Eucaristía por el aniversario de la Pascua de Mons. Enrique Alvear
Esta será una ocasión para recordar el testimonio del obispo que señaló que de los pobres había aprendido a ser pastor. Luego de la Eucaristía, habrá un momento de oración en su tumba, ubicada a un costado de la Basílica.
“Cristo me ha enviado a evangelizar a los pobres”
Fernando Tapia, presidente de la Fundación Obispo Enrique Alvear escribió la siguiente biografía:
“Cristo me ha enviado a evangelizar a los pobres” , fue el lema episcopal elegido por Don Enrique y el contenido de la breve homilía que pronunció el día de su consagración en la basílica de Lourdes, el 21 de abril de 1963. Eligió este templo porque estaba situada en la periferia de Santiago, en un barrio obrero, y como alternativa a su petición inicial de ser consagrado en un gimnasio techado, que no fue aceptada.
¿De dónde brotaba esta inquietud? Básicamente de su profunda vida espiritual que lo llevó a una comprensión muy honda del misterio de Cristo que hace de la pobreza y del abajamiento (kénosis), el camino elegido “para que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. No es casualidad que haya sido formador y Padre Espiritual del Seminario y profesor de Teología Espiritual en la Universidad Católica en los años ‘40 y ‘50. Esto lo llevó a trabajar con los seminaristas en una población periférica de Santiago, la Madeco-Mademsa y posteriormente en la Malaquías Concha y descubrir allí la necesidad de una profunda renovación en la pastoral de la Iglesia . También en esos años tomó contacto con el Padre Hurtado, a quien admiraba mucho.
En 1961, recién nombrado Arzobispo de Santiago, el Cardenal Raúl Silva Henríquez lo nombra como uno de sus Vicarios Generales, con el especial encargo de preocuparse de los sectores populares, urbanos y rurales de la Arquidiócesis (que se extendía hasta la costa) y a comienzos de 1963, lo nombra Director de la Misión General, que fue un acontecimiento que impactó profundamente el modo de hacer pastoral en la Iglesia . El 21 de abril de 1963 es consagrado obispo y asume como auxiliar de Don Manuel Larraín en Talca.
Desde el año ’63 al ‘65 participa entusiasmado en las sesiones del Concilio y en la Misión General de la diócesis de Talca, como encargado de la misma. Decide irse a comer y a alojar en las casas de los pobladores y de los campesinos. Es un estilo pastoral marcado por el misterio de la encarnación de Cristo entre los pobres que nunca abandonará. Ministerio siempre abierto a la novedad de Dios y a buscar incansablemente su voluntad, aunque ello le traiga problemas e incomprensiones. Lo ve con claridad en una peregrinación a Tierra Santa en 1963 .
Consecuente con esta actitud quiere asumir de un modo muy distinto del tradicional su primera diócesis: San Felipe, en julio de 1965. Así se lo comunica al Vicario capitular . Eran tiempos marcados por la palabra “revolución” y la inquietud de Don Enrique es reconocer en estos procesos de cambios el paso de Dios y aportar a ellos con la levadura del Evangelio . Parte, como siempre con su testimonio personal: entrega la casa episcopal a las organizaciones de trabajadores y se construye una casita de material ligero en el patio de la casa de retiros de San Felipe; celebra la Navidad en los lugares más pobres ; crea un equipo de pastoral rural “Las Golondrinas” ; impulsa las Comunidades de Base a partir de misiones locales en toda la diócesis , confía muchas de estas comunidades a religiosas, a quienes invita a vivir entre los pobres y como los pobres, etc.
En 1973 renuncia a la diócesis y es pedido por el Cardenal Silva como Obispo Auxiliar de Santiago. Asume por un año, 1974, como Vicario de la Zona Oriente y a partir de 1975 hasta su muerte en 1982, es Vicario de la Zona Oeste. Y aunque es un contexto socio-político completamente diferente al de San Felipe, Don Enrique es fiel a sus opciones personales y eclesiales. Se va a vivir a uno de los sectores más pobres de la Zona Oeste: Pudahuel, y pide al Padre Mario Garfias que lo acoja en su casa parroquial. Así comienza su ministerio entre los más pobres de la periferia de Santiago con un nuevo gesto de despojo y solidaridad. Desde allí visita incansablemente todas las poblaciones de su sector, apoyando a las Comunidades y sus agentes pastorales y a las organizaciones solidarias que los pobladores iban creando al alero de la Iglesia. A nivel de Santiago y de Chile se multiplican sus gestos y sus palabras para defender la vida y la dignidad de todo ser humano y para cooperar con todo el Episcopado chileno y latinoamericano que en Puebla hace explícitamente “una opción preferencial por los pobres” y en Chile declara que la Iglesia es “servidora de la vida”.
Convocó en 1976 al “Sínodo de la Zona Oeste” que culminó en Diciembre de 1977. Allí se sistematizó la nueva pastoral que iba surgiendo en esa zona, como respuesta a los nuevos desafíos que creaba en Chile la dictadura militar: Pastoral de Solidaridad; Pastoral de Evangelización y catequesis; Pastoral de Comunidades Eclesiales de Base. Todo desde la fuerza del Evangelio y desde la perspectiva de los Pobres .
En abril de 1982 cae en cama para no levantarse más y dirige un mensaje a la Zona Oeste: “Yo estoy sufriendo pero en la zona otros sufren más que yo(...)Asumo la misma condición de Cristo paciente, entregando su vida al Padre bajo el impulso del Espíritu Santo por la salvación y liberación evangélica de sus hermanos” . El día 29 celebra su pascua y su féretro es llevado por los pobres de Santiago, en andas, desde la Catedral hasta la Basílica de Lourdes donde hasta hoy reposan sus restos.
Fuente: DOP Santiago www.iglesiadesantiago.cl