Mons. Cristián Contreras V.: Un Domingo sin fútbol
Domingo 6 de julio de 2014. Ha sido para mí un domingo distinto. Hermoso por la celebración de la Santa Misa en la vital comunidad parroquial del Sagrado Corazón en Talagante; pero también doliente… sin fútbol mundialista y, por lo mismo, sin ligas profesionales locales ni internacionales. Hoy no hemos visto partidos de fútbol por TV. No hemos escuchado relatos por radio. Echo de menos la pasión y el colorido de los relatores de radio que con su capacidad, profesionalismo e imaginación nos sumergen en un espectáculo que no presenciamos visualmente.
Ya están en la recta final Brasil y Alemania; Argentina y Holanda. No me referiré a quién será el campeón. Lo dejaré escrito, en sobre sellado, a Jaime Coiro, director de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Chile.
Confieso
Viajo kilómetros en mi vehículo. Tengo música en CD; pero no es lo mismo que la compañía de la radio. Mucho más doloroso todavía es tener que privarme de ir escuchando en la radio los relatos del fútbol… ¡es un Domingo sin fútbol profesional!
Cuando tengo alguna hora, en medio de los trabajos pastorales, me gusta ver –aunque sean algunos minutos- algún partido de fútbol europeo. Pero en este tiempo estival europeo -sin Mundial de por medio- la falta de esa compañía se hace desconsolante. Las ligas europeas finalizan a fines de mayo e inician a fines de agosto. Ahora en Chile, se ha adoptado el calendario de Europa. En Chile viviremos fríos inviernos sin fútbol, aunque al menos en enero y febrero, con calores insoportables para los jugadores y los hinchas, al menos tendremos fútbol. “Pan y circo” para sociólogos y profetas que poco saben de calle, de barrio, de poblaciones. Pero un Domingo sin fútbol me sumerge en una cierta soledad que deseo compartir como expresión de solidaridad y consuelo, al menos conmigo mismo. Lo confieso y pido perdón si escandalizo.
Valor de los signos
Ustedes saben que soy cruzado de corazón, es decir, hincha de la Católica. En octubre del año 2012, asistí –como en tantas otras ocasiones- a San Carlos de Apoquindo. Esa vez con mi sobrinita de 13 años de edad. Ella juega en la rama femenina de fútbol de la Católica con su camiseta cruzada. Esa tarde, ingresó al campo de juego Audax Italiano con su tradicional camiseta… y la Católica con una de color “ratón”. La niña me preguntó: “¿dónde está la Católica?” Y no lo decía por el poco fútbol exhibido hasta entonces. Ella no tenía edad para ironías. Con esa camiseta la Católica jugó la Copa Chile y la Copa Sudamericana. No era la tradicional camiseta cruzada. En dos disputas con Sâo Paolo de Brasil, ese club jugó con su camiseta tradicional en nuestra cancha. ¿Y nosotros? ¿Se imaginan ustedes a Colo Colo con camiseta color rosada? Yo no. Pondría el grito en el cielo.
Mutatis mutandis (cambiando lo que hay que cambiar), ¿es posible que en este Mundial, ninguna selección haya podido vestir, hasta ahora, su indumentaria tradicional? Por ejemplo: la Selección de Chile cuando pudo vestir la camiseta roja, lo tuvo que hacer con el tradicional pantalón azul, pero nunca con medias blancas. Ni siquiera Brasil ha podido utilizar en propiedad su hermosa camiseta amarilla con ribetes verdes, pantalones azules y medias blancas. Y así podríamos continuar. Ya no existe, que yo sepa, la TV en blanco y negro. Me pregunto: ¿quiénes son los creativos de la FIFA que tienen facultad para desvirtuar el valor de los signos? Alguien desde Uruguay se refirió a los directivos de la FIFA. Creo que fue el Presidente de esa República.
Las canciones nacionales
Soy de la opinión de eliminarlas. Si hasta estos señores de la FIFA fijan en unos minutos el tiempo para expresar el sentimiento de las nacionalidades. Los chilenos han dado ejemplo de seguir cantando la canción nacional después que la grabación oficial ha concluido. Y sin duda ha sido emocionante. Pero lamentablemente en Sudamérica, no hemos alcanzado el grado de civilidad para escuchar con respeto los himnos de los otros países.
Fuera los nacionalismos
El año pasado nuestra Selección jugó un partido en España con ese seleccionado, hasta entonces campeón mundial. Pude fijarme que la camiseta española tenia grabada debajo de la insignia oficial, dos pequeñas banderas: la española y la chilena. Nadie del periodismo chileno se fijó en el pequeño gran detalle. ¿Cuestión de la industria que viste a las Selecciones, es decir, de los sponsors? Parece que no. Más bien tiene que ver con otras convicciones: la del un alto grado de civilización que todavía existe en el fútbol. Hay selecciones como la mencionada España, además de Holanda y Bélgica, que en este Mundial, junto a su insignia, grabaron en sus camisetas las propias banderas de su patria con las de sus contendores. Gracias a ellos. Un ejemplo a imitar.
Esto es el fútbol y así daría para muchas más divagaciones. A ustedes la reflexión, la expresión de disidencia, la crítica y también la adhesión de estas digresiones de su amigo, un obispo futbolero. Es cierto: martes y miércoles son las semifinales del Mundial de Brasil, y el próximo domingo veremos la final del Mundial; pero déjenme expresar: ¡algo le falta a un domingo sin fútbol!
Fuente: Prensa CECh