Las lecturas de la liturgia se hacían eco de la historia albanesa. Así la primera, del libro del Exodo, repetía ''Os he llevado sobre alas de águila'' y la epístola era la carta de San Pablo a los Romanos en la que el apóstol narra cómo predicó en Iliria, que en su época incluía el territorio actual de Albania.
Sin embargo, en su homilía el Santo Padre se centró en el evangelio de San Lucas en que figura la frase ''Vuestra paz descenderá sobre ella'' donde se narra cómo Jesús, después de llamar a los doce apóstoles, convocó a otros setenta y dos discípulos y los envió a anunciar el Reino de Dios en los pueblos y ciudades .
''Él -ha dicho Francisco- vino a traer al mundo el amor de Dios y quiere que se difunda por medio de la comunión y de la fraternidad. Por eso constituyó enseguida una comunidad de discípulos, una comunidad misionera, y los preparó para la misión, para “ir”. El método misionero es claro y sencillo: los discípulos van a las casas y su anuncio comienza con un saludo lleno de significado: ''Paz a esta casa'' No es sólo un saludo, es también un don: la paz. Queridos hermanos y hermanas de Albania, también yo vengo hoy entre vosotros a esta plaza dedicada a una humilde y gran hija de esta tierra, la beata Madre Teresa de Calcuta, para repetiros ese saludo: paz en vuestras casas, paz en vuestros corazones, paz en vuestra Nación. Paz.
En la misión de los setenta y dos discípulos se refleja ''la experiencia misionera de la comunidad cristiana de todos los tiempos: El Señor resucitado y vivo envía no sólo a los Doce, sino también a toda la Iglesia, envía a todo bautizado a anunciar el Evangelio a todos los pueblos. A través de los siglos, no siempre ha sido bien acogido el anuncio de paz de los mensajeros de Jesús; a veces les han cerrado las puertas. Hasta hace poco, también las puertas de su País estaban cerradas, cerradas con los cerrojos de la prohibición y las exigencias de un sistema que negaba a Dios e impedía la libertad religiosa. Los que tenían miedo a la verdad y a la libertad hacían todo lo posible para desterrar a Dios del corazón del hombre y excluir a Cristo y a la Iglesia de la historia de su País, si bien había sido uno de los primeros en recibir la luz del Evangelio''.
Francisco recordando los ''decenios de atroces sufrimientos y de durísimas persecuciones contra católicos, ortodoxos y musulmanes'' ha afirmado:,''Podemos decir que Albania ha sido una tierra de mártires: muchos obispos, sacerdotes, religiosos, fieles laicos , ministros de culto de otras religiones pagaron con la vida su fidelidad. No faltaron pruebas de gran valor y coherencia en la confesión de la fe. ¡Fueron muchos los cristianos que no se doblegaron ante la amenaza, sino que se mantuvieron sin vacilación en el camino emprendido! Me acerco espiritualmente a aquel muro del cementerio de Escútari, lugar-símbolo del martirio de los católicos, donde fueron fusilados, y con emoción ofrezco las flores de la oración y del recuerdo agradecido e imperecedero. El Señor ha estado a vuestro lado, queridos hermanos y hermanas, para sosteneros; Él os ha guiado y consolado, y os ha llevado sobre alas de águila, como hizo con el antiguo pueblo de Israel. El águila, representada en la bandera de vuestro País, os invita a tener esperanza, a poner siempre vuestra confianza en Dios, que nunca defrauda, sino que está siempre a nuestro lado, especialmente en los momentos difíciles''.
Pero hoy las puertas de Albania se han abierto y ''está madurando un tiempo de nuevo protagonismo misionero para todos los miembros del pueblo de Dios: todo bautizado tiene un lugar y una tarea que desarrollar en la Iglesia y en la sociedad. Que todos se sientan llamados a comprometerse generosamente en el anuncio del Evangelio y en el testimonio de la caridad; a reforzar los vínculos de solidaridad para promover condiciones de vida más justas y fraternas para todos''.
''Hoy -ha exclamado el Pontífice.- he venido para daros gracias por vuestro testimonio y también para animaros a hacer crecer la esperanza dentro de vosotros y a vuestro alrededor. No os olvidéis del águila. El águila no olvida el nido, pero vuela alto. ¡Volad alto! ¡Subid¡He venido para animaros a involucrar a las nuevas generaciones; a nutriros asiduamente de la Palabra de Dios abriendo vuestros corazones a Cristo, al Evangelio, al encuentro con Dios y al encuentro entre vosotros, como ya hacen. A través de este encontrarse dais testimonio a toda Europa.
''Iglesia que vives en esta tierra de Albania -ha concluido- gracias por tu ejemplo de fidelidad. No os olvidéis del nido, de vuestra historia lejana, también de las pruebas, no os olvidéis de las heridas, pero nos venguéis, seguid adelante, trabajando con esperanza por un futuro grande. Muchos hijos e hijas de Albania han sufrido hasta el sacrificio de la vida. Que su testimonio sostenga vuestros pasos de hoy y de mañana en el camino del amor, en el camino de la libertad, en el camino de la justicia y, sobre todo en el camino de la paz''
Fuente: Servicio Informativo Vaticano