Un llamado a solidarizar con los damnificados del incendio en Valparaíso hizo el cardenal Ezzati durante la celebración de Domingo de Ramos
La Catedral Metropolitana se llenó de fieles que con sus ramos recordaban la entrada de Jesús en Jerusalén. La celebración comenzó en la puerta principal del templo donde se bendijeron los ramos y se inició la procesión hasta el altar. Antes de partir, el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, explicó que con sus ramos cada uno proclamaba que Cristo es el rey de su vida y que estaba dispuesto a acompañarlo para que su Reino brille en nuestra ciudad.
En el inicio de la Semana Santa, marcado por el Domingo de Ramos, el cardenal Ezzati hizo un llamado a solidarizar tanto con los damnificados por el terremoto en el norte de nuestro país, como también por el reciente incendio en Valparaíso que hasta el momento ha dejado 12 personas fallecidas y miles de damnificados. “Esta Semana Santa nos encuentra enfrentando muchos dolores –reflexionó-. Hace pocas semanas hemos visto que hermanos del norte han sufrido los efectos del terremoto y ayer se nos conmovió profundamente el corazón al ver el desastre que ha dejado el incendio que afecta a muchas familias y deja varios muertos en Valparaíso. Estos dos acontecimientos nos inviten a vivir la Semana Santa con mayor intensidad –continuó-, haciendo presente en nuestra propia vida y en nuestra solidaridad el misterio de Semana Santa, de Cristo que se da enteramente para que tengamos vida”. A continuación enfatizó lo importante de ofrecer algo de nosotros mismos al que sufre y de dar hasta que duela, como decía san Alberto Hurtado.
El Arzobispo en su homilía sostuvo que Semana Santa era una ocasión privilegiada para encontrarse con Jesús y tomar conciencia de nuestra vocación de discípulos y misioneros en medio de este mundo. Específicamente la celebración de Domingo de Ramos, la entrada de Jesús en Jerusalén aclamado por su pueblo, no se trata solo de una conmemoración histórica, explicó, “el Señor hoy y siempre quiere entrar en nuestra ciudad, en nuestras historias personales y colectivas”. Luego se preguntó cuántas veces Jesús ha querido penetrar en nuestra ciudad y nosotros no hemos querido, pues creemos que se puede construir la historia fuera de Dios. Allí es cuando se genera la división, amargura y guerra, aseguró. “Nosotros que hemos venido a aclamarlo con ramos estamos llamados a ser su presencia en medio de la ciudad”, continuó.
“La misión territorial que hemos emprendido quiere hacer presente en nuestra ciudad la presencia salvadora de Jesús y su mensaje de vida, de reconciliación, de paz, de acogida a todos, especialmente, a los más pobres y necesitados”, añadió el Arzobispo, para luego invitar a los asistentes a salir de sus parroquias con el fin de entrar, como Jesús, en la ciudad para ofrecer la salvación que El nos trae. “Seamos cristianos valientes que tienen conciencia de su vocación y confianza en la infinita potencia de la palabra de Dios”, puntualizó.
Entregar la vida
“El relato de la pasión nos indica la metodología con la que los cristianos estamos llamados a estar presentes en la ciudad para aclamar en la vida de todos los días que Jesús es el Señor”, mencionó. Ella es la entrega de sí mismo con amor, injertando su propia vida en la nuestra, añadió. Ahondando en este tema, indicó que el único poder que tiene Jesús clavado en la cruz es el poder de su amor. El mundo lo salvamos no por nuestra fuerza, sino por nuestra entrega a los demás, aseguró a los fieles.
Finalmente recordó el llamado del Papa a acercarse al sacramento de la reconciliación para pasar de la muerte a la vida, dijo, especialmente durante esta Semana Santa.
Fuente: Comunicaciones Santiago www.iglesiadesantiago.cl