Vatican Insider sobre el caso del profesor Costadoat
Vatican Insider sobre el caso del profesor Costadoat

El vaticanista Andrés Beltramo, describe los antecedentes y recorre las distintas fuentes que han aparecido al respecto.

Desde hace años el profesor Jorge Costadoat “estaba advertido” sobre algunos de sus escritos “imprudentes” con respecto a la doctrina católica. Lo precisó Ricardo Ezzati, gran canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile, al explicar por qué decidió quitarle el permiso para enseñar teología en dicha casa de estudios. Con esas palabras, el cardenal también le respondió a quienes lo acusaron de tener un “doble discurso” ante la salida del jesuita de sus cátedras.

“Me reuní con él cuando le entregué la misión canónica (en 2012) y le pedí que actuara en su enseñanza de acuerdo a lo que la Santa Sede y el arzobispo le concedió”, dijo el purpurado a la prensa, este domingo tras la misa de Ramos. Y, para evitar equívocos, graficó: “Si un jugador de fútbol quiere jugar fuera de la cancha tiene libertad de hacerlo, pero naturalmente no está jugando en comunión con el equipo” (La Tercera, 30.03.2015).

La semana pasada se desató una encendida controversia por el alejamiento de Costadoat de sus clases de “Cristología” y “Trinidad”. El 12 de marzo, en una reunión privada, el arzobispo de Santiago le comunicó la revocatoria del “mandato canónico” necesario para impartir clases.

La reacción fue inmediata. Primero el Centro de Estudiantes de Teología y después un grupo de 60 profesores cuestionaron la determinación del gran canciller. Los defensores del jesuita centraron su argumentación en dos cuestiones: Que no existió “ningún tipo de cuestionamiento de orden doctrinal” contra él y que los alumnos nunca se quejaron por su enseñanza. Pero múltiples fuentes consultadas por el Vatican Insider constataron lo contrario.

En una carta enviada al Consejo Superior la semana pasada, el cardenal estableció que la trayectoria de Costadoat “registra afirmaciones poco prudentes” que “desdibujan la enseñanza magisterial de la Iglesia en diversos puntos centrales de la misma”. Y, además, dejó constancia que estos problemas se remontan a muchos años atrás.

Con esas declaraciones, Ezzati dejó en claro que el problema del jesuita siempre fue de tipo doctrinal y que él lo sabía bien. Esa es la razón por la cual, en 2012, el gran canciller le otorgó el permiso para enseñar en vía experimental y como “un acto de confianza”. Esto lo confirmó el rector Ignacio Sánchez, en una carta publicada este fin de semana (Mercurio, 29.03.2015)

Según el funcionario, ya hace tres años el jesuita tenía “falencias en su quehacer teológico y docente” que “requerían atención”. Es más, destacó que –entonces- el gran canciller accedió a darle el permiso “que tenía pendiente (desde) hace algunos años, por situaciones académicas que no se habían resuelto durante un largo período”. Y explicó que dicha autorización canónica se le otorgó de “manera condicional” y “con algunas observaciones”.

Esto contrasta con el descargo de Costadoat quien (en su blog) afirmó que, en sus “veinte años” en la Facultad de Teología, nunca la dirección le manifestó “molestia alguna”. Pero, buena parte de esas dos décadas, él careció del permiso formal para enseñar. No obstante, siguió dando clases como si nada. En 2012 Ezzati quiso regularizar su situación y le concedió la autorización temporánea, que no renovó tras constatar el persistir de las “falencias”.

Otro dato, poco conocido, cuestiona la versión del jesuita y sus defensores. Desde su ingreso a la universidad él ha permanecido con el grado de profesor asistente, el más bajo de tres niveles en el escalafón del cuerpo docente. Nunca pudo ascender a la categoría de profesor asociado, aunque lo intentó en dos ocasiones cuando todavía era gran canciller y arzobispo de Santiago el cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa.

“Yo he sido alumno del profesor ‘Coco’ y él ha sido poco riguroso e inconsistente”, aseguró un estudiante de Costadoat (La Segunda, 25.03.2015) que, pese a su opinión crítica, en realidad se mostró contrario a la determinación de Ezzati. Como él, en los últimos años más de una docena de alumnos distintos se quejaron del profesor por motivos similares y otros como el incumplimiento de los programas de las materias.

Esas evaluaciones negativas habían pasado desapercibidas, al menos hasta ahora. Quizás por eso el propio interesado sostuvo que los alumnos nunca se quejaron de él y quienes lo apoyan aseguran que –por el contrario- la universidad le ha expresado su aprecio con premios y gratificaciones.

Mientras tanto, un asunto correspondiente a un solo catedrático se ha querido plantear como un problema de “libertad de cátedra” en toda la universidad. Pese a la inicial oposición a Ezzati, en las últimas horas el cardenal recibió varias muestras de apoyo. El decano de Teología, Fredy Parra, reconoció que su actuación estuvo apegada a los estatutos y fue respetuosa de todas las opiniones. Además, 42 personas suscribieron una carta pública de solidaridad con él.

Sobre el tema de la libertad, el rector apuntó: “Es importante enfatizar que en la Universidad Católica existe libertad de cátedra para sus profesores e investigadores, y que esta situación particular no la pone en duda. En nuestra universidad se garantiza a sus miembros la libertad académica, los derechos de la persona y de la comunidad dentro de la verdad y del bien común”.

Fuente: Vatican Insider en Español
http://vaticaninsider.lastampa.it/es
Roma, 10 de Abril, 2015

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