Con el propósito principal de “reconectar con la memoria” y servir de puente entre la ciudad de Belén (Cisjordania) y los betlemitas cristianos chilenos, la primera alcaldesa mujer de la ciudad donde nació Jesús visitó nuestro país y este martes se reunió con monseñor Fernando Ramos, obispo auxiliar de Santiago.
“Los palestinos están diseminados por todo el mundo, pero nuestra patria sigue siendo Palestina y estoy segura que el eco de la patria sigue ahí”, explicó Vera Baboun. “Esto es algo que necesitamos reforzar con mayor razón este año”, agregó sobre 2014, proclamado Año Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
“Vengo a hablar de Belén, la capital de la Natividad, la capital del mensaje de paz, y de todas las amenazas que tiene Belén”, señaló tras su audiencia con monseñor Ramos. “Vine a decir una palabra de verdad sobre la realidad de Belén. Como ha dicho Nuestro Señor: ‘El que tenga oídos que oiga y el que tenga ojos que vea’. Necesitamos un entendimiento sobre lo que realmente pasa en la ciudad de la Natividad. Belén sufre una guerra y un asedio insoportables, y es sumamente irónico que la ciudad de la paz, la ciudad que le entregó la paz a todo el mundo esté rodeada, esté amurallada y sin paz”, sostuvo.
“¿Por cuántos años tendremos que permanecer sordos ante una ironía tal?”, se preguntó. “Para mí, como cristiana, cuando Cristo vino y dio su vida por la nuestra lo hizo porque no estaba sordo, no estaba ciego, hizo todo para salvarnos. Jesús dijo ‘Yo soy la puerta de la salvación’, y sin embargo la puerta de Belén hoy es la puerta de la discriminación. ¿Hasta cuándo permaneceremos callados? Para mí es el mensaje de paz mismo el que está herido, es la paz misma la que está ocupada. Aquellos que tengan ojos para ver y oídos para oír tienen que trabajar duro para liberar la paz del Señor”.
Usted es la primera mujer en ocupar la alcaldía de Belén. ¿Qué rol les atribuye a las mujeres en el proceso de paz con Israel?
Las mujeres observan las cosas y las administran las cosas de manera diferente a los hombres. Desde un espacio sufriente, regocijado, de interacción, las mujeres ven distinto la realidad, y tienen que tener la oportunidad para actuar. Desafortunadamente en la parte del mundo de la que vengo, las mujeres no tienen muchas oportunidades para participar. Algunas dirán que los derechos no se otorgan, sino que se toman, y en muchos sentidos, en línea con el discurso ocupacional en el que vivimos, trabajamos con fuerza por tomar nuestros derechos nacionales, y luego quizás nuestros derechos de género, porque esto afecta cuánto podemos participar en el proceso de paz. Necesitamos hacer mucho todavía. Incluso en Israel la presencia femenina en las negociaciones de paz es casi nula. Siento que las mujeres nacieron para dar vida a los demás, y cuando administran, trabajan para los demás, en lugar de para sí mismas. De manera que, cuando las mujeres están en posiciones de poder, la naturaleza de la gestión se vuelve completamente distinta.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
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