La fiesta de consagración de la nueva capilla se soñaba desde hace dos años, cuando su gran deterioro –causado en primera instancia por las termitas y en segundo por el terremoto del 2010- obligó a cerrar las puertas de la pequeña construcción de madera levantada por los franciscanos hace más de 50 años en Cerro Navia. Desde entonces los fieles no tenían un espacio ni para celebrar la misa ni para hacer catequesis ni nada, pues no contaban con salas ni patio. Era la capilla cerrada y nada más.
Pasado el terremoto, un laico, el ingeniero Ricardo González, se acercó al Arzobispado ofreciendo ayuda para la reconstrucción. Fue así como se vinculó con esta comunidad y como junto a Cristóbal, su hijo arquitecto, inició la etapa de diseño. Al aporte monetario y profesional de ambos, se sumó la compra del terreno aledaño por parte del Arzobispado, lo que triplicó el espacio inicial. Y entonces comenzó una nueva etapa, la de los nuevos sueños.
“Era algo que todos esperábamos, la gente lo esperaba, se necesitaba, se necesita, porque la población está muy golpeada por la droga, las armas, balazos en las esquinas. La capilla será un espacio seguro, de reunión, podemos hacer talleres, de hecho ya tenemos una idea de un vecino artista para hacer un curso de pintura, acá podrán venir jóvenes, niños a jugar, a prepararse para la primera comunión y confirmación… ¡Abrir luego las puertas, que eso es lo importante!”, señala uno de los coordinadores, Luis Retamal, momentos antes de que llegara el Cardenal Ricardo Ezatti a presidir la ceremonia, el domingo 30 de noviembre.
El patio estaba repleto de fieles, liderados por su párroco P. Cristián Rojas, vecinos y muchos hermanos de las 5 comunidades de la Cristo Evangelizador y Solidario, también de la parroquia vecina e incluso de una de Maipú. Todos para compartir la misma alegría. Estaban de igual modo el vicario zonal, Mons. Galo Fernández; dos de los ex párrocos; otros sacerdotes amigos y los diáconos, además del bienhechor y su familia.
La ceremonia comenzó con la bendición de las 3 salas, el salón, dos oficinas y un velatorio, luego que el ingeniero entregara oficialmente las llaves al Cardenal y este a su vez se las diera al párroco. Posteriormente pasaron todos a la eucaristía en la que se consagró a Jesús la nueva capilla.
En su homilía, el Arzobispo resaltó el importante momento litúrgico que significa Adviento, al invitarnos a volver a Dios, al contemplar el misterio de la encarnación.
También recordó el martirio a manos de los nazis del patrono de la capilla, san Maximiliano Kolbe, a través de cuyo ejemplo se puede “aprender lo que significa vivir en la solidaridad, vivir en la fraternidad, abriendo el corazón a aquellos que más lo necesitan”.
Junto con agradecer a la comunidad y a todos quienes aportaron para lograr esta nueva capilla, expresó: “Que esta comunidad que recuerda a un mártir, sea una comunidad abierta, acogedora, que vaya al encuentro. Y que la experiencia de profundizar que Dios es nuestro padre, que Él es nuestro alfarero, la convierta en una comunidad samaritana que va al encuentro de aquel que más necesita”.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
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