"Contundente, profética, desafiante es “Alabado seas”, nueva Encíclica del Papa Francisco". Así comienza el comentario del Obispo Luis Infanti de la Mora, en visita en estos días en Italia, a la Encíclica presentada hoy en Vaticano.
"No es neutral - continua -, sino escrita pero sobre todo ubicada desde el mundo empobrecido, desde el Sur, que desafía fraternalmente al Norte, para lanzar un cambio decidido y valiente. Los tempos, la nueva época, no dejan dudas: no se puede continuar como estamos ahora".
"Desde el mundo empobrecido y traspasado por la injusticia humana y ambiental, el Papa Francisco llama a la conciencia de los pueblos, creyentes y no creyentes, a exigir (la justicia no se pide, se exige, porque es un derecho de los emarginados) un cambio de ruta a los “poderosos” de los poderes económico, político, científico y tecnológico mundial. Lo hace, no desde una religión, sino desde la ética y la espiritualidad más profunda de la sensibilidad humana".
"Leo desde el Papa que la “globalización” hoy tiene carácter más de dominación que de humanidad y bien común, de hecho los poderes, la cultura consumista, la depredación de los bienes naturales, la crisis climática, el narcotráfico, que multinacionales y países influyentes imponen a los Continentes del Sur (sobre todo África y América Latina), incluso con leyes y bombardeos publicitarios (ideológicos), excluyen siempre más a los pobres, los oprimen robándoles los bienes naturales, sus culturas, su dignidad, el futuro. Reina la inequidad. El Papa llama a superar la “cultura del descarte”, a tomar en consideración a las comunidades locales, especialmente a los indígenas con su sensibilidad y tradiciones, y a frenar la megalomanía desenfrenada, a dialogar y debatir sobre los límites del “progreso”.
"Fuerte es el llamado a superar las visiones ideológicas y prácticas del antropocentrismo y del relativismo, tan arraigadas en el neoliberalismo, que instalan a algunas personas, organizaciones multinacionales y países como “señores, patrones, dominadores” de la creación y de la humanidad, sustituyendo a Dios, y sometiendo a la esclavitud a pueblos y a la fecundidad de la madre tierra, depredándola más allá de sus capacidades".
"Aunque breve, es significativa la referencia a la propiedad privada, sobre la cual “grava siempre una hipoteca social”. Este desafiante y urgente tema merece mayor profundización.
Finalmente el llamado al diálogo y al debate sincero, profundo, transparente a todos los sectores sociales, políticos, religiosos, económicos, culturales, para abrir caminos de liberación hacia una “valiente revolución cultural” y crear una “civilización del amor”, en que la comunión con Dios se manifesté también en la comunión con la humanidad y la creación, con signos, decisiones y organizaciones internacionales que promuevan la solidaridad, la justicia y la paz".
Fuente: Comunicaciones Aysén