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Eran cerca de las 10 de la noche y las graderías a los pies de la Virgen del Cerro San Cristóbal se quedaron en tinieblas por unos minutos, mientras alrededor de 600 jóvenes prendían velas, formando una pequeña liturgia en este especial lugar de nuestra capital. Cuando estuvieron todas prendidas, se pidió al Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, que hiciera la bendición final del encuentro que estos chicos tanto habían esperado. En sus caras se transparentaba la emoción: por fin se graduaban de la Academia de Líderes Católicos, tras un año de preparación.

La Academia de Líderes Católicos existe desde el año 2006, gracias al sueño de un grupo de jóvenes de contribuir, desde sus propias áreas, a la formación integral de jóvenes con entusiasmo e interés en el servicio público. “Es una iniciativa inédita en América Latina porque ha congregado a políticos de las más diversas sensibilidades políticas para formar católicos que participen en la vida pública”, explicó José Antonio Rosas, Director Nacional de la Academia.

Al día de hoy, se han realizado 60 programas de formación, en los cuales han participado 4000 jóvenes de colegios y universidades en las ciudades de Illapel, Valparaíso, San Bernardo, Melipilla, Santiago, Rancagua, Linares, Talca, Chillán, Concepción, Temuco y Puerto Montt. Los jóvenes estudian temas como fundamentos de antropología y moral cristiana, doctrina social de la Iglesia, encuentros con políticos y figuras públicas, oratoria, debate, negociación, inteligencia emocional, etc. Entre los profesores del programa, se encuentran Soledad Alvear, Francisco Chahuán, José Antonio Kast, Arturo Villagrán, Claudio Orrego y el Obispo Alejandro Goic.

Una premiación especial

Este año, los más de 600 jóvenes recibieron sus diplomas de manos del Cardenal Ricardo Ezzati, quien les dijo: “El futuro y presente de nuestro país depende de personas que descubren una hermosa vocación: la de ser hijos y ser hermanos. Y ellos hacen de esta vocación un compromiso serio en sus vidas. He escuchado algunos de los discursos que han hecho y estoy convencido que en el corazón de cada uno de ustedes laten los mismos deseos y los mismos proyectos. Quisiera que con el corazón miraran la imagen de la Virgen. Ella tiene una mano levantada hacia el cielo y está indicando a cada uno de ustedes dónde está la fuente de la verdadera fraternidad, la verdadera solidaridad, de la justicia, de la participación, de ser un país de hermanos. Pero la virgen tiene la otra mano mirando a cada uno de nosotros, mostrando que está en nosotros la responsabilidad de construir el reino de Dios para todos los hombres de esta tierra. Para que no haya primeros, sino que los primeros sean los últimos. Para que cada uno de nosotros convierta su propia vida en una vida semejante a la de Jesús, quien vino a servir y no a ser servido. Para que la política sea en Chile una acción consciente y responsable que construye ciudad y país a semejanza de la familia que Dios ha soñado. Queridos jóvenes, caminen en ese sendero, que sean fuego que prende otros fuegos. Escuchen lo que el Papa Francisco les ha dicho especialmente a ustedes: hagan líos que permitan transformar la realidad, la que entre todos estamos llamados a construir”.

El Arzobispo estuvo también a cargo también de la primera entrega del premio “Líderes Católicos”, que busca reconocer liderazgos católicos distintas áreas de trabajo. Los premiados fueron La Senadora Soledad Alvear, por su defensa del derecho a la vida desde la concepción; el Padre Gerardo Ouisse, por su compromiso con los excluidos y su trabajo en la población La Legua; Jaqueline van Rysselbergue, por la promoción de la familia; y el diputado brasileño Flavio Augusto da Silva, por su labor evangelizadora.

“Me siento feliz y orgullosa de haber obtenido esta distinción. Yo lo que hago es actuar de acuerdo a lo que creo, comprometida con mi fe y en ese camino a veces uno a veces se lleva insultos, ingratitudes. Pero eso me da más fuerza para seguir luchando. Porque, con ya dos guerras mundiales, me parece básico y casi progresista defender el derecho a la vida de todo ser humano”, señaló Soledad Alvear tras obtener el galardón.

Las figuras públicas no fueron las únicas reconocidas: el Arzobispo Ezzati también recibió de sorpresa una distinción por su trabajo de manos de los organizadores del evento, como una forma de honrar su arduo trabajo en la Iglesia de Santiago.

El Arzobispo recibió el premio con alegría, pero aclaró que para él lo más importante fue el ver a tantos jóvenes comprometidos con la causa católica. “Veo muchos jóvenes con un corazón grande, que saben reconocer lo que es verdadero, bueno, lo que es fecundo. Los felicito por el esfuerzo que han hecho de estudiar, porque para ser líderes hay que tener una preparación para enfrentar las dificultades de la vida. Ojalá esto siga creciendo, porque necesitamos buenos líderes”, concluyó, con una gran sonrisa.

Fuente: Comunicaciones Santago

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