Participativo encuentro del pastor con la parroquia San Antonio María Claret
Participativo encuentro del pastor con la parroquia San Antonio María Claret

Una intensa y cálida visita efectuó este sábado el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, a esa parroquia en la comuna de San Miguel, a cargo de los Misioneros Claretianos, oportunidad en que escuchó detalles de la actividad pastoral, les dio una palabra de orientación, compartió sus inquietudes y presidió la eucaristía.

El párroco, padre Haroldo Zepeda, señaló que “fue una visita muy fraterna, de animación en la fe en este compromiso que tenemos todos de anunciar a Jesús en este sector de San Miguel, y una visita de mucha cercanía”. Al comenzar la misa, el religioso agradeció al arzobispo que “como pastor de la Iglesia en Santiago haya querido estar esta tarde con nosotros. Reciba nuestro cariño, nuestro apoyo y nuestra adhesión”

Esta parroquia de al Zona Sur fue fundada el 24 de octubre de 1966 y está atendida por cuatro misioneros claretianos. Tiene dos capillas y era una de las muy pocas parroquias que al cardenal todavía de le faltaba visitar desde que asumió como Arzobispo de Santiago.

Después de visitar un grupo de catequesis familiar, el cardenal Ezzati se reunió con representantes de las diversas pastorales, comunidades, del equipo coordinador de la Misión Territorial y de los carismas presentes en la parroquia, a quienes les señaló que quien vivifica a la Iglesia es Jesucristo, que él ha querido contar con nosotros para dar frutos abundantes. “Somos el Reino de Dios, el Pueblo de Dios y esto nos invita a ser misioneros”, dijo. Luego de escuchar las experiencias pastorales, el cardenal Ezzati les precisó que no deben olvidar los cuatro elementos esenciales de la misión: anunciar el Reino de Dios; vivir el Reino en comunidad; celebrar el Reino en la liturgia y ser testigos en la caridad, en la solidaridad.

El Arzobispo de Santiago escuchó también a los jóvenes y advirtió a los agentes pastorales que “la comunidad cristiana debe tener muy presente al mundo juvenil”. Al final del encuentro, los miembros representativos de la vida parroquial indicaron al pastor que entre los problemas más sentidos del sector están la soledad en que viven los adultos mayores, la drogadicción y la falta de espacios para el deporte y la recreación.

Saber construir la paz hoy

En el templo, lleno de fieles, el cardenal Ricardo Ezzati comenzó su homilía recordando el llamado que, a petición del Papa Francisco, hizo a toda la arquidiócesis de rezar este domingo por la paz en el mundo, especialmente entre palestinos e israelies, “que están viviendo la tragedia de la guerra, de tantas personas que están perdiendo la vida simplemente por nuestro orgullo humano. Nosotros queremos pedirle al Señor que a todos los hombres y a todas las mujeres, especialmente aquellos que tienen en sus manos los destinos de los pueblos, sepan construir en la paz, sepan construir en la justicia, porque nuestra tierra, nuestra vida humana, está llamada a ser un reflejo de lo que será el Reino definitivo de Dios allí donde todos seremos hijos y donde todos seremos hermanos. Nos unimos a la oración de toda la Iglesia en Santiago y en el mundo, unida al Papa Francisco, que suplica el don de la paz”.

Al referirse al evangelio de este domingo, sobre la multiplicación de los panes, en el que a patir sólo de cinco panes y dos peces el Señor dio de comer a más de cinco mil personas, el arzobispo indicó que “si lo poco que tenenos lo ponemos en las manos de Dios, Él siempre multiplica”. Después, se preguntó: “¿Qué es la Iglesia frente a las necesidades del mundo? ¿Qué es una pequeña comunidad solidaria en la parroquia frente a tantas necesidades del barrio? ¿Qué significa un grupo pequeño de discípulos frente a una ciudad que reclama ser evangelizada? Si ponemos en las manos de Dios lo que somos, nuestro granito de fe, Dios va a venir al encuentro de nuestra pequeñez, y la desproporción entre lo que somos y lo que Dios realiza no sólo alcanzará para todos, sino que dará también en abundancia. Nuestra fe será suficiente para alimentar la fe y la esperanza de tanta gente”.

Terminada la misa, la gente se acercó con demostraciones de afecto a su pastor y el cardenal debió permanecer a la salida del templo por varios minutos, paras saludar personalmente a cada uno de los feligreses que querían estrechar su mano. Posteriormente, compartió aun un tiempo más con la comunidad durante un ágape preparado por diversos voluntarios.

Fuente Dapartamento de Comunicaciones www.iglesiadesantaigo.cl
Santiago, 03 de Agosto, 2014
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