En las primeras horas del desastre, el equipo diocesano de Copiapó, encabezado por Mons. Celestino Aós, recorrió Chañaral, Diego de Almagro y el Salado.
El Director del departamento de Acción Social de Copiapó, Jorge Alfaro comparte lo vivido: “Fue impresionante jamás pensé que podría encontrar algo así. En verdad el desastre es de una magnitud incalculable. Subimos con la intención de constatar en terreno las necesidades y nos encontramos con la conmoción de las comunidades que se vieron sorprendidas y sobrepasadas. Esperaban que el agua entrara por el frente, pero lo hizo por detrás y arrasó con los pueblos, lo perdieron todo. Es fuerte ver a la gente tan dolida, que te abraza y entre lágrimas te dice
‘me voy a levantar, me voy a levantar, cueste lo que cueste’. Mirar por televisión las imágenes es muy distinto a vivirlo en terreno, palpar la realidad, el dolor, ver como comunidades enteras quedaron sin nada y están viviendo en los cerros. La gente necesita que la ayudemos, no piden ayuda, pero necesitan un empujón, juntos podemos. Hay muchos voluntarios, pero también se necesitan recursos para ayudarlos a levantarse, ir previendo lo que se viene para las próximas semanas. La gente perdió sus casas, sus fuentes laborales y tenemos que ponernos en el lugar del otro. Nos levantamos una vez, nos tenemos que levantar todos juntos de nuevo, es muy importante el grano de arena que todos podamos aportar”, señala.
En tanto, Camilo Cruz , diácono de Chañaral también comparte su experiencia: “Esto es lo más grande después del terremoto del ’22. La comunidad se preparó durante mucho tiempo para el tsunami que iba a venir y que nunca vino y ahora se desata esta catástrofe. Es una debacle, lo más grande que he visto, era impactante ver la presión con que venía. Entre Diego de Almagro y Chañaral está el Salado que es una calle larga donde lo primero que había era el retén de carabineros. Por ahí pasó una casa, alcanzaron a rescatar a la dueña, pero su hermano no corrió la misma suerte y fue encontrado entre las víctimas. Ahora, tenemos que prepararnos para lo que se viene. Éramos pueblos que vivíamos entre otras cosas de comercio y servicios, ahora todas esas fuentes laborales se perdieron. Hay muchos pendientes que han ido quedando a lo largo de la historia y como somos una población pequeña, nos preocupa nuestro destino”, declara.
Mientras en Copiapó se empezaron a restablecer algunos de los servicios básicos, hay otros pueblos de los cuales todavía no se tiene noticia. El equipo diocesano junto a profesionales del servicio nacional de Caritas Chile se preparan para visitar Alto del Carmen y Los Loros. Mientras las labores de coordinación y ayuda continúan.
A nivel nacional Caritas Chile invita a sumarse a su campaña “Solidaridad, Nuestro Norte”, aportando a través de la cuenta corriente del Banco de Chile 117-01.
Fuente: Comunicaciones Pastoral Social Caritas