La mañana del 31 de diciembre el Arzobispo de La Serena, Mons. René Rebolledo, compartió el siguiente saludo con los fieles de las Provincias Elqui y Limarí:
“Restan algunas horas para finalizar el año 2015. Ante todo manifestamos nuestro agradecimiento a Dios y a su Hijo Jesucristo, Señor de la historia y de los tiempos. En particular, le agradecemos a Dios el don de nuestra vida, la de nuestros seres queridos, familiares y amigos, como también le manifestamos gratitud por tantos acontecimientos significativos que hemos vivido en el transcurso de este año los que, sin duda, señalan un hito importante en nuestra vida. Incluimos también en esta expresión agradecida situaciones complejas y dolorosas en la esperanza que, como señala el Apóstol Pablo, “Dios dispone todas las cosas para el bien de los que le aman” (
Rom 8,28).
Al contemplar someramente algunos acontecimientos que nos han fortalecido como Iglesia Arquidiocesana, evidencio los siguientes: las dos Asambleas Arquidiocesanas (28 de marzo en La Serena, 28 de noviembre en Ovalle), el trabajo realizado con las Orientaciones Pastorales (publicadas el 12 de junio), la creación de la parroquia Santísima Trinidad (31 de mayo). En particular, me agrada recordar que el 22 de septiembre de este año, Mons. Bernardino Piñera, Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis, cumplió 100 años de vida. Gracias a Dios también por las tres ordenaciones sacerdotales, presbíteros Juan Rivera, Marcelo Tomasevic y Cristian Sánchez.
Todos hemos sufrido en algún grado con el terremoto y tsunami del 16 de septiembre. Una vez más, manifestamos nuestra cercanía con los hermanos que han perdido a un ser querido. Expresamos también renovados sentimientos de solidaridad con las familias que han perdido todo. Los invito a seguir orando por ellos.
No podemos olvidar el maravilloso ejemplo de solidaridad de miles de personas, niños, jóvenes y adultos, que de una u otra forma salieron al encuentro de las necesidades de los hermanos afectados por el sismo. ¡Gracias por este maravilloso ejemplo de amor fraterno!
En la alegría del ambiente familiar entraremos al año 2016, que iniciamos en el nombre del Señor. En la Iglesia pasará a la historia, entre otros, como
el Año de la Misericordia. El lema de este año reza “Misericordiosos como el Padre”. Jesús, el Hijo dilecto del Padre, nos enseña a ser misericordiosos entre nosotros. Esto es una gracia, una bendición de Dios. ¡Supliquémosla! Es también un empeño cotidiano. ¡Busquemos concretarlo!
El día 1 de enero la liturgia nos invita a contemplar a María y a venerarla como Santa María, Madre de Dios. Ella mostró a los humildes pastores de Belén a su Hijo Jesús. Ella prosigue señalándonos a su Hijo, “Camino, Verdad y Vida” (
Jn 14,6) ¡Él es la plenitud de nuestras vidas!
Celebramos también, a nivel universal, la Jornada Mundial de la Paz. Este año con el lema sugerente que nos señala el Papa Francisco:
Vence la indiferencia y conquista la paz.
El Santo Padre destaca: “cada uno está llamado a reconocer cómo se manifiesta la indiferencia en la propia vida, y a adoptar un compromiso concreto para contribuir a mejorar la realidad donde vive, a partir de la propia familia, de su vecindario o el ambiente de trabajo”.
La invitación es a disponernos en este
Año de la Misericordia a vencer la indiferencia donde ella pudiere darse, especialmente la de nuestra propia vida, para procurar la paz.
Les deseo a todos la bendición del Señor y abundantes frutos de una vivencia profunda del
Año de la Misericordia, en el Año del Señor 2016”.
Fuente: Comunicaciones La Serena