Por estos días la Presidenta Michelle Bachelet visita Italia y dentro de su gira tiene programado un encuentro con el Papa Francisco. Esta es la primera vez que estrechan sus manos y dentro de la conversación seguramente los temas de la realidad nacional y también internacional coparán la atención de ambos. El periódico Encuentro habló con la Mandataria antes del viaje y esto fue lo que nos contó.
En lo humano, ¿con qué ánimo se va a reunir con el Papa argentino?
El Papa es un líder espiritual muy importante, no solo para muchos de mis compatriotas, sino para esta época de cambios que vive el mundo. Su renovadora mirada sobre la justicia social y sobre el diálogo es un aporte para todos. Por eso voy muy contenta, porque él es una persona muy llana y optimista; pero voy también entusiasmada porque sé que será una conversación profunda, porque conoce muy bien la realidad de los países de la región. Quiero también contarle del proceso de reformas que hemos emprendido en Chile, porque sé que él está muy interesado en todo lo que promueva la justicia y la igualdad.
Chile ha dicho que espera que Bolivia no utilice la visita del Papa para conseguir apoyo por su demanda contra Chile en La Haya. ¿Comentará con él sobre el conflicto con Bolivia?
El Papa hará una visita pastoral a Bolivia, tal como la que hará a Chile, y en eso ha sido bien claro. No creo que el Estado Vaticano quiera involucrarse en un problema bilateral y confío en lo que el Papa ha manifestado en este sentido. Otras veces, cuando se le ha preguntado por diferencias entre dos países él siempre ha estado a favor de la unión de los pueblos y esa es también nuestra postura como país. Espero poder hablar con él de temas que sean de interés común entre la Iglesia Católica y Chile, y por supuesto de la realidad latinoamericana que él tan bien conoce.
¿Qué aspectos de la biografía del Papa más destaca?
Creo que el que sea latinoamericano le da una impronta especial, porque representa la realidad de los países que luchan por alcanzar el desarrollo y conoce los obstáculos que se deben enfrentar para ello. Es también conocida la importancia que él le da a estar cerca de la gente sencilla, por escucharlos y acompañarlos. Y usa un lenguaje directo, sin rodeos, usa el lenguaje de la vida cotidiana. Creo, por eso, que él encarna un tipo de liderazgo muy novedoso, centrado en la relación con las personas y con sus vidas cotidianas. Él es el Papa de la pizza y del fútbol.
¿De qué manera se siente identificada con este papado?
Tal como ha dicho el Papa Francisco debemos construir una sociedad más equitativa y abierta a nuevas realidades, aunque sean difíciles de comprender, e incluso dolorosas para algunos. Me gusta que el Papa sea cercano, que escuche lo que la gente tiene que decir, que esté atento a los cambios que se están viviendo en nuestro mundo.
¿Cuál cree que será el legado de este Santo Padre?
Es muy pronto para definir su legado, él está partiendo su pontificado. Pero ya se pueden ver las huellas que va dejando. La primera es la franqueza y transparencia en el reconocimiento de los desafíos de su institución. Él ha abierto temas que antes estaban vedados. Eso será un legado no solo para la Iglesia, sino para todo el mundo social y político, porque las instituciones de la democracia atraviesan una crisis de confianza, y sus actos pueden ser una señal de coraje muy positiva. El segundo, y que a mí me impresiona mucho, es su insistencia de que las instituciones deben estar al servicio de las personas y no al revés. Eso él lo ha hecho carne a través no solo de sus discursos, sino también a través de su actuar humilde. También con su mensaje de diálogo y comprensión de los diferentes puede ayudar a la paz y la sana convivencia en las relaciones internacionales.
Finalmente, a su juicio, ¿cuál es la importancia de los credos religiosos en la construcción del bien común?
Hay que valorar profundamente el aporte en las religiones a la convivencia social y a la justicia. En Chile tenemos una experiencia profunda del rol que jugó el cristianismo en la defensa de la democracia y los Derechos Humanos contra la dictadura. La religión aporta un sentido de transcendencia que estimula nuestro diálogo sobre los fines de largo plazo de nuestra vida en común y sobre la dignidad de las personas. Además los credos cumplen también una función social, las parroquias o templos son verdaderos centros de solidaridad y acogida donde la gente se organiza para ayudar a sus vecinos. Lo sabemos, las religiones pueden ser grandes creadoras de capital social y sentido de comunidad. Pero debemos reconocer también que las religiones, como nos lo muestra la historia reciente pueden ser fuente de fanatismo y arriesgar la cohesión social. Por eso, pienso que es necesario el diálogo entre las religiones y la democracia. Y en eso creo que el Papa Francisco puede hacer un aporte de alcance global.
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Fuente: Comunicaciones Santiago
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