Las familias son las primeras en sufrir las graves consecuencias de las brechas sociales escandalosas
Card. Ricardo Ezzati:
Las familias son las primeras en sufrir las graves consecuencias de las brechas sociales escandalosas

A pocas horas de finalizar el Sínodo de la Familia, el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile reflexiona sobre algunos de los temas abordados en este encuentro.

El Obispo de Roma invitó al Sínodo de los Obispos, reunido en su Asamblea General Extraordinaria de octubre de 2014, a reflexionar sobre la realidad de la familia, decisiva y preciosa, para profundizar después la reflexión en la Asamblea General Ordinaria que termina el próximo domingo 25 de octubre. El Papa Francisco describió la experiencia sinodal, indicando la existencia de la tarea de escuchar tanto los signos de Dios como los de la historia de los hombres, y vivir la consiguiente doble y única fidelidad a ambos.

En el documento Instrumentum Laboris, con el que se ha trabajado en la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos, se subraya que la familia es protagonista de la edificación de la ciudad común y no una realidad privada, y por lo tanto son necesarias políticas familiares adecuadas, que la sostengan y la promuevan.

En relación a los impactos que las diversas condiciones sociales generan en las familias, el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile y arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, ha querido expresar algunas de sus reflexiones en torno a la realidad nacional.

Pese a que una familia se sustenta en los vínculos de amor, respeto, compromiso y fidelidad entre sus miembros, existen condiciones materiales de la cotidianidad que influyen en la manera en que se construye dicho vínculo, y su desarrollo en el tiempo. Las malas condiciones de trabajo y vivienda, entre otros, entorpecen en muchos casos la prosperidad de un proyecto familiar.

Sin duda, las condiciones de trabajo que rigen en la actualidad han afectado la manera en que se relacionan los miembros de una familia. El Cardenal Ezzati señaló al respecto, que “el Sínodo ha tenido delante de sus ojos muchas situaciones que constituyen un verdadero obstáculo para que las familias puedan alcanzar la felicidad y el desarrollo más pleno de sus aspiraciones. Entre ellas se cuenta, sin duda alguna, la precariedad que los y las trabajadoras enfrentan en relación a sus empleos”, y agregó que “el trabajo debiera ser un espacio donde las personas encuentren, no solo la posibilidad de subsistir, sino la ocasión para un desarrollo digno para la propia familia y para su futuro”. Además, el cardenal enfatizó que la doctrina social de la Iglesia al respecto, es muy clara, y nos permite constatar que “en nuestro país la brecha que nos separa es escandalosa y las familias son las primeras en sufrir sus graves consecuencias”.

El presidente de la CECh también quiso manifestar su apreciación sobre la importancia del lugar donde habita la familia, el que a su parecer es otra condición indispensable para que el núcleo familiar pueda alcanzar su mas pleno desarrollo, por lo que es fundamental disponer de una vivienda digna. “Recuerdo con emoción la iniciativa social y pastoral del cardenal Raúl Silva Henríquez en favor de la vivienda digna para los mas pobres, vivienda que debía ser un espacio para que los esposos pudieran expresarse cercanía y amor y donde los hijos pudieran gozar de un ambiente acogedor”. Mons. Ezzati reconoce que en los últimos decenios, el país ha progresado mucho en este campo, “pero hay que seguir creciendo, creando barrios donde las familias puedan conocerse, vivir en paz y solidaridad, gozando de los servicios públicos que permitan mayor comunión. Es interesante destacar el valor que el Papa Francisco asigna a la vivienda y a los barrios en su encíclica Laudato´Si”, sostuvo.

Una de las misiones más importantes de la familia es el cuidado de sus miembros, en la entrega desinteresada del amor, por eso impacta tanto que la segunda causa de muerte de los jóvenes entre 15 y 29 años sea el suicidio. Al respecto, el cardenal Ricardo Ezzati afirma que esto nos debe hacer pensar. “La soledad y el abandono, especialmente en los jóvenes, no nos puede dejar indiferentes”. Y agregó: “es necesario que todos nos esforcemos en ofrecer a los jóvenes ideales grandes por los cuales vivir; que padres de familia, educadores, pastores y responsables de la vida política y social, caminemos con ellos, ofreciéndoles el testimonio de una vida coherente, puesta al servicio de los demás. La educación es cosa del corazón, hay que amar, amar siempre, hasta que los jóvenes se sientan amados, comprendidos y acompañados”, concluyó.

Al finalizar su reflexión quiso entregar unas palabras de esperanza para las familias de Chile “El dolor y el sufrimiento acompañan todo el arco de la vida familiar. todos experimentamos esta realidad que invita a conmoverse, compartir, tender la mano y, muchas veces, acompañar con un respetuoso silencio y en oración. Jesús nos ha enseñado como estar al lado de las personas que sufren. En el evangelio encontramos tantas expresiones de su compasión y de su misericordia. por eso, en el sínodo ha resonado fuerte la voz de la “misericordia”, voz que deberá ser acogida y experimentada, especialmente en el año del jubileo de la misericordia, que invita a “ser misericordiosos como el padre””.

Fuente: Prensa CECh
Vaticano, 23 de Octubre, 2015
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