Consagran nueva capilla San Vicente de Paul en la Zona Norte
Consagran nueva capilla San Vicente de Paul en la Zona Norte

El sábado 27 de septiembre, día de la fiesta patronal, la comunidad celebró junto al Cardenal la concreción de un esfuerzo mancomunado.

“¡Hoy tenemos un lugar digno para alabarte. Tenemos una nueva casa para Jesús!” fue la frase con la que terminó sus palabras de agradecimiento Alejandra Órdenes, coordinadora de la comunidad visiblemente emocionada, y quien en estos años junto a Bernardita Correa, otra coordinadora –en palabras del párroco-, “dejaron los pies en la calle” liderando una y mil acciones para que la idea de la nueva capilla fuera materializada.

José Montecinos comenta: “Soy terciaro franciscano y llevo más de 35 años sirviendo en esta comunidad. Hoy me siento muy feliz; estoy enfermo, pero como que me mejoré hoy día, porque con los años que tengo -85 ya- pensé que no iba alcanzar a ver la nueva capilla, pero Dios me dio la oportunidad. Estoy muy feliz”.

La capilla San Vicente de Paul de la población Juanita Aguirre de Conchalí tiene una historia de cuatro décadas, acompañada en el primer tiempo por las hermanas Hijas de la Caridad y los frailes franciscanos y posteriormente por los sacerdotes diocesanos. En un comienzo la infraestructura fueron unas piezas de madera prefabricas, luego un templo de ladrillo que el terremoto del 85 resintió y el del 2010 dañó tanto finalmente se decidió –con gran pena- derrumbar.

De esa dura determinación hace más de dos años, tiempo en el que la comunidad fue acogida en el colegio Parque Asunción, a unas cuadras del terreno de la capilla, donde las celebraciones cotidianas se hacían en un galpón y las grandes, en tanto, como la misa de Navidad, en la calle.
“Costó harto, hubo momentos difíciles en que la gente se desanimaba y pensaba que no se iba a construir nunca”, recordó el párroco, padre Alfonso Fonseca. Pero fue posible, principalmente gracias a la solidaridad entre hermanos de una misma Iglesia, pues la diócesis, por encargo del Arzobispo, convocó a sus 12 parroquias con mayor nivel de ingresos para plantearles esta necesidad de reconstruir templos damnificados por el terremoto. A la necesidad de esta capilla de Conchalí respondieron tres del decanato de Vitacura: Nuestra Señora de las Mercedes, Santa María e Inmaculada Concepción. Su colaboración se sumó así al trabajo del departamento de Arquitectura del Arzobispado y a la organización de beneficios por parte de los vecinos.

El arquitecto Agustín Infante fue el que compartiendo con la comunidad sus sueños, aspiraciones y necesidades proyectó en el reducido sitio de esquina un templo que en el primer piso comprende una amplia y bella capilla y, en el subterráneo, las salas.

El sábado 27 de septiembre, día de la fiesta patronal, el Arzobispo Card. Ricardo Ezzatti presidió la consagración a Jesús del nuevo templo. A las 17 horas en punto comenzó el rito, con los tres golpes en la puerta que con su báculo efectuó el pastor. Se abrieron así las puertas del templo y la asamblea ingresó a la nueva capilla, repletando en un minuto todo el lugar.

Acompañaron al arzobispo en la celebración eucarística el vicario de la Zona Norte, P. Rafael Hernández y el párroco P. Alfonso Fonseca, además de vicario moderador de la curia P. Rodrigo Tupper, el ex párroco y los diáconos.

En su homilía, el Cardenal Ezzati, expresó: “El templo quiere ser el techo común de todos aquellos que reconocemos en Dios nuestro padre y en Jesucristo nuestro hermano. El templo quiere ser una imagen de lo que en realidad es el templo de Dios. Una comunidad que tiene a Cristo por cabeza, que está formada por todos los miembros que forman parte de esta comunidad y que es animada por el Espíritu del Señor”.

Junto con agradecer a todos quienes hicieron posible la construcción de esta nueva capilla, indicó que “es bueno que los que pueden tener algo más puedan compartir con los que tienen menos para que la comunión, para que la verdad de ser una sola familiar se manifiesta también en la colaboración, en la cercanía y en la solidaridad fraterna. Qué bueno es sentir que en la materialidad de la construcción del templo como en la realidad del templo vivo y espiritual que somos los bautizados qué bueno es que sintamos que entre todos podemos construir, hacer presente, la Iglesia viva de Dios para que el Señor sea conocido, sea amado y sea fuente de esperanza y de salvación”, precisó.

Rito

Hasta la homilía, la ceremonia no distaba de la forma de una eucaristía común. No obstante, para poder disponer el altar a la consagración del pan y el vino, fue necesario consagrarlo primero a él, un rito que fue seguido con gran atención y recogimiento por los presentes.

Comenzó con la entonación de las letanías invocando la intercesión de los santos. Después, el Cardenal procedió a ubicar bajo el altar una reliquia de San Vicente de Paul tras lo que se rezó una oración para dedicar el nuevo templo a Dios.

Ante la mirada atenta de los asistentes, Mons. Ezzati esparció crisma sagrado –aceite- sobre la cubierta y luego lo esparció con gran prolijidad. Los vicarios y el párroco, momentos después, hicieron un signo con el crisma, en las paredes de los distintos costados.

Le siguió la quema del incienso sobre la cubierta y, una vez ungido, dos representantes de la comunidad revistieron el altar con albos manteles sobre los que se depositaron un crucifijo, flores y un cirio encendido. Con la misma llama, un diácono procedió a encender los ubicados en las paredes del templo, signo de la presencia del Dios vivo. Animada por el Cardenal, la asamblea manifestó su alegría y emoción con un largo y efusivo aplauso.

Posteriormente continuó la eucaristía y varios de los presentes –el padre Tupper, las coordinadoras y el párroco- expresaron desde el ambón sus agradecimientos por este sueño cumplido. Antes de la bendición final, el Arzobispo y el párroco firmaron el Acta de Consagración, momento al que espontáneamente el Cardenal invitó a un acólito, Javier González Barrales, de 10 años de edad, a estampar también su firma.
Alegría y Desafíos

Junto con manifestar su alegría y expresar el largo y esforzado recorrido que ha significado la reconstrucción de la capilla, el P. Alfonso Fonseca señaló que lo que viene ahora es un importante desafío, más en tiempo de Misión Territorial, para lograr ser “una comunidad que convoca y acoge”, para lo que se “requieren más agentes pastorales, cristianos comprometidos”.

La joven Alejandra Sáez dijo: “¡Es preciosa! Se va a ver que la comunidad va a crecer, porque el encanto de la iglesia va a atraer a mucha más gente, jóvenes que quieran participar. Vamos a ver qué vamos a hacer, si emprendemos cosas nuevos o continuamos en lo que estábamos”.

Fuente: Comunicaciones Santiago
www.iglesiadesantiago.cl

Santiago, 29 de Septiembre, 2014
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