Fue así como mientras muchos durante este fin de semana largo pudieron disfrutar de viajes o de encuentros familiares que permitieron renovar fuerzas con un merecido descanso; no fueron pocos los que también respondieron a la invitación “al recogimiento y a la reflexión para vivir los tres días más importantes del calendario litúrgico donde se conmemora la muerte, pasión y resurrección de Jesucristo”, que hiciera el pastor diocesano al iniciarse el Triduo Pascual, período que considera al Jueves, Viernes y Sábado Santo como los tres días de preparación con miras a la celebración de la Fiesta de Pascua de Resurrección.
De esta manera fueron las propias comunidades las que hicieron eco de este llamado y acudieron en gran número a las celebraciones de este Fin de Semana Santo que se desarrollaron en las respectivas parroquias de la Diócesis. En el caso de la Catedral fue la Misa de la Cena del Señor que celebra la Institución de la Eucaristía la que durante la tarde del
Jueves Santo, dio inicio al Triduo Pascual evocando la humildad que tuvo Jesús cuando lavó los pies de sus apóstoles en una actitud de servicio en la Última Cena. Tal signo fue representado de igual forma por el pastor diocesano, quien lavó y besó los pies de 12 fieles, entre ellos personas de nacionalidad extranjera que también participaron de este rito.
El
Viernes Santo, luego del retiro que durante la mañana dirigió el obispo en la Catedral, estuvo marcado en la tarde por la Liturgia de la Veneración de la Santa Cruz, y posteriormente por el tradicional Vía Crucis o “El Camino de la Cruz” que reunió a una gran cantidad de fieles que se sumaron al recorrido por la calles céntricas de Chillán durante la representación de las catorce estaciones de la Pasión de Cristo que protagonizaron los jóvenes de las parroquias de El Sagrario y San Vicente.
Pero sin duda el mayor momento de recogimiento en la oscuridad iluminada sólo por la luz de los centenares de cirios al interior de la Catedral, en medio del silencio de la noche que recordó la acción del Señor por los hombres, fue el que se vivió la noche del
Sábado Santo, en el marco de la Vigilia Pascual –la celebración más importante del año- donde se realizó la bendición del Fuego Nuevo de la Pascua; del Cirio Pascual; y se celebró la Resurrección del Señor.
Finalizado el Triduo Pascual, Monseñor Pellegrin destacó el sello de solidaridad que marcó toda la Semana Santa al recordar a las familias damnificadas por el terremoto del norte, y por el incendio en Valparaíso. “La solidaridad ha desbordado, no sólo en nuestra diócesis, sino con todo un país. Es un hermoso signo, un signo de resurrección también, de compromiso y que debemos mantener siempre”, concluyó.
Fuente: Comunicaciones Chillán