cuando el cardenal Raúl Silva Henríquez y el padre Cristián Precht le pidieron, a fines del año 1975, tomar la secretaria ejecutiva de la Vicaría de la Solidaridad, que se encargaría de defender el derecho a la vida en un escenario social de grave represión y violencia. Así lo hizo hasta el año 1981.
“Cuando me piden este trabajo recé: Señor, si tú quieres que haga esto, me entrego y tú verás cómo puedo ser más útil. No voy a ser yo quien va a resolver problemas que son muy superiores a una capacidad humana”, cuenta.

¿Cuál era la misión de la vicaría y cómo se estructuraron?
Todo nuestro trabajo se basó en la Parábola del Buen Samaritano. El objetivo nuestro era entregar ayuda a toda persona que la necesitara, sin distinción de color político, género o religión. Llegamos a ser casi 300 personas y nos financiábamos con apoyos del exterior, principalmente del Consejo Mundial de la Iglesias, con sede en Ginebra.

¿Sabían a lo que se enfrentaban?
Había situaciones muy dramáticas. El caso de Lonquén, por ejemplo. El llanto y la angustia de familiares de detenidos desparecidos. Las historias de torturas. La dictadura era implacable y fuera de la vicaría no había otra instancia donde se acogiera a estas personas. Nuestro equipo mantuvo la calma y se sintió responsable de colaborar.

¿Cómo recuerda las condiciones de trabajo?
Muchas noches nos seguían autos desde que salíamos de la vicaría, porque trabajábamos hasta las 11 de la noche, a veces. Frente a la vicaría, en la Plaza de Armas, veíamos tipos en autos Peugeot 404, echados, comiendo o tomando cerveza. Los veíamos desde las ventanas. Se instaló un kiosco frente a la vicaria y era un negocio montado por la Dina, que tenia teléfono, en donde se juntaban personas de anteojos oscuros. Había una presión sicológica brutal.

¿Cómo mantenían la calma?
En mi caso, lo que me daba esa tranquilidad era Jesús y que muchos de nuestros obispos nos defendían.
-¿Cómo recuerda el trabajo del cardenal Silva?
-Admiro cómo mantuvo la calma y el equilibrio en una Iglesia donde también había obispos que le decían que se cerrara la vicaría porque traía muchos problemas con el gobierno. También recibió amenazas de muerte, seguimientos, llamados telefónicos para amedrentarlo.

¿Que ocurrió cuando uno de los trabajadores de la vicaría fue asesinado?
La situación de presión y hostigamiento contra los trabajadores de la vicaria culmina en 1985 con el asesinato de Jose Manuel Parada, un hombre extraordinario. Mientras yo fui secretario ejecutivo lo tuve de jefe de departamento. Él era militante comunista. Yo nunca pregunté a quien entraba a la vicaría si tenía alguna militancia, porque no me interesaba otra cosa que apoyar el trabajo de derechos humanos.

¿Cómo vivió la experiencia de Lonquén?
Nos llegó una denuncia y envié a dos personas a ver el lugar. Volvieron con dos cráneos. La semana siguiente presentamos un escrito a la Corte para denunciar este hecho y así logramos avanzar muchísimo en el proceso inmediato de desentierro y extracción de cuerpos. Pusimos trabajadores de la vicaria y todo bajo el respaldo del juzgado del crimen de la zona.

¿Desde su mirada cristiana, por qué Dios podría haber permitido estos atropellos a los derechos humanos?
Para mí no tiene respuesta. Pero la pregunta quizás es ¿por qué le echamos la culpa a Dios de los errores que cometemos los hombres? Dios podría haberlo evitado, sí. Quizás algún día vamos a entender, pero quizás no en esta tierra.

¿Qué autocrítica hace del trabajo de la vicaría?
(Se emociona) Se pudo hacer cosas para haber ayudado a más gente. Fue uno de los momentos más dramáticos del país, murió mucha gente, desaparecieron muchos, se exilió a un millón de chilenos, entre ellos varios de mis hermanos, hubo que ayudar a asilar a mucha gente, es decir, un período terrible. A veces nos sentíamos haciendo muy poco dentro de la cantidad de requerimientos que recibíamos. Nos faltaba tiempo para hacer todo lo que queríamos hacer.

¿En qué está hoy la fundación Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad, creada en 1992?
Se ha venido digitalizando este archivo, perfeccionando su clasificación y hay un trabajo intenso con los tribunales, quienes nos consultan por los procesos que se siguen abriendo. Hay mucha actividad docente, de universitarios que hacen sus tesis sobre este tema. Hay colegios que nos visitan para entender qué fue lo que ocurrió en Chile con la violación de los Derechos Humanos en dictadura. Una actividad permanente en el servicio de mantener vivo un legado que se construyo con el esfuerzo de mucha gente.

Historia
Más de 85 mil documentos mantiene actualmente la fundación sobre la historia de las violaciones a los derechos humanos en el país durante 1973 a 1990. Entre ellos expedientes judiciales, recursos de amparo y descripciones de torturas.

Fuente: Periódico Encuentro
www.periodicoencuentro.cl
Santiago, 07 de Enero, 2016
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