Ver galería de fotos

“Hoy celebramos la entrada al cielo de nuestro querido P. Alberto Hurtado, amigo, apóstol y discípulo de Jesucristo. El recuerdo de su vida, sus obras y sus palabras no puede dejarnos indiferente. La figura de este santo chileno siempre nos tiene que volver a remecer y nos obliga a hacer un examen de conciencia acerca de la vida que estamos viviendo, acerca de la sociedad que estamos edificando. Su vida comprometida, gastada y entregada por el bien de los demás es una gran invitación para comprender que el cristianismo es un impulso para dar la vida por los demás”, sostuvo el obispo de Talca.

“El egoísmo es una especie de pulsión del alma enferma que nos empuja solo a pensar en lo propio a costa de los demás, a costa de la familia, incluso a costa de la naturaleza. La medicina que salva esa enfermedad, que todos padecemos de alguna manera, es el amor de Dios que vino a nosotros a través de Jesucristo; de eso es testigo San Alberto Hurtado, preocupación por los demás”, recalcó Mons. Valenzuela.

Durante el momento del ofertorio se presentó una maqueta de las casas donadas a la Diócesis de Copiapó, en el marco de la campaña “Una casa para mi hermano del Norte”. También se presentó un peto del voluntariado del Hogar de Cristo, una caja con alimentos no perecibles, junto al pan y al vino.

Cabe destacar que en la celebración se dio gracias a Dios por la presencia de monseñor Horacio Valenzuela, quien el 17 de agosto cumplió 30 años de sacerdocio.

La Misa del Día de la Solidaridad culminó con el Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís.

Fuente: Comunicaciones Talca

 Eucaristía del Día de la Solidaridad se celebró en templo catedral