En el mes en que recordamos la solidaridad se nos hace presente con mayor intensidad la dimensión social inherente a nuestra vida cristiana. El amor de Cristo por cada uno de nosotros y por toda la humanidad nos lleva a amar lo que Él ama, es decir, a uno mismo y a los hermanos. San Alberto Hurtado es un mensaje vivo hoy en la Iglesia y en nuestra sociedad chilena que nos recuerda la urgencia de ir al encuentro de tantas personas marcadas por las necesidades espirituales y materiales. Amándolos a ellos por amor de Cristo es amar al mismo Cristo.
La acción de la pastoral social en las parroquias
La solidaridad no es sinónimo de aporte exclusivo de bienes materiales, es la entrega constante. Es dar y darse. En nuestras parroquias la solidaridad se vive, de manera anónima y permanente en obras que cambian vidas, que ayudan a atenuar la soledad, las pobrezas espirituales, la falta de cariño y a recuperar la dignidad para cientos de hermanos, que en este momento de sus vidas luchan con cambiar su realidad.
Ya sea colaborando desde los comedores solidarios, iniciativa que permanece en varias parroquias del territorio, la ruta calle que se realiza a diario para compartir una merienda, visitar a los hermanos enfermos e impedidos para dar una palabra de aliento o solucionar un problema cotidiano a un vecino. Son los signos de que este mundo, que a veces nos acostumbra a la entrega de negativos acontecimientos, nos da la esperanza de que la verdadera Buena Noticia llegue a todos.
Desde comienzos de 2013 la pastoral social de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Villarrica se propuso salir al encuentro de los hermanos más necesitados. Compartir el pan y una leche caliente han sido solo el principio de una amistad que cada noche se renueva con la conversación, aliento y oraciones. Lo que sin duda nos invita a pensar quién realmente está recibiendo esa ayuda: Nuestros hermanos que sufren la carencia o nosotros cuando compartimos con ellos la verdadera forma de amar, esa que se experimenta cuando nos damos a los demás.
Este sólo ha sido el punto de partida para renovar la acción social en la parroquia, pensando en los hermanos, también se ha dispuesto el ropero donde puede adquirir las prendas que necesiten para capear este invierno de la mejor manera posible. Asimismo se ha animado en la parroquia una campaña permanente de recolección de alimentos para poder facilitar esta ayuda a los hermanos.
Pero si bien es cierto lo material es importante, las necesidades espirituales son las que dan el real sentido a la solidaridad. La ruta por las calles ha permitido también conocer la realidad de los hermanos que sufren en silencio “puertas adentro”. En sus casas abren sus corazones para compartir algunos momentos de su vida. Ya no se sienten tan solos, lo que antes era una casa vacía por un momento se transforma en una visita esperada y donde el día se puede culminar con más fe y esperanza.
Llenemos de luz este mundo permitiendo que con nuestra acción en cada hermano resplandezca el rostro de Cristo. El Señor está junto a nosotros, tomando nuestra mano. Te invitamos a acercarte a tu comunidad parroquial y consultar de qué manera tú puedes ser ese grano de arena.
¡Seamos instrumentos de cambio! abramos el corazón y los ojos del alma para salir de nosotros mismos, poniendo en práctica el mandato que Jesús nos dejó
«Ámense los unos a los otros como yo los he amado» (Jn 13, 34).
Fuente: Comunicaciones Villarrica