Parroquia Divina Providencia celebró sus bodas de oro al servicio de las personas
La comunidad parroquial de la Divina Providencia estuvo de fiesta. Además de contar con un campanario remozado tras los daños sufridos en el terremoto de 2010, este sábado 29 de abril cumplieron 50 años de evangelización.
La misa fue presidida por el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, y concelebrada por el nuncio, monseñor Ivo Scapolo; el vicario de la Zona Cordillera, padre Fernando Vives, el párroco Juan Debesa, y por varios ex párrocos. A la Eucaristía asistieron la comunidad de las Hermanas de la Divina Providencia, la alcaldesa de la municipalidad, Josefa Errázuriz, concejales, autoridades de la comuna y feligreses.
Hace medio siglo el templo se ubicaba en medio de predios y hoy está en el corazón de una gran ciudad. El padre Juan Debesa hizo una relación histórica de la comunidad destacando su origen en la valiosa labor de las Hermanas de la Divina Providencia en favor de la protección de la niñez y la juventud. El párroco señaló que en 1964 se erigió la Parroquia de la Divina Providencia. En 1989 el templo fue declarado monumento histórico nacional y ha sobrevivido a sucesivos terremotos gracias a la colaboración de diversos actores. Por ejemplo, el campanario, que cayó tras el terremoto de 2010, fue reconstruido gracias a la ayuda de la Municipalidad de Providencia y del Arzobispado de Santiago. Actualmente se restaura el interior del templo y en el futuro se espera continuar con las fachadas sur, poniente y oriente.
“Dios es nuestro Padre”
El Arzobispo de Santiago, que acaba de llegar del congreso internacional de pastoral en las grandes ciudades, desarrollado en Barcelona, España, fue el encargado de la homilía durante el primer domingo de Adviento. “El regalo que el Señor nos hace y que renueva a lo largo de la historia es que Él es nuestro Padre”, dijo a los asistentes. Ese es el mensaje que debemos llevar a las grandes ciudades: Dios es nuestro padre, recalcó.
Refiriéndose a la historia de la comunidad, que debe ser proyectada al futuro, recordó el trabajo de las Hermanas de la Divina Providencia por favorecer a la niñez más desvalida, en colaboración con el poder civil, y lo comparó con el actual desafío propuesto por el Papa Francisco de ir hacia los descartados de la sociedad. “No hay pobre ni niño que pueda ser descartado, porque cada necesitado es imagen de Cristo y está llamado a tener el don de nuestro amor y solidaridad”, sostuvo el cardenal. “Esta parroquia está llamada a preguntarse quienes están en la periferia”, complementó “No podemos ser una Iglesia que se contente con llenar el templo”, dijo. Hay que salir y anunciar la buena noticia no solo con palabras, sino también con hechos para ser la Iglesia samaritana que se conmueve frente a las necesidades de los demás. Concluyó que no debemos olvidar, para construir una sociedad fraterna, que “Dios es nuestro padre, nosotros somos la arcilla y él nuestro alfarero”.
Actualidad pastoral
La misa prosiguió con la procesión de las ofrendas, ocasión en que varias pastorales entregaron un símbolo de su trabajo: los scouts un pañolín; las trabajadoras de casa particular, un pan amasado y la pastoral bíblica un Nuevo Testamento, por ejemplo.
Por su parte el nuncio apostólico, monseñor Ivo Scapolo, quien se identificó también como feligrés de la parroquia pues la nunciatura es parte del territorio de ella, invitó a los presentes a sentirse parte de una familia: no solo en la parroquia ni en el país, sino parte de la Iglesia Católica presente en todo el mundo y que solidariza con las realidades de sufrimiento donde quiera que ocurran. Posteriormente leyó la bendición que entregó el Papa Francisco al párroco Juan Debesa y a los miembros de la comunidad.
Antes del término de la misa se otorgó un reconocimiento especial a los ex párrocos, entre ellos los padres Mario Garfias, Julio Dutilh y Álvaro González. También se agradeció a dos miembros destacados de la comunidad: Isabel Burgos y Natanael Yañez.
Finalmente Héctor Urrea, coordinador del consejo pastoral, explicó que actualmente la Misión Territorial se realiza preferentemente entre los adultos mayores del sector, para acompañarlos en su soledad, ayudarlos en sus necesidades materiales y llevarles la buena noticia de Jesucristo.
Tras la misa, sacerdotes, feligreses y autoridades tuvieron un momento de compartir fraterno.
Fuente: Comunicaciones Santiago www.iglesiadesantiago.cl