Francisco en el Encuentro Eclesial Nacional: Los rasgos del humanismo cristiano
Francisco en el Encuentro Eclesial Nacional: Los rasgos del humanismo cristiano

El Papa pronunció un discurso centrado en el tema del congreso, en el que habló también de los rasgos del humanismo cristiano y de las tentaciones a las que está expuesta la Iglesia.

Después de su breve visita a Prato, el Papa se trasladó en helicóptero a Florencia, donde fue recibido por el cardenal arzobispo Giuseppe Betori y por otras autoridades civiles y religiosas. Francisco se desplazó en automóvil hasta el Baptisterio dedicado a San Juan Bautista en la Plaza de la catedral de Santa Maria del Fiore y se detuvo unos momentos ante el cuadro ''La crucifixión blanca'' de Marc Chagall, actualmente expuesta en la muestra ''Belleza divina'', en Palazzo Strozzi. Desde allí se dirigió a pie a Santa Maria del Fiore para encontrarse con los participantes en el 5° Congreso Eclesial Nacional, dedicado este año al tema : ''En Jesucristo el nuevo humanismo''. En la catedral, donde estaban reunidos los 2.500 participantes en ese evento, recibió el saludo del cardenal Angelo Bagnasco, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) y arzobispo de Génova, así como del arzobispo de Turín, mons. Cesare Nosiglia y del obispo Nunzio Galantino, Secretario de la CEI.

El Papa pronunció un discurso centrado en el tema del congreso, del que reproducimos amplios párrafos. y en el que habló también de los rasgos del humanismo cristiano y de las tentaciones a las que está expuesta la Iglesia.

''Sólo podemos hablar de humanismo partiendo de la centralidad de Jesús -dijo- encontrando en él los rasgos del verdadero rostro del hombre. Es la contemplación del rostro de Jesús, muerto y resucitado la que recompone nuestra humanidad, también la que está fragmentada por las dificultades de la vida, o marcada por el pecado. No hay que domesticar el poder del rostro de Cristo. Su rostro es la imagen de su trascendencia. No quiero esbozar aquí en abstracto un "nuevo humanismo", una cierta idea del hombre, sino simplemente presentar algunos rasgos del humanismo cristiano, que es el de los sentimentos de Cristo Jesús... . No son sensaciones provisionales del ánimo, sino la cálida fuerza interior que nos hace capaces de vivir y de tomar decisiones''

''El primer sentimiento es la humildad... La obsesión por preservar la gloria y la ''dignidad'' propias, la influencia propia, no debe ser parte de nuestros sentimientos. Debemos buscar la gloria de Dios, que no coincide con la nuestra. La gloria de Dios que resplandece en la humildad de la cueva de Belén o en el deshonor de la cruz de Cristo siempre nos sorprende''.

''Otro sentimiento es el desinterés... La humanidad del cristiano está siempre en salida ... Evitemos, por favor, encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos... .Nuestro deber es trabajar para hacer de este mundo un lugar mejor y luchar. Nuestra fe es revolucionaria por un impulso que viene del Espíritu Santo''.

''Otro sentimiento de Jesucristo es la dicha. El cristiano es un bienaventurado.... En las Bienaventuranzas, el Señor nos muestra el camino. Recorriéndolo, los seres humanos podemos llegar a la felicidad más auténticamente humana y divina..... Para los grandes santos la felicidad tiene que ver con la humillación y la pobreza. Pero incluso entre los más humildes de nuestro pueblo hay una gran cantidad de esta bienaventuranza: es la que conoce la riqueza de la solidaridad, del compartir también lo poco que tenemos...Las bienaventuranzas que leemos en el Evangelio comienzan con una bendición y terminan con una promesa de consuelo. Nos introducen en un camino de grandeza posible, la del espíritu, y cuando el espíritu está dispuesto el resto viene por sí solo''.

''Humildad, desinterés, bienaventuranza.. también tienen que decir algo a la Iglesia italiana que hoy se reúne para caminar juntos en un ejemplo de sinodalidad. Estas características nos dicen que no debemos estar obsesionados por el "poder", incluso cuando asume el rostro de un poder útil y funcional a la imagen social de la Iglesia. Si la Iglesia no asume los sentimientos de Jesús, se desorienta, pierde la dirección.Una iglesia que tiene estas tres características - humildad, desinterés, bienaventuranza - es una Iglesia que reconoce la acción del Señor en el mundo, en la cultura, en la vida cotidiana de las personas. Lo he dicho muchas veces y lo repito hoy: ''Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades''.

''Pero las tentaciones a las que enfrentarse son muchas. Hablo al menos de dos: La primera es la pelagiana, que empuja a la Iglesia a no ser humilde, desinteresada y bienaventurada. Y lo hace bajo la apariencia de un bien ...A menudo nos lleva también a asumir un estilo de control, de dureza, de normatividad. La norma da al pelagiano la seguridad de sentirse superior, de tener una orientación precisa. Allí encuentra su fuerza, no en la levedad del soplo del Espíritu. Frente a los males o los problemas de la Iglesia es inútil buscar soluciones en el conservadurismo y el fundamentalismo, en la restauración de conductas y formas superadas que ni siquiera tienen la capacidad de ser culturalmente significativas. La doctrina cristiana no es un sistema cerrado, incapaz de generar preguntas, dudas, interrogantes , sino que está vivo, sabe inquietar, animar. Su rostro no es rígido, su cuerpo se mueve y crece, su carne es carne: la doctrina cristiana se llama Jesucristo''.

''Una segunda tentación es la del gnosticismo que lleva a confiar en el razonamiento lógico y claro, que, sin embargo, pierde la ternura de la carne del hermano....La diferencia entre la trascendencia cristiana y cualquier forma de espiritualismo gnóstico reside en el misterio de la Encarnación. No poner en práctica, no conducir la Palabra a la realidad, significa construir sobre la arena, permanecer en la idea pura y degenerar en intimismos que no dan fruto, que hacen estéril su dinamismo''.

''La Iglesia italiana tiene grandes santos cuyo ejemplo puede ayudar a vivir la fe con humildad, generosidad y alegría, desde Francisco de Asís a Felipe Neri . Pero también pensemos en la simplicidad de personajes de ficción como Don Camilo que va en pareja con Peppone. Me llama la atención como en las historias de Guareschi la oración de un buen párroco se una a su cercanía evidente con la gente''.

''Pero entonces, os preguntaréis: ¿Qué debemos hacer? ¿Que nos pide el Papa? A vosotros os toca decidir: pueblo y pastores juntos. Y yo os invito, simplemente, a .. contemplar de nuevo el Ecce Homo''.

''Pido a los obispos que sean pastores. Nada más: pastores. Que esta sea vuestra alegría: ''Soy pastor''. Os sostendrá vuestra gente, vuestro rebaño... Que nada ni nadie os quite la alegría de ser apoyados por vuestro pueblo. Como pastorses no seáis predicadores de doctrinas complejas, sino heraldos de Cristo, muerto y resucitado por nosotros. Apuntad a lo esencial, al kerigma. No hay nada más sólido, profundo y seguro de este anuncio. Pero que sea todo el pueblo de Dios el que anuncie el Evangelio: quiero decir el pueblo y los pastores''.

''Recomiendo a toda la Iglesia italiana lo que indiqué en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudim: la inclusión social de los pobres, que tienen un lugar privilengiado en el pueblo de Dios, y la capacidad de encuentro y de diálogo para promover la amistad social en vuestro país de cara al bien común''.

''Que Dios proteja a la Iglesia italiana de cualquier subrogado de poder, de imagen, de dinero. La pobreza evangélica es creativa, da la bienvenida, acoge, sostiene y está llena de esperanza. La iglesia madre... reconoce a todos sus hijos abandonados, oprimidos, cansados. Y ésta, como sábeis es desde siempre una de nuestras virtudes, porque el Señor derramó su sangre no por algunos, no por pocos ni por muchos, sino por todos''.

''Os recomiendo también, de foma especial, la capacidad de diálogo y de encuentro. Dialogar no es negociar. Negociar es tratar de llevarse un trozo de la tarta común. No es eso lo que quiero decir. Es buscar el bien común para todos''.

''Que la Iglesia sea levadura de diálogo, de encuentro, de unidad. Por otra parte, nuestras propias formulaciones de fe son el resultado de un diálogo y un encuentro de culturas, comunidades e instancias diferentes. No debemos tener miedo del diálogo: de hecho, son la confrontación y la crítica las que nos ayudan a preservar a la teología del transformarse en ideología. Acordaos también de que la mejor manera de dialogar no es la de hablar y discutir, sino la de hacer algo juntos, la de construir juntos, la de hacer proyectos: no solo entre los católicos, sino con todos aquellos que tienen buena voluntad''.

''Pero que la Iglesia también sepa dar una respuesta clara a las amenazas que surgen en el debate público: esta es una de las formas de la contribución específica de los creyentes en la construcción de la sociedad. Los creyentes son ciudadanos.... Me apelo sobre todo "a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes,": No miréis la vida desde el balcón, comprometeos, sumergios en el amplio diálogo social y político...Nuestro tiempos nos llama a vivir los problemas como retos, no como obstáculos: el Señor está activo y trabaja en el mundo. ... Estéis donde estéis, no construyáis nunca muros ni fronteras, sino plazas y hospitales de campaña''.

''Me gusta una Iglesia italiana inquieta, cada vez más cercana de los abandonados, los olvidados, los imperfectos. Quiero una Iglesia contenta con rostro de madre, que entienda, acompañe, acaricie. Soñad también vosotros con esta Iglesia, creed en ella, innovad con libertad. El humanismo cristiano que estáis llamados a vivir afirma radicalmente la dignidad de cada persona como Hijo de Dios, establece entre cada ser humano una fraternidad fundamental, enseña a entender el trabajo, a habitar la creación como una casa común , ofrece razones para la alegría y el humorismo, incluso en medio de una vida muy dura''.

Acabado el encuentro con los representantes del convenio eclesial, poco antes del mediodía, el Papa fue a la basílica de la Santísima Annunziata, para rezar el Angelus con algunos enfermos y discapacitados antes de almorzar con los pobres en el comedor de San Francisco Poverino.

Fuente: Servicio informativo Vaticano
Vaticano, 10 de Noviembre, 2015

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